Los seres humanos estamos casi siempre ocupados; trabajando, estudiando, cocinando, limpiando, manejando, incluso durmiendo, y haciendo toda clase de cosas que nos mantienen concentrados y que debemos hacer para asegurarnos un ideal estilo de vida, encargándonos de nuestras obligaciones y satisfaciendo nuestras necesidades básicas.

Luego, cuando hemos culminado nuestra jornada y encontramos en nuestra agenda un tiempo libre, este lo dedicamos al ocio, al entretenimiento, al disfrute y la diversión; salimos a bailar, practicamos algún deporte, leemos libros, entre otras actividades que nos distraen, nos desestresan, y que, aunque no sean absolutamente necesarias para vivir, sentimos que hacen de nuestras vidas algo más completo.

...Pero entonces, ¿qué pasa con ese tiempo en el que simplemente no hacemos nada? Puede ser ese tiempo de espera antes de un vuelo, o mientras hierve el agua para el té, cuando nos encontramos en una fila muy larga para pagar, mientras esperamos que se descargue un video, etc.

Son aquellos momentos en los que sencillamente existimos. No estamos recibiendo ningún estímulo de nuestro entorno, no estamos hablando con nadie ni aprendiendo nada en particular, no estamos saboreando un refresco, no estamos viendo una película ni escuchando música, y por ende, no podemos tener las mismas expectativas que tendríamos en estas situaciones.

Es en estos momentos en los que nos aburrimos, o bien, pensamos que estamos aburridos. Estamos esperando algo, teniendo expectativas acerca de aquello que pueda sacar a nuestros sentidos de ese estado de "reposo" y emocionarnos otra vez, y categorizamos esa ausencia de estímulos como algo negativo e indeseable.

El budismo nos explica que siempre que exista un deseo, habrá sufrimiento. Es por esto que para dejar ir este sentimiento de aburrimiento, que en sí mismo es una clase de sufrimiento, debemos eliminar las expectativas que tenemos hacia las situaciones que vivimos.

Así, en lugar de desear algo en expectativas de un momento, deberíamos tener de nosotros mismos la expectativa de no desear nada.

Digamos que es más útil tener expectativas de ti mismo, que tienes control sobre tus acciones y pensamientos, que tener expectativas de aquello que te rodea. He allí la clave del éxito y la cura del aburrimiento: en lugar de pensar en lo que no estás obteniendo, comienza a preguntarte de qué te estás perdiendo.

Si lo piensas bien, podrías incluso sorprenderte por todo lo que puedes descubrir solo con mirar más allá de lo que ves.

Donde sea que nos encontremos, lo cierto es que siempre habrá un centenar de cosas que pasamos por alto, ya sea porque decidimos ignorarlas, o porque de plano no las notamos. Así, cuando te encuentres aburrido, piensa que hay algo que no estás apreciando bien, y búscalo activamente a tu alrededor.

El hecho de que estemos en un lugar callado o poco concurrido, por ejemplo, no significa que no hay un montón de fenómenos tomando lugar en el aquí y el ahora.

Hay aves volando, plantas creciendo, o nubes poblando el cielo, y para que esto suceda hace falta que se complete una serie muy compleja de procesos, hace falta tiempo, hace falta energía, y ahí lo tenemos, a nuestra simple vista.

No solo existas, medita: mantente presente en el presente, pasa por los segundos, y no dejes que los segundos pasen por ti.

"No importa si hay tristeza, enfermedad o si tienes que esperar dos horas en una fila; la mente está en calma y toma las cosas por lo que son." -Kyonin

No habrá aburrimiento una vez que te desligues de las expectativas y comiences a darte cuenta de lo que tienes en tu entorno. Sé testigo de todas las cosas que ocurren, puesto que por más pequeñas que sean, siempre tendrán algo que apreciar en ellas, y siempre tendrán algo que enseñarnos.

A través de este simple, pero importante proceso de meditación e introspección constante, eventualmente te percatarás de que el aburrimiento es cosa del pasado: comienzas a aceptar tu vida tal y como es, y cada instante será disfrutado y aprovechado al máximo, porque ni siquiera cuando estás sin hacer nada, dejas de crecer.

"Lo único que se puede hacer no es cambiar de situación, sino ser más conscientes; porque cuando nos volvemos más conscientes, cada momento se verá como algo nuevo." -Osho