Las aventuras de Roxana y Matheo: Hogar y comida

Estamos muy felices. Sí, ya nos hemos adaptado a nuestro entorno. Es bastante cómodo y ya nuestros ojitos están totalmente abiertos.

Nuestra extraña nos ha cuidado mucho, siempre nos coloca agua, nos baña y habla en un tono de voz muy bajito y chillón. Sin duda debe tener algún problema mental.

Nos ha buscado un nuevo hogar, no ha querido dejarnos en esa pequeña caja donde estábamos, así que hemos tenido un recorrido.

Estuvimos en ésta pequeña maceta, está llena de plantitas y nuestras patitas no se han adaptado bien. Aún no tenemos la fuerza para desplazarnos en superficies difíciles.

En ese nuevo hogar solo estuvimos medio día. Aunque fue agradable el sol y el aire del ambiente, ¡fue divertidísimo! aunque ocurrieron varios accidentes donde nos volteamos por las matitas del lugar, aún nuestras garritas no son tan fuertes como para terrenos difíciles así que la extraña nos llevó a otro lugar.

Nuestro hábitat en principio de vida debe ser un lugar donde haya tierra suave que podamos comer y nos permita deslizar nuestras patitas, agua para beber y bañarnos, y donde tengamos un poquito luz de sol. Y creo que la extraña lo sabe porque ha creado algo muy cómodo.

Se trata de una caja de madera. Está llena de tierra blanda, con algunas piedritas y en el centro un gran lugar para tomar agua.

Matheo explorando su nuevo hogar.

Nos encanta caminar, y la tierra es muy blandita. El agua está siempre tibia y nos bañamos dentro de ella. Aunque les contaremos un secreto, también hacemos nuestras necesidades dentro del agua. Es una particularidad de nuestra especie, pero eso no nos enferma, aunque nuestra extraña nos cambia el agua todos los días y limpia muy bien nuestra piscina privada.

Roxana durmiendo sobre Matheo en su nueva hogar

La humana, nos hemos enterado que así se llama la extraña criatura, nos ha intentado decorar el lugar con piedras más grandes pero nuestras patitas aún no lo permiten y nos giramos quedando panza arriba. No es muy divertido estar así. En el médio ambiente, muchos de los morrocoyes se ayudan unos a otros cuando esto sucede, ya que es difícil que solitos nos giremos, pero aún estamos muy pequeños así que tenemos que esperar que la humana venga y nos rescate. Ella es muy amorosa, y está siempre para nosotros.

Últimamente ha intentado que comamos algo más que tierrita, así que nos ha traído espinacas, montecitos, pero no nos ha agradado demasiado. Aún no estamos adaptados a comer de hojas tan duras. Sin embargo sabemos que nos harían muy bien porque tienen muchas proteínas, calcio y minerales que nos ayudarán a tener buen desarrollo. Cuando nuestro piquito tome la fuerza necesaria seguro nos comeremos todo.

Pero hace unos días nos dejo algo riquísimo, ya lo había traído antes, cuando nuestros ojos aún no se habían abierto por completo, y no nos agradó, pero ésta vez fue riquísimo. Se tratan de las ricas flores Hibiscos, o como le dicen en margarita, Cayenas. Son divinas, nos las devoramos en un segundo, y su olor es riquísimo. Creo que hemos encontrado un alimento favorito.

Sin duda hemos llegado a un lugar donde sabemos que nos cuidaran mucho. Cada día nos ponen a tomar sol, lo cual nos encanta, nos llena de calor nuestro cuerpecito y nos da mucha fuerza para seguir caminando y creciendo.