Te apoyo cuando dices: "... cuando somos capaces de reconocer que también nosotros hemos fallado y rectificamos y nos perdonamos nosotros mismos..."
Los seres humanos no queremos entender que echar palabras hirientes al viento luego son imposibles de recoger. Quedan clavadas en el corazón, y después de perdonar hay que sanar el corazón.
Me gusto tu poema .
Un abrazo.