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¿Cómo seria un zombie si fuera estudiante de medicina?

No sabes lo difícil que es ser un zombie, los dolores musculares, también de las articulaciones y la carne que se despedaza y se desprende fuera de mí, me hacen siempre estar gruyendo.

• ¡Aarg!, uuh... aah...

Son las 1:00 am y sólo he dormido dos horas, en este momento estoy rindiendo los exámenes finales del año en mi universidad. He rendido de esta forma en un tiempo aproximado de una semana... estudió, exámenes, hospital, comer, y luego de nuevo estudio, examenes... Todo otra vez. Los que no rinden en los exámenes terminaran siendo comidos por los más listo, Esto es para promover el desarrollo, mientras más cerebros coman más inteligencia tendrán. Es una forma que idearon los humanos para seguir acabando con nuestra especie a pesar del pacto de tolerancia.

Pasan las horas y me empieza el hambre, ésta es tan insoportable que no me deja pensar, así que salgo a cazar. Voy al edificio superior para salir por la ventana del segundo piso, la ventana que da al árbol, abro la ventana y siento como el aire fresco acaricia todo mi cuerpo; en mi cara roza como seda, en mis heridas castiga como látigo, y de esta forma salgo con un salto y caigo en el gran árbol, la rama desciende al sentir mi peso, pero con su gran resiliencia vuelve a su estado original, sin astillarse, ni romperse. Tomo la rama de arriba y con mis músculos levantó mi cuerpo y giro sobre ella, me encantan las piruetas, está siempre va a ser mi parte favorita del día.

Soy un zombie criado por humanos, hace 3000 años, en la quinta guerra mundial Estados Unidos al perder toda la fuerza militar que los mantenía vivos no tuvo más elección que recurrir a la ciencia para destruir a sus enemigos, con los pocos soldados que le quedaban hizo un experimento, creo un virus que convertían los humanos en súper humanos. Los hombres eran fuertes, rápidos, ágiles, e inteligentes, pero al cabo de 10 días su rendimiento empezó a disminuir debido a grandes dolores que soportaban, y nació en ellos su sed de sangre, se volvieron más salvajes, desobedientes, y por sobretodo caníbales, sin sentimientos, empezaron a perder inteligencia y a comerse entre ellos, su cuerpo se pudría y se regeneran constantemente, la única forma para que dejen de moverse era destruyendo su cerebro.

De esta forma la guerra terminó porque todos los países se tuvieron que unir para derrotar a los elementos comunes, ellos los llamaron "los zombis"

Pero fue imposible derrotarlos, y la especie humana fue reduciéndose poco a poco, hasta que llegó un momento en que ellos mismos se detuvieron. Resulta que cada uno de los cerebros que ellos comían, los hacía aumentar su inteligencia, pero no sólo la inteligencia mejoraba, sino también volvieron a sentir los sentimientos y emociones que perdieron al convertirse en zombies.

Y asi ellos dejaron de comer humanos.

Hubo muchos traspiés en la historia, resulta que sí dejaban de comer cerebros en un período prolongado volvían a convertirse en seres brutos y salvajes; otra vez, sin emociones. Así que para mantenerlos a raya usaron a todos los seres humanos que tenían maldad en su corazón, los malandros, asesinos, pedófilos, ETC, y todos los de su calaña, si los agarraban, ellos eran sacrificados y dados a los zombies, también usaban los cerebros de seres humanos ya muertos. Y así fue como en el mundo dejaron de existir las cárceles y cementerios.

Los zombies seguian siendo humanos pero ahora con la torturosa necesidad de comer carne cruda, de cazar, y por sobre todo de comer humanos. Pero sus instintos podían ser suprimidos y tener una vida normal, bueno "normal" entre comillas, porque vivirían siempre en ciclo de destrucción y regeneración de su cuerpo, iban a sentir siempre el dolor de la muerte en la destrucción y la satisfacción en la regeneración.

Con el paso de los tiempos descubrieron que aún se podían reproducir, entre ellos mismos y entre ellos y los humanos, Y de esa generación nací yo. Mi nombre es María; hija de un zombie y un humano, muertos hoy en día ya hace más de 22 años. Fue debido a los "salvajes" estos son zombies que por algún motivo no recuperaron su inteligencia, o que por otra parte viven con el disfrute de matar. Nos atacaron y yo me salvé, pero ellos murieron por protegerme y terminé siendo criada por una familia de humanos a quienes amo y protejo de los ataques de esos salvajes.

Respiró hondo y salgo en busca de mi presa, me encanta merendar gatos o aves porque son muy ágiles al escapar y hacen de la cazeria mucho más divertida.

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Escucho a mí presa, es difícil saber si está cerca o lejos ya que sus pasos son tan livianos que es casi imperceptible el escuchar sus movimientos.

• Bueno, si el oído engaña usemos la nariz.

Afinó mi olfato, huelo el pasto fresco debido al rocío de las regaderas, huelo a varios perros que alborotan el olor a basura, huelo las aguas negras pasar por debajo de mi, huelo las feromonas de los humanos y ¡ajá! En el callejón a la izquierda consigo el olor a gato.

Me lanzó como un tigre directo hacía mi presa, en segundos me encuentro frente a ella y trato de tomarlo entre mis manos pero se me escapa, voy de vuelta hacia mi segundo encuentro, voy corriendo por las paredes para tomar impulso y caer por encima de ella, donde le rompo los huesos, se escucha un aullido agonizante que calla rápidamente cuando yo separó la cabeza del gato de su cuerpo, y lo como de un bocado, luego regresó a casa a seguir estudiando hasta las 5 am donde me empiezo a alistar para ir a la universidad

Llegó a la universidad y veo a mis compañeros, todos estamos igual de zomnolientos, agotados, demacrados...

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• marico me quiero suicidar.
• si te matas dejame tu cerebro.
• Si no saco 14 en éste corte me liquidan...

Todo eso se escucha en los pasillos de la universidad, la mayoría de ellos son una faranduleria qué les gusta el drama, dicen que no van a rendir cuando al final sacan entre 16 o 18/20. Tomó control de mi cerebro y disminuyo la capacidad de mi agudeza auditiva para asi no volverme loco con todas las conversaciones que pasan en los pasillos de está institución y también para respetar la privacidad de la vida personal.

me acerco a mi mejor amigo Angelo a comenzar con nuestro intensivo pre-parcial ¿qué tanto se puede salvar una hora antes de la prueba?

• Hola María, ¿Qué pasó?
• La vida, la vida me pasó.
• Te quedaste dormida anoche, ¿verdad?
• Dormí como 2 horas o 3... de 10 a 1, en realidad no lo recuerdo.
• Estoy decepcionado de ti, mi pupila.
• Callate, tonto.
• Me callaré cuando esté disfrutando tu cuerpo, cuando me lo coma... Pareces tiernita, aunque poca carne tienes, pero esta bien, así como poca carne también tienes poca grasa y como me disgusta la grasa...
• Deja ya, vamos a darle de una vez.
  -¿Tienes las diapositivas?
• Por supuesto.

Y asi empezamos el intensivo, Angelo bombardea la información y yo tomo lo que puedo, estos intensivos me ayudan demasiado, porque si no recuerdo a ciencia cierta una respuesta, por lo menos puedo recordar qué Angelo lo mencionó y elegir la respuesta correcta.

Llego la hora del examen

Nos ponen la hoja papel en nuestro escritorio y creo que la mayoría lo ve como si estuviesen firmando su sentencia de muerte, a mí me encanta la selección simple, agarro mi lapiz empiezo tachar todo aquello que no me furula, y a un lado de la hoja voy poniendo dibujos y esquemas que me ayudan a conseguir las respuestas, posteriormente empiezo a revisar, siempre me da tiempo de revisar más o menos 3 veces cada examen que presento, y siempre me quedo hasta el final. no soporto cuando pasa qué respondes algo y justamente al salir de la puerta del salón después de presentar la prueba ves que esta malo, todo por haber entregado apurado, te das cuenta qué marcaste la respuesta incorrecta y tenias los conocimientos para saber la correcta y quizás sí hubieses revisado más, o hubieses esperado más tiempo, te hubiera llegado la respuesta correcta.

Salimos de la primera prueba y aún nos queda una hora y media para prepararnos para la siguiente. Y se repite la rutina.

Terminamos los examenes de hoy

• ¡uuuuaah! por fin puedo dormir. - Dice Angelo
• yo me voy a ir al hospital.
• ¿ estás loca? Hoy no toca.
• X, quiero ir, quiero trabajar duro para que me den una vía central.
• ya es suficiente con las horas que nos dan de servicio y tú quieres más. Eso sólo lo haces tú.
• Bueno si, ¿ qué te puedo decir? así soy yo.
• Bueno yo me voy con mi amada cama.
• yo también me voy, nos vemos mañana.

tomó el transporte de la universidad para ir al hospital, puedo llegar corriendo incluso hasta más rápido que éste bus pero he decidido no gastar energía.

Para llegar me voy siempre primero al módulo dónde voy al baño, me pongo mi bata, tomó agua y lleno mi pote, y sacó todo lo que necesito para trabajar en el servicio.

Al llegar encuentro a uno de mis doctores favoritos y veo que no hay ningún zombie en la emergencia, va a ser un buen dia.

• ¡Hola Marii! - Me saluda el doctor con mucho amor, me fascina él; me encanta, es de los pocos humanos que tienen un cariño genuino hacia nuestra especie - Hoy va a ser un buen día para ti.

Así es, no hay ningún zombie en emergencia, todas las patas podridas y la gente que llega muerta y las que se van a morir ¡todas son para mí! siento que llegare a casa con el estómago reventar. En esta carrera no hay muchos de nosotros, en realidad en ninguna carrera hay muchos de nosotros, esto es debido al sistema 《 el que no rinde es comido 》 se creó exactamente para eso; disminuir el número de nuestra especie, para que nunca superemos a el de los humanos.

Me gusta la medicina interna, soy única en mi especie, porque la mayoría de nosotros se dirige a cirugía, traumatologia o emergencias, donde pueden comer pies con miasis, o los que quedan en las amputaciones, o beber del liquido purulento de las heridas infectadas, o de los empiemas, o dónde pueden romper huesos, y dónde llegan los malandros tiroteados que uno se puede comer, pero yo no, yo soy un ser de ciencia y no voy a estar en un área simplemente para satisfacer mis deseos carnales, Además tengo cuidados críticos mi disposición para comer cuando alguno perezca.

Pero días como hoy donde no hay ningún zombie cerca si son muy bueno porque me llaman a mí para hacer la limpieza.

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Y asi mismo me llamaron para hacerle curetaje a una oreja con miasis.

Éste paciente masculino de 68 años de edad, con antecedentes de leishmaniasis en oido izquierdo; en tratamiento, cuya úlcera contrajo una infección bacteriana y posteriormente una miasis, con una cuenta de leucocitos muy alta y una hemoglobina baja es llevado a este centro donde se evalúa.

Éste paciente es inventado.

Miró al paciente y no puedo evitar hacerme agua la boca, me colocó mis guantes y me preparo para la cura. Me acerco tal cual una amante hasta la oreja infectada del paciente, respiro, la putrefacción entra por mis fosas nasales e invade todo mi cuerpo que se regocija de placer. Tomó su oreja con mi mano y acerco mi boca a ella y con una lamida tomo la primera prueba de éste deliciosos manjar. las larvas se alborotan y algunas caen al piso, otras se esconde y me irritan, que desperdició. entonces succiono de una, así como los humanos comen a los espaguetis y sacó todas las larvas de un solo sorbo.

• Ya no hay gusanos, Sr.

Tomo la solución salina y terminó de limpiar y dejó esencia de anís por si quedaron larvas para así poder sacarlas, le cubro la oreja con una gasa para evitar que otra mosca infecte la herida de la oreja del señor.

El resto de la tarde pasó normal, tome muestras de sangre para laboratorio, evolucione pacientes, hice electrocardiogramas, ahora con los de Medicina interna, porque lo de la miasis fue con los de cirugía. Todo estaba tranquilo hasta que se escucha un griterío proveniente de la puerta del triaje; primero llegó un policía con una bala a nivel de su rotula derecha, y atrás de él venía un hombre, muy probablemente ya muerto, cargado por otros dos policias que lo tiran al piso y los doctores lo revisan.

• La bala entro por la mandíbula y salió por la región occipital, tiene una entrada de bala a nivel del hipocondrio derecho; sin orificio de salida y cuatro entradas de bala a nivel del quinto espacio intercostal izquierdo.

Los doctores tomaban los datos para firmar el certificado defunción mientras yo esperaba el visto bueno para poder darme el festín.

• Bueno, Maria. Has lo tuyo. - dijo la jefa mientras los doctores y las enfermeras que quedaba salían de la sala, éste espectáculo era demasiado aterrador para ellos.

Me quité mi bata y me puse uno de esos kits azules de quirófano desechables para no manchar mi propio uniforme, me coloco los guantes e inicio mi obra maestra.

Inició por su ojo; sacarlo con la mano es demasiado dificultoso, así que agarró unas pinzas del kit de cirugía menor para extraerlo de la manera más pulcra posible. la esclera le da una consistencia dura al ojo, pero adentro dónde está el humor acuoso y el humor vítreo; líquido salado de consistencia gelatinosa y mi parte favorita del ojo, hacen que todo valga la pena. al terminar de comer el ojo escupo el cristalino, nunca me gustó, es como comer una pieza de plástico.

Después del ojo me como la lengua que se lo arrancó con mis dientes, podría también hacerlo con una pinza o con mis manos, pero me excita el pensamiento de saber que yo fui el último beso de este cuerpo ya muerto. La nariz, la traquea y todo lo que tenga cartilago lo dejó, pero me fascinan los huesos, aunque creo que es mas un fetiche por el sonido de los huesos al romperse, pero si son sabrosos; la corteza del hueso crujiente con sabor a leche por la gran cantidad de calcio y fósforo que contiene, y adentro en la médula suavidad y un sabor dulce por la producción de células hematopoyéticas.

y mi parte favorita siempre de último; el cerebro, lo dejó en una bandeja mientras limpio el desastre de sangre que deje en toda la sala y me lo como lentamente. lo mágico de comer cerebros es que puedes ver la vida de la persona en cada bocado, sentir cada emoción de la memoria; vives cada orgasmo, cada llanto, cada alegría y arrechera de la persona y culminas con un sentimiento de éxtasis de vida.

Y llegó a casa, al final sí tengo que lavar un uniforme porque lo manche de sangre, no necesito comer, porque estoy más que satisfecha. Me acuesto a leer mientras se lava el uniforme, y luego por fin, después de ésta semana de exámenes caígo en manos de Morfeo.

Fin del dia.

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