En estos días he pasado una situación que no se la deseo a nadie; me gustaría compartirla con todos ustedes.

Mi padre, ya de 75 años, se nos complicó. Todo empezó al descubrir que llevaba más de tres días (supuestamente él) con diarrea, seguido a eso un resultado de examen de heces dio Amibiasis.

Eran las 5 de la tarde, mi papá le avisa a mi hermano mayor, que tiene mucho frío, pasaban los minutos y nada, no se le quitaba el frío, no solo con eso, la lengua se le empezó a poner morada. Inmediatamente mi cuñada le toma la tensión.

Al principio se pensaba que era un infarto ya que se le subió la tensión a 240; lo llevaron al seguro lo más pronto posible, al ratico llegamos otro hermano y Yo; gracias a Dios había médico de guardia, porque la situación ocurrió a las 7 de la noche y normalmente la emergencia se encuentra sola. Lo atendieron y regresamos cada quien a nuestras casas.

Al día siguiente, todo transcurrió normal, sin complicaciones, pero, nuevamente como a las 5 de la tarde, volvieron los síntomas, pero esta vez peor.

A nuestro padre se le volvió a subir la tensión pero esta vez a 300, algo increíble, se hizo pipí y pupú encima, y, para terminar de complicar la situación se vomitó. No conforme con toda esa situación, perdió por completo toda la movilidad de su cuerpo y no reconocía a nadie.

Nuevamente lo llevaron (en esta ocasión yo no pude acompañarlos) al seguro social, los médicos de guardia, en vista de las condiciones en la que se encontraba nuestro padre, no lo pudieron atender y lo remitieron INMEDIATAMENTE al hospital de esta ciudad (Hospital Ruiz y Páez), nuevamente corrimos con suerte ya que habían médicos de guardia, residentes, pero no importa, lo atendieron.

Las enfermeras y médicos que lo recibieron le empezaron hacer su respectiva evaluación, seguidamente de un Electrocardiograma, el cual, gracias a Dios arrojó un falso infarto.

Se le realizaron todos los exámenes indicados, en un laboratorio privado, claro está, desde orina hasta perfiles y un montón más que no se sus nombres.

A las 11 de la noche se fueron a retirar y a excepción de la urea y la creatinina, todo lo demás estaba bien.

En vista de la decadencia y malas condiciones en la que se encuentra el hospital, le sugirieron a los familiares, llevarse al paciente a su hogar, ya que por un lado no se podía hacer más nada y por otro, los exámenes más importantes no arrojaban ningún problema mayor.

Pero nuestro padre seguía sin coordinar muchas partes de su cuerpo, incluyendo su cerebro.

Cada quien regresó a su casa, a mí me tocó esperar que a cualquier de los que se encontraban en el hospital se dignaran a notificarme de cualquier eventualidad.

A las 11:45 pm el corazón casi se me salió del cuerpo cuando sonó el teléfono: “Tía, es para avisarle…

(Como puede ser posible que en tan solo UN SEGUNDO se puedan pensar tantas cosas, malas, muy malas y terribles)…

…que ya mi nono está aquí en la casa, en el hospital no lo iban a seguir atendiendo”.

El alma me regresó al cuerpo, lo único que pregunté fue: “¿¡Pero él está mejor!?, - sí tía, ya está mejor”.

Lo siguiente que debíamos hacer era: Una Tomografía y llevarlo con carácter de URGENCIA a un Cardiólogo.

Al día siguiente, con toda la paciencia del mundo, realicé un recorrido por la ciudad en busca del mejor precio para poder realizarle la Tomografía.

De cinco (05) clínicas privadas que se encuentran en esta Ciudad (Ciudad Bolívar) solo una está realizando dicho estudio, con un costo de QUINIENTOS CINCUENTA Y DOS MIL BOLÍVARES (552.000,ºº Bs).

No nos quedaba de otra que esperar para poder reunir el dinero completo, ya que no contábamos con dicho monto.

Estaba el siguiente problema, el Cardiólogo. Una consulta actualmente se está cobrando en dólares “$”, al cambio, el más económico cobra entre 150 y 200 mil bolívares.

La Tomografía tenía que esperar un poco.

Pero saben algo!, DIOS es GRANDE, MARAVILLOSO y GENEROSO. A medida que transcurría el día, y, entre trámites y trámites, mi papá se iba recuperando poco a poco.

Al momento de llevarlo con el Cardiólogo ya casi todo su cuerpo había recobrado su estado normal, además, ya reconocía y hablaba con mucha más soltura.

El cardiólogo lo examinó; llegó a la conclusión al igual que los médicos de guardia del hospital, que no había sufrido un infarto.

El cuerpo de nuestro padre había colapso debido a más de 15 días de diarreas continuas, ESO LO DESCUBRIMOS EN ESE MOMENTO, CUANDO ÉL LO CONFESÓ; lo que lo llevó a una deshidratación crónica, sumado al hecho de que no toma, o no tomaba hipertensivos desde hacen más de tres años debido a su alto costo; pero la mejor conclusión de todas fue, que a nuestro Padre, gracias a Dios, nuevamente, no era necesario realizársele ninguna tomografía, ya que no le había quedado ninguna secuela del EVENTO por el que acaba de pasar.

A los Padres hay que valorarlos, apreciarlos, quererlos, amarlos, mimarlos, consentirlos lo mejor que se pueda y hasta donde se pueda.

No podemos esperar que llegue una situación extrema, para darnos cuenta de lo que vamos a perder.

No esperemos a tener que recitar el muy conocido refrán: NADIE SABE LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE.

Aprovecha a tus seres queridos al máximo.