20092018
Llevamos prácticamente un mes de obras en mi bloque “adecentamiento de fachada” es decir eliminar esos elementos peligrosos derivados de los más de cuarenta años que tiene el bloque. Antes de la temporada de vientos y lluvias y los posibles riesgos de caídas de trozos de fachada. Hasta aquí, todo bien, a la hora de trabajar, no tanto.
Desde las ocho de la mañana hasta bien entradas las dos o tres de la tarde, el sonido de repasadoras, máquinas de corte, andamios, operarios gritando, sonidos bruscos, radios con copla y alguno cantando no bajito precisamente, en fin una tortura para alguien como yo que trabaja desde casa.
Si a eso le sumamos la rentrée después de las vacaciones y el calor húmedo que con menos grados si, pero aún padecemos, pues hace difícil trabajar, no digo ya intentar una historia un poco más compleja, mis composiciones, evidentemente se resienten. Ayer por ejemplo, a eso de las doce de la mañana, ya no podía más, saqué del frigorífico comida hecha que tenía reservada para el día siguiente, para que se atemperarse, me calcé las chanclas y a quemar calle.
En la calle, la humedad es más soportable, los podcast elegidos de Radio3 también hacen mucho, el trasiego de chavalas aprovechando las últimas calores del verano, también, ahora he cogido la costumbre de ir leyendo libros de interés mientras ando por las partes más rutinarias del camino(decidí ir a la playa, a la de Huelin que es más corta y demora menos el paseo). El Kindle unlimited, no es mal invento, llevo como ocho libros leídos desde el día siete, ninguno es una obra memorable pero la vida necesita de todos sus trozos.
En el parque de Huelin, hago una parada para comprobar algún dato en una exchange, hay un gimnasio bastante conocido al lado, el edificio proyecta su sombra sobre el banco que me encuentro, enfrente la fuente dispara su agua con un efecto ornamental más bien escaso.El olor a cloro me llega en punzantes ráfagas, recordando tiempos pasados.
Veo pasar una pareja musulmana, él se ve que acaba de salir del gimnasio, gesto adusto y músculos esculpidos a fuego, ella lleva una versión bastante radical de vestimenta, un niqab como he podido comprobar por internet,me sigue chocando como el primer día el contraste entre las dos realidades del mundo musulmán, me hace preguntarme como verá él eso en su cabeza, en su pensamiento, seguro que lo tiene, no se trata de presuponer el vacío, pero aún así, no seré yo el que les pregunte.
Llego al fin a la playa, tiene una gran extensión de arena bastante oscura, donde siempre ha estado el rebalaje que contrasta con su otro extremo de arena casi albina y playa mínima casi inexistente, una breve orilla a continuación de rocas escarpadas. En la parte más ancha, lindando con el muelle(es la última playa por este extremo hasta llegar a la malagueta, en medio, las instalaciones marítimas de Málaga), hay una extraña acumulación de señoras mayores con sus pechos al aire, me choca, en una zona de Málaga antaño tan conservadora en sus usos y costumbres(aún recuerdo a principios de siglo tener que irnos corriendo de la playa con unas amigas que hicieron top less ante las protestas de las familias)
En el agua, cerca de las rocas del espigón que separa la zona bañista a la zona comercial, hay un transexual con el que me he cruzado varias veces bañandose, ha sido para mi un contraste, como ver un pato de ducha en el mar, continúo mi paseo. Hay también abundancia de señoras mayores del Este de Europa, lo sé por su habla y sus rasgos eslavos, jalonada la orilla como las almendras entre las pipas, varias de las muchachas con los cuerpos más bellos y serenos que he tenido la ocasión de ver este verano. El agua, espectacular, plana como un espejo, limpia y de una temperatura agradabilísima.
A la vuelta, después de lavar los pies de la arena en una de las duchas habilitadas a tal efecto y después de secarse mis pies por la acción del caminar, el cuerpo, me ha pedido correr, me ha salido solo, he hecho dos tramos largos, con una parte intermedia de andar(he pasado por un mercaillo, no es aconsejable pasar corriendo y menos a última hora que es cuando están recogiendo)
Me he sentido eúforico al correr, todas las malas sensaciones que tienes cuando estás enclaustrado rodeado de extraños que cuelgan sobre tus ventanales se disipan, correr al menos para mi, es pura alegría, mañana repito si el cuerpo me respeta, es decir, si o si.
