Hermoso amanecer desde Lagunazo

Este comienzo de año me ha dado por añorar aquellos días en que subir al Ávila (Parque Nacional Waraira Repano) era de rutina. Aunque nunca fui de las personas amantes del ejercicio, me gusta la naturaleza y de este modo poner en práctica lo aprendido en la Universidad.

Claro, mi travesía era corta… Solía subir por Altamira hasta “Sabas Nieves” y luego bajar hasta las quebradas de Chacaito, por lo que muchos dirán “casi nada” pero para mí era suficiente, un buen almuerzo, risas y el rio liberaban todo estrés que podría tener.

Tantas historias que contar: como cuando me perdí tomando “Atajos”, casi ser detenidos por Guardias, mi hermana desmayada… Sin embargo, existe una experiencia que ha aumentando mis ansias de seguir explorando. Es el recuerdo que permite mantener vivas mis ganas de ir al Pico de Naiguatá, así mis piernas no puedan más.

La historia que les contaré a continuación, trata de una visita guiada a Lagunazo, cuyo lugar es un espacio utilizado por campistas a 2.225 mts de altura y se caracteriza por su extensa vista panorámica hacia las playas de La Guiara y parte del valle de caracas.

ProCiencias en Lagunazo: momentos de frío y risas con amigos

Este recorrido fue de un modo preferencial debido que fue con el grupo de reciclaje de la facultad de ciencias ProCiencias. Procedimos a subir en camionetica desde San Bernardino hasta Galipán y de allí emprendimos la caminata hasta Lagunazo. Paseamos un poco por el camino turístico, compramos provisiones en una pequeña tienda casi al final del recorrido.

Ya estando en el comienzo del camino a eso de las 6:00 pm, nos ordenamos según el nivel de experiencia, donde comenzaba con el guía, luego con la que tenia menos a más experiencia y terminaba con otro guía. De esta manera asegurábamos que todos fuesen con el paso del más lento.

Paseo turístico de Galipán

Paseo Turístico de Galipán

Tras la caminata, el camino se iba haciendo cada vez más oscuro, solo nos acompañaba la luz de la luna. Esto me daba un poco de miedo, pues se me dificultaba ver por donde pisaba, por lo que vivía tropezándome con todo lo que encontraba, tal es así que me tropecé y rajuñé los senos con un tronco el cual no sé de donde había salido (me acuerdo y duele) . Además me preocupaban los barrancos y derrumbes a esa oscuridad.

Descansamos en el tanque y seguimos. Recuerdo que llegamos a un lugar que parecía un barranco. Sin embargo, estábamos tan alto que se podían ver las luces del pueblo y oír la música de las fiestas navideñas… Eso me animo a seguir.

Llegamos al sitio a eso de las 8:00 pm, ahora era buscar donde instalarnos. Encontramos uno cerca de la entrada del terreno de Camping, el cual resulto ser muy cómodo: vegetación abundante, pocas piedras y ramas en el piso y corriente de relativamente baja. Contábamos con 3 carpas, dos de playa pequeñas y una de montaña. Al final dormimos casi todos en la última, pues era grande y fácilmente entramos ocho personas.

Hora de la cena

Una vez instalados comenzó a llover, así que todos a la carpa. Comenzamos a comer y fue divertido, ya que compartimos nuestra comida: había desde pepitonas hasta empanadas, torillas, pirullin, Nutella…

Cenando dentro de la carpa

Al escampar, 5 de nosotros salimos a explorar, subimos unas colinas y apreciamos la vista. Era como estar en otro mundo, el frío abrazador, las luces y el Humboldt. Todo se veía hermoso.

Luces del valle de caracas desde lagunazo

Regresamos y nos acomodamos como tabaquitos para dormir, creo que eran las 12 am cuando eso. Suena el despertador a diez para las 5 am –Chicos hay que ver el amanecer- Todos salimos, subimos las colinas y contemplamos el fenómeno más hermoso, cosa que jamás me cansare de ver: “El amanecer”: sus colores, las nubes de forma majestuosas, el sol imponente y lo mejor estaba rodeada de amigos. Una de las cosas que recomiendo observar es la calidez con que sale el sol de la montaña, va alumbrando la Guaira, por lo cual la ciudad de Caracas sigue a oscuras y luego termina alumbrando todo… ¡Realmente es hermoso!

Amanecer desde lagunazo: parte derecha Caracas e izquierda La guaira

Amanecer desde lagunazo

Miembros del equipo disfrutando del amanecer

Para regresar, todo resulto menos preocupante. Nos acompañaba la luz del sol y el conocimiento del camino nos ayudó. Pero, no volvimos al Pueblo de Galipán que fue de donde partimos, sino tomamos el rumbo hasta el Hotel Humboldt en Ávila Mágica, cuyo paso se toma en una división que está en el tanque y es fácil visualizarlo pues se puede ver el hotel desde allí.

Vista alHotel Humboldt

En la subida hasta el Humboldt pudimos ver como las corrientes de aire movían las nubes, estas nos pasaban de lado y se podría pensar que estábamos caminando sobre nubes, claro hasta que la fatiga te recordaba que aun faltaba camino por recorrer.

¡Listo! Pude decir cuando llegué a la cima, ya de allí caminamos, tuvimos una pequeña sesión de fotos para finalizar con el teleférico para bajar.

Equipo de ProCiencias en Ávila Mágica

Se los digo, la experiencia deja muchos recuerdos lindos e imágenes inolvidables. ¡Vale la pena!

Las fotos fueron tomadas por un miembro del equipo: Alexander Liendo.
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