La bruja de la cocina

En el bosque decían, que una bruja vivía, poco la miraban, pero su mano a veces asomaba.
Verde contaban que era, con largas uñas negras, arrugadas por los años, y por las caídas que desde la escoba se ha dado.

Otros afirman que su sombrero han visto posado, entre ramas se camufla, vigilando los hechizados.
Miedo le tiene la gente, porque trae mala suerte, además asusta con su risa, hace llegar lluvia continua.

La escoba deja mal estacionada, un día de estos la multaran las ranas, es un poco descuidada, por eso el gato ya no le habla.

Pobre bruja sin amigos, se siente sola en el bosque frío, sabe que la gente le teme, por eso se esconde entre los troncos fuertes.
Algunas noches llora, esperando que llegue su hora, pero por ser una bruja, eterna será su existencia.

Macaco entre árboles va caminando, encuentra a la bruja gimiendo y llorando.
―Qué te pasa bruja fea, con tanta lágrima el bosque vas a inundar y tendrás que buscar un nuevo hogar.

La bruja toma su escoba, huye porque se puso nerviosa, nadie le habla nunca, menos un mono con extraña figura.

Macaco logra alcanzarla, le dice que solo quiere escucharla. Luego de un largo rato de conversa, el primate descubre que acongoja a la hechicera, se siente sola en el bosque, está cansada porque todos le corren.
Ha pasado siglos sin tener amigos, sin salir de fiesta a beber hechizos. Pobre bruja está amargada, por eso Macaco la lleva a su casa.
―Bruja, déjame manejar la escoba, por favor.

Don zarigüeyo y Waldo la reciben con gusto, escuchan su historia y lloran por horas.
Están tristes por la bruja, ¿qué harán con la mujer verde cuando @marpa despierte?
Porque bien miedosa si es la pobre, seguro gritará y a los vecinos despertará.

Finalmente se les ocurre una idea, es hábil con pociones y otras recetas; entonces también debe ser buena, para que la comida quede placentera.
La bruja de la cocina la nombran, le dan una cuchara y estacionan la escoba, con toda su sabiduría, hará que los platos queden una delicia; con el tiempo será la bruja más querida y deseada en todas las cocinas.

La bruja sonríe por fin, tiene amigos y a la gente hace feliz, los siglos de amargura terminaron, y todo por la ayuda de un Macaco que paseaba por esos lados.

Esta historia es real, por eso muchas brujas en la cocina están, algunas de cara verde, otras anaranjadas, siempre acompañadas de su cuchara.

Dato curioso: si usted contó 6 dedos en la primera foto, y en las demás cinco, es porque es una bruja, ella puede ponerse y quitarse dedos con cualquier brebaje y hechizo.

Créditos texto y fotografía:
Margarita Palomino