GENERACIÓN PERDIDA, ¿ES LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA CANCERÍGENA?
La educación es un derecho, cacarean las gallinas. Como tal, es una obligación. Millones de niños encarcelados en diminutas aulas, latas de sardinas donde se estandariza el pensamiento. Allí, aprenden habilidades cero y subdesarrollan su cerebro para estar al servicio del poder.
¿Nadie crítica la educación? En Europa, el único debate que se da es sobre si hay suficiente gasto. Nadie ataca la metodología. Tampoco los estudiantes. Ni la ideologización del profesorado.
Solo importa echar los impuestos del contribuyente al cubo de basura.
Los títulos se han devaluado. Quienes obtienen el graduado, son hoy analfabetos funcionales –e incluso no funcionales-.El bachiller se ha convertido en un regalo, y las universidades en guarderías donde salvamundos llenan su cabeza de ideologías buenistas.
¿Sirve para trabajar? No.Los datos demuestran que un título no basta para la incorporación al mundo del trabajo. Es preciso experiencia. Aquella que el sistema educativo deniega con su homogeneización. Su trituradora burocracia. Su represión del talento. Un rodillo brutal que aplasta la brillantez.
La educación no proporciona empleo. Encumbra además la mediocridad, y retrasa la obtención de habilidades para el mundo real. Esta situación envía a los jóvenes derechos al subempleo y la precariedad, trabajos basura que les impiden proyectos como emanciparse o formar una familia.
¿Y qué hay del movimiento estudiantil? ¿Hacen algo para reparar estos males?
No.Para lo qué están es para sujetar pancartas. Para la propaganda y la mentira. Servir al sistema de tontos útiles y condenar a los borregos a un futuro de miseria. Ni una sola propuesta fuera de la ideologización. Ni un resultado en pro de los jóvenes. Solamente soflamas pseduorevolucionarias, y una actitud servil siempre dispuesta a cobrar el cheque.
El ascensor social se encuentra averiado. Para escapar del analfabetismo obligado, los acomodados pagan universidades privadas, servicios educativos con mayor prestigio que les dan pasaporte al mercado de trabajo. Los humildes, como siempre, han de tragar con la mediocridad impuesta por un sistema que nos aplasta, condenados al paro y la esclavitud por capricho de políticos buenistas y empresarios corruptos.
Pero tranquilos, siempre tendrán al sindicato de estudiantes masajeándoles sus partes.