Sonrojada

fuente

Cuando la pena se aloja
I
Te sonríe la mirada
y te brillan las pupilas,
se te nota que cavilas
pues te encuentras apenada.
Muchacha, no pasa nada,
fue un piropo solamente;
yo te digo gentilmente
que en los trazos de tu gesto
la ternura tiene un puesto
y florece alegremente.

II
Tu rostro se me desvía
pero tus ojos me ven;
se que sonrío también
en dosis de picardía.
Tu cabello toma vía
en trazo de caracol,
pareces un girasol
con lo bonita que estás;
y es que ahorita lo eres más
con la piel en arrebol.

III
Tu sonrisa un arco traza
y es áurea la proporción.
La risa se hace canción
de canela y calabaza.
Se derrumba la coraza
y te muestras tan nerviosa
que te quedas silenciosa
pensando bien que decir.
Muchacha, verte es vivir,
te aseguro estás hermosa.

IV
Esos dientes, muchachita,
despuntan junto a tu piel;
trazados con un pincel,
piel de miel roja y bonita.
Y es así, mi señorita,
que nace una paradoja:
cuando la pena se aloja
en la raíz de tu ser
más bella te ves, mujer,
cuando te me pones roja.

¡Rawrf!

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