LA ESTAFA DE LA HISTORIA

Source img:https://www.diazvelasco.com/articulos/delito-estafa-analisis-del-requisito-del-engano-bastante/

Nacido en los 90=estafado. Es así. Una verdad que no admite negociaciones. Quién nació en esta época, y también después, es equivalente al comprador de un coche usado al que le tomaron el pelo.

Un comprador, esmerado y bien intencionado, que ve como su mimado vehículo-aquel que cuidaba como oro en paño-, no era más que chatarra miserable y devaluada. Ese es el símil con el que más deberían identificarse los millenials…aunque prefieran hacerlo con el posmodernismo y el trap.

Las nuevas generaciones, recibimos un planeta herido de muerte, con unos recursos camino de fenecer, unos bosques a punto de esconderse y un aire más que eficaz fabricando cánceres. En los mares, un pudín de toxicidades alumbra un mañana desesperante, regado por el mercurio desembocado en el estómago de los peces.

Y el veneno llega a la cabeza.

Una vez esos peces dañados llegan al cerebro, este es destruido con las ideas posmodernas, fértil campo donde crece la imbecilidad, produciendo varias cosechas al año y malogrando vidas enteras. La moral millenial, navega entre el lloriqueo y el narcisismo, con el llano estéril de los tontos útiles que odian ese sistema al que sirven voluntarios. La culpa de esta corrupción moral es consecuencia de una vida cómoda, sobreprotegida, con padres en moral descendente y una institución que, en vez de salvarlos, les empujó al arroyo.

La escuela.

La educación, más que pieza de instrucción y arma para defenderse en la jungla del mundo, es un hervidero de majaderías y una apisonadora del pensamiento crítico. El adoctrinamiento en la imbecilidad, empieza cada vez a edades más tempranas, creando individuos alienados y rabiosos, incapaces para desempeñar un papel activo en la vida y el trabajo, siempre deseosos de rebelión mientras sirven ovinamente al sistema.

Otro de los venenos que acarician la médula espinal, es la tóxica cultura de los derechos infantiles, amiga de debilitar a los niños hasta convertirlos en impotentes crónicos incapaces de actuar. Esta toxina, cada vez se extiende más y más, con los jinetes de Netflix trayendo el apocalipsis progresista en forma de censura masiva.

Así con todo, los millenials y zoomers no son los mayores culpables. Han nacido destruidos, con el vicio inculcado desde la cuna. Las instituciones que los criaron, fueron, son y serán corruptas, privándoles del conocimiento y machacándolos vitalmente para lograr su acoso y derribo. El mundo marcha camino hacia el suicidio, pues la única generación capaz de insuflar vida al cadáver, ha sido derrotada por las sanguijuelas nihilistas y los males del placer, sembrando la semilla para cosechar la infinita depresión.