😈 El Diablo viste a la moda 😈

¿Quién no ha visto esta increíble película? “El diablo viste a la moda”, o “El diablo viste de Prada”.

La película trata de Andrea "Andy" Sachs, aspirante a periodista recién graduada, ésta obtiene un trabajo de asistente personal junior de la fría e insoportable redactora jefe Miranda Priestly, quien controla el mundo de la moda desde su revista.

Miranda es una mujer que proyecta una imagen de gerente incondescendiente, y con una característica especial, “hacer bien su trabajo” y ella espera que sus asistentes no solo la complazcan con sus múltiples caprichos sino que lleguen a adelantarse a los hechos siendo híper-proactivas para poder calificarlas como eficientes.

En una entrevista realizada a la actriz que dio vida a Andy, Anne Hathaway, explicaba que una de las razones por la que la película había captado su atención, era el hecho de ser de una situación cotidiana, de la vida real, y, a quien no le ha tocado en algún momento de su vida laboral un jefe o jefa sumamente estricto.

Esta personalidad tan particular de Miranda me llevó a recordar mi experiencia, hace 2 años en mi lugar de trabajo, con una jefa (Doctora en Epidemiología) fría, calculadora, con exigencias difíciles de complacer, implacable y sobre todo muy manipuladora.

Expresiones como: “Yo soy la jefa y aquí se hace lo que yo diga”; “Lo que no sirve se bota”; o acciones como no poder apagar mi teléfono a ninguna hora del día, ni la semana; llamarme un viernes a las 10 de la noche solamente para reclamarme, de muy mala manera, que el informe “X” quedó malo, cosa que a la final no fue así, y ésta nunca reconoció que quien se había equivocado había sido ella.

En cierta ocasión me vi obligada a agarrar reposo, y al volver me aplicó la ley del hielo, no me hablaba ni dejaba que nadie me hablara, además, ordenó a todos mis compañeros de oficina que no me dejaran hacer nada, en pocas palabras, una silla o una mesa, hacían más trabajo que yo.

Fueron muchas situaciones incomodas las que viví con ésta "jefa", pero una de las peores fue el hecho de crear un ambiente de inconformidad con todos los demás compañeros de trabajo, obligándome a llamarles a atención, y así éstos con quien quedaran molestos eran conmigo.

Hacer todo y cuanto pudiera para complacerla, para que al final no quedara conforme, llevándome a un final de insatisfacción personal de tanta humillación de su persona hacia mí.

Pero como dicen por ahí: Todo lo que sube tiene que bajar.

Su actitud déspota no era solo conmigo, sus malas acciones y actitudes fueron de boca en boca hasta llegar a los más altos rango, nadie la quería, y por muy “doctora graduada en una buena universidad” que fuera, no le sirvió de nada.

Después de la tormenta viene la calma.

Llegaron nuevos jefes y todo cambió, a ella la mandaron a agarrar “vacaciones obligatorias”, es decir, la mandaron a su casa; y así llegó mi calma y tranquilidad, una nueva jefa, que a pesar de que no tenía su mismo nivel de instrucción, supo cumplir con todos los objetivos solicitados a la perfección.

En lo personal siempre he pensado que lo más lindo de una persona es ser: SENCILLO y HUMILDE.