Carmen y Juan se conocieron cuando ella tenía doce años y él dieciocho. Puede decirse que fue amor a primera vista. Ella era una niña de cabello castaño y tez morena. Su cara era redonda siguiendo la herencia familiar. Él era moreno de cabello muy negro. La vida los llevó por caminos diferentes. Juan se fue de Boconó a los veintiún años para la ciudad de Caracas, allí estudiaría ingeniería civil. Mientras que Carmen se quedó en el pueblo terminando sus estudios de secundaria.
La vida de Juan fue placentera. Se graduó de ingeniero y se enamoró de Julia con quien se casaría cuando tenía treinta años. Construyó una bellísima casa en Valencia en donde viviría con Julia y los tres hijos que tuvieron: Juan, Julia Josefina y Anita. Por cincuenta años permaneció en el mismo lugar, trabajando, viendo crecer a sus hijos y recibiendo a sus primeros nietos.
Julia falleció cerca de cumplir con cuarenta años de casados. La famosa enfermedad silenciosa había acabado lentamente con su salud.
En Boconó
Carmen siempre vivió en Boconó. Allí se casó con Aníbal con quien tuvo una hija llamada Milagros. Aníbal tenía el don de la buena mano para el cultivo de la tierra. Todas las verduras de sus tierras eran hermosas. Mientras que Carmen se dedicó al cuidado del hogar y a hacer bordados. La lencería de su casa era de mucha fineza y creatividad.
Carmen enviudó muy joven ya que Aníbal sufrió un accidente automovilístico cuando llevaba la cosecha para un mercado de Caracas. Nunca más se casó. Cuidó con esmero su casa y a su hija; también administró sus tierras que seguiría sembrando un cuñado de ella.
Calle Real
Fuente Pixabay
A los ochenta y dos años Juan desea regresar a su pueblo natal y así se lo manifestó a su hija Julia Josefina, que se quedó viviendo con él en la casona de Valencia. Hicieron juntos el viaje. La llegada al pueblo fue un aire renovador para Juan. Sin titubeo dirigió el carro hacia la calle Real y allí, como en un lugar de ensueños, estaba ella, Carmen, caminando hacia la plaza.
Detuvo el carro y la esperó llegar. Se reconocieron al instante, se amaron desde siempre, se abrazaron en silencio.
Bajo la incredulidad de sus hijos, dos meses después, Juan y Carmen se casaron en la iglesia de Boconó con aquella mirada dieciocho y doce años.
Espero que este cuento les haya gustado. Si desean participar y apoyar este maravilloso Concurso de @fuerza-hispana pueden consultar las bases en el siguiente enlace Concurso de Escritura.
Gracias por leer. Bienvenidos sean sus comentarios.
Saludos infinitos y hasta un próximo post.
Pecioso relato acerca del amor, muy bueno para comanzar este Domingo, me gusta la historia, es conmovedora, tierna, propia del amor, esa energia que transforma y trasmuta todo, Saludos...
el amor perduro a pesar del tiempo y la distancia; hermoso el final de la historia. Felicitaciones