Tu recuerdo será eterno

¿Dónde has ido? ¿Dónde ha quedado tu recuerdo? ese que tanto me esforzaba en conservar.

Siento que hubiese pasado mil años desde que te has marchado, pero solo han sido días. Una vez más he estado repasando cada foto en mi móvil imaginando que llegas de sorpresa y me abrazas por la espalda. Pero sé que eso no sucederá.

Acepté la realidad quizás desde que te fuiste. Pero aún sigue siendo duro. El recuerdo que más intento conservar fue tu último beso, ese que estuvo cargado de amor, dulzura y anhelo. No era difícil imaginar que nos llegaría el día de separarnos, pero no era consciente que el tiempo transcurriera tan rápido.

Me abrazo las rodillas una vez más hasta que por fin caigo dormida. No es que los sueños puedan ser placenteros, siempre sueño que estas a mi lado y poco a poco te desvaneces, que te derrumbas junto a mí como una casa de naipes. Y luego despierto entre lagrimas llamándote con el pensamiento.

Si, siento que me he vuelto melodramática, pero ¿cómo conseguir mantener la cordura? ¿cómo continuar con normalidad cuando no merodeas por la casa? Simplemente es doloroso y temo el dolor me parta en dos ¡Cuán predecible me he vuelto! Salgo de casa, desayuno en la cafetería de la esquina, voy al trabajo y al horario de salida regreso a llorar una vez más en mi pequeña sala de estar. ¡Patética!

Nunca pensé que no iba superarlo, pensé que tendría más tiempo contigo, ¡cuán ingenua he sido! Miro los retratos que tengo colgado en la entrada y no sé si ocultarlos por un tiempo, hasta que la pena se apacigüe, hasta que sea tolerable verte en mis fotografías. Pero siempre desecho la idea, porque no quiero que parezca que nunca has estado, no quiero que parezca que estoy completamente sola. Viéndote en las fotografías converso contigo, como si en verdad estuvieses aquí, luego caigo una vez más y vuelvo a llorar. Es un circulo vicioso que no sé como dejar.

Si tan solo hubiese alguien que me apoyara y entendiera. Si tan solo hubiese alguien que discutiera las cosas como las discutías tú. Pero no, solo soy yo ahora. ¿Cómo te supero? ¿cómo arrebato de mi pecho la pena ahora que te has ido? Siempre me protegiste, siempre me cuidaste, porque contigo todo era perfecto, dabas la vida para mí y yo no hice más que verte morir. Es que no pude hacer nada, los doctores dijeron no había nada que hacer y sin duda si yo hubiese podido te habría dado mi corazón, porque sin ti yo no sería, sin ti no existiría.

¡Qué dolorosa ha sido tu partida! Tu supieras que decirme para que yo siguiera adelante con mi vida, pero tu ausencia solo ha hecho más que enterrarme, me dejaste sola. Sin embargo sé que no fue tu culpa, sé que me cuidarías siempre si de ti dependiera. Y quizás sea esa la manera en que pueda seguir ¿no? por ti, porque me has hecho fuerte, porque me enseñaste a serlo...

Y aunque no pueda lo intentaré, pero nunca te olvidaré.
Papá, eres mi héroe aunque ya no estés.