Los apegos y desapegos
A todos les cuesta emigrar.
Pero hace 15 años y hoy lo recuerda se nos fue nuestra Dio. Recién egresada de Arte en la ilustre Universidad de Los Andes. Varios periplos: Inglaterra, Italia y finalmente se asentó en Alemania, donde además de trabajar repitió carrera en la mejor del mundo: la Bauhaus.
También se casó con Tony -acá en Venezuela como debe ser-. Y parió a Samuel, un alemán hermoso, por eso de las raíces latinas.
Ese fue nuestro primer desapego. Y lo hablo en plural, porque en esta familia numerosa que tengo, lo que le pasa a uno nos pasa a todos. Desde la más sublime alegría hasta la más cruel tristeza.
Así somos, absolutamente emotivos.
Hoy que Dio va a comer caraotas en pote y lechoza recuerda que nunca había comido papaya allá (como le dicen en otras tierras).
Recuerda que no se ha acostumbrado al invierno y nosotros tampoco nos hemos acostumbrado a su ausencia.
Y que las caraotas nunca sabrán como las de su mami.
Berta Ramirez - Marzo 2018
Yo me fui en 1999 y volví en 2001. Me has inspirado a contr lo aprendido y vivido de las emigraciones tempranas.