Endrina - Me lo contó mi madre.
Mi madre me contaba que tenía mucha amigas(o) imaginarios, y Endrina era una de ellos, su preferida. Así como ella me contaba su historia; se los contaré a ustedes amigos(a) de steemit.
Siguiendo la calle principal, única calle de Uquire, se divisaban las montañas. Cruzando a la izquierda se seguía un caminito de tierra que llegaba a una playita pequeña –de arena blanca, aguas verdes cristalinas y carentes de oleaje– de donde se veía cerca “boca de dragó”. Desde la orilla de la playa se podía ver el bosque, con sus variedades de arboles; araguaney, samanes, jobo, mamey, guácimo, cocoteros, entre otros. También, muchas flores de todos los colores: amarillas, rojas, rosadas.
Cuando su mente le traía esos recuerdos; mi madre me decía “Hija, estoy oyendo el canto de las aves ¿tú los oyes? ¡Qué belleza!” y luego me indicaba el rico sabor del jobito con sus gestos y expresiones. Constantemente expresaba que lo más hermoso que había visto en su vida, eran las playas de Uquire.
Así continuaba con su relato.
En este lindo paraje conoció a Endrina, una adolescente de unos 12 años de edad, o al menos eso estimaba ella, nunca llegó a preguntárselo.
La encontró sola, llorando, y muerta de miedo porque se había perdido. El oleaje violento de “boca de dragó” la había arrastrado a la orilla de la playa y separado de su familia. Su torso estaba desnudo, de piel tostada por el sol, y su cabello negro y largo se encontraba ensortijado.
Le sorprendió verla tan flaquita, se parecía a una sardina. Cuando se acercó, la chica se turbó mucho y le dijo “Soy Endrina ¿y tú quien eres?”
“Soy Dorys” contestó mi madre sonriente.
Y desde ese momento sellaron su pacto de amistad. Hacían castillos de arena, cantaban y reían. Siempre procuraba escaparse de sus primos para conversar con su amiga.
Era muy culta, y muy chismosa. Conocía la vida a todo el pueblo de Uquire, sus visitantes, y todos los seres que habitaban los siete mares.
Endrina solía estar en la orilla de la playa, solo en la orilla. Le gustaba oír las narraciones y los cuentos que le contaba. Me traía pescado, cangrejos moros, langostinos, mejillones y conchas marinas. Yo le llevaba frutas –sus frutas preferidas eran el mango y el mamey– y flores para su pelo.
Siempre curiosa, Endrina le preguntaba “Dorys, ¿Qué son las vacaciones? ¿Por qué solo vienes de vacaciones?” Y ella le contaba de su escuela, de su maestra, de su casa, sus hermanos, y de la panadería.
Endrina, sabía del futuro; le decía “Te vas a ir lejos, pero no importa porque yo voy a ir a verte.” Ella se reía de todas las tonterías que decía, pero Endrina, muy seria, le hablaba. “Ta vas a casar, tu esposo vendrá en un barco y tendrás ocho hijos,” pero ella solo sonreía.
“Tendrás tres hijas, y una será igualita a mi”
Ella le hablaba de su hogar, y de sus muchos hermanos. Su padre comandaba las tropas que vigilaban el mar, y lo protegían y de sus enemigos.
A esto mi madre le preguntaba “¿quién es tu enemigo, Endrina?” y ella contestaba que los seres humanos.
Mi madre se quedaba pensativa y me decía “Todavía escucho su voz diciéndome; Dorys, los seres humanos son peligrosos. Son enemigos de ellos mismos, y de cualquier otra especie. Te acordaras de mí cuando veas con tus propios ojos cómo van a destruir tu mundo.” Pero yo solo sonreía, todavía sin entender cómo una niña tan pequeña sabía tanto del mundo.
Años más tarde, sentada en una ranchería en la playa de Punta Arenas, la divisé de lejos entre un cardumen de sardinas. Nos saludamos en la distancia, y sus ojos estaban llorosos, como cuando nos vimos por primera vez.
Its fantastic! (: