El Pintor de Espíritus (Microrrelato)

El Pintor de Espíritus

Era una noche de lluvia, llena de relámpagos y sombras que se extendían y reflejaban en las paredes del atelier, Paco lo sabía bien del que se trataba, pero no perdía su concentración, ni mismo el corte de la electricidad le impidiera proseguir con sus trazados; él pintaba bajo la luz de los relámpagos y estaba determinado a terminar aquella que sería la mayor de todas sus obras.

La tormenta no paraba, vientos fuertes fustigaban la ventana del atelier en nombre de los espíritus que reivindicaban por el contenido del cuadro que él pintaba. Ya era altísima noche cuando la tinta terminó, Paco no pensó mucho y con una navaja perforó su brazo y, con tonos escarlatas, empezó a pintar con su propia sangre. ¡Pintó hasta la muerte!

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@manandezo