Libro de dibujos

Tedioso estaba Don Quijote, porque dejaron de prestar atención a su libro sin colores, eran aventuras con genialidad, pero aburrido para chiquillos y de más.
De repente Pepito el grillo de pinocho lo visitó, su cerebro iluminó y grandes ideas inventó. Dibujaría "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", para atraer infantes con gracia, tiene colores por montones y un sinfín de marcadores.

Así inició su día, en el capítulo L “De las discretas altercaciones que don Quijote y el canónigo tuvieron, con otros sucesos”, repitió con esmero:

“Si no, dígame: ¿hay mayor contento que ver, como si dijésemos: aquí ahora se muestra delante de nosotros un gran lago de pez hirviendo a borbollones, y que andan nadando y cruzando por él muchas serpientes, culebras y lagartos, y otros muchos géneros de animales feroces y espantables…”

Empezaremos con el pez hirviendo a borbollones, como si estuviera en un volcán pasando vacaciones, el rojo quedará perfecto, para que parezca que se incendia con esfuerzo.

No se ve hirviendo, tendré que mejorar el acontecimiento, con fuerte voz exclamó:
―Sancho Panza trae fuego, para que de mucho miedo ―Sancho así lo hizo, trajo naranjas de papel para simular el arder.
Conforme quedó el valiente dibujante, al ver borbollones emergiendo del suelo circundante.

Serpientes y culebras con dulce veneno, que hagan enamorar los corazones en desespero, todas son malsanas y sin elegancia, llevan algunas veces algo de nostalgia.
―Sancho panza deja de comer galletas, que dejaras las hojas con manteca y Rocinante pensará que es comida para cenar ―dijo Don Quijote mientras pintaba con crayones.

Y aquí están los lagartos, verdes como lo son los de su especie, parecen ser bonachones, pero han devorado cien señores. Esperan en el lago añorando comer algo, puede ser galleta o pan de ajo.

De quien fue la idea de incluir estas rarezas, "otros muchos géneros de animales feroces y espantables" dicen las letras, no se me ocurre nada más espeluznante que un Waldo dormido esperando morder una manito.

También da miedo un macaco sonriendo, de aquellos que fingen ser buenos, pero siempre quieren comerse tu almuerzo. He visto simios de estos en la calle y ahora en el libro de cervantes.

Quizá una atroz galleta mordida, asustada por su gran herida, busca venganza en el agua oscura, creyendo que así sus migajas retornarán, aquellas que se marcharon en la boca de @marpa.

La escena está casi lista, solo falta unirla con pedacitos de cinta, así podremos guardarla en el libro para que la disfruten los niños.

Cuando Don Quijote más emocionado estaba, recordó que el libro tiene más de 400 páginas, él había dibujado tres renglones así que faltaban montones.
Quiso llorar pero los caballeros no hacen eso, ellos no sufren de dolor, mucho menos de depresión.
Archivo sus dibujos en un libro antiguo y le colocó un corto rotulito, para guardarlos en su maleta y enseñarlos cuando visitara otras tierras.

Así termina esta historia de artistas y crayolas, el grillo de pinocho se marchó, dejando huellas en el sol, cuando Don Quijote las vio, una sonrisa junto a rocinante lanzó.

Créditos texto y fotografía:

Margarita Palomino

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Luz prendida
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Luz apagada