Me voy muy lejos

Me voy a un lugar muy lejano, lejos de una sociedad que se hace daño así misma, donde el mínimo respeto a la vida del otro no existe; se han convertido en palabras vacías. Que están ahí, pero nadie les hace caso, al parecer la supuesta evolución que hemos tenido, nos hemos vuelto en personas más egoísta, donde no nos importa el otro. El que va al lado de nosotros en el metro, en el autobús. Sabemos que están ahí, pero nos hacemos los locos.  

¿A eso le llamamos evolución?

El pensar en nosotros y nada más, sin importarnos nada, haciendo caso omiso a lo que pasa en nuestra sociedad, ahogada en la marginalidad, en donde el que busca el dinero fácil, es trasmitido en telenovelas, como casi héroes, personajes sanguinarios que debemos seguir y rendirles pleitesía. ¿Eso es lo correcto? ¿Eso es lo que debemos aplaudir?, no estoy seguro de que sea así, rindámosle tributo aquellas personas que se levantan a las 4 am, en busca de llevar el pan a su mesa, el que trabajaba más de 8 horas para sobrevivir en este mundo, donde si no tienes dinero, prácticamente estas jodido.

Por algunas de esas razones antes expuestas, me gustaría irme muy lejos, un lugar donde las montañas sean mis cuadros, donde el sonido de los animales sean mi música y donde no haga falta andar en carro. Sino disfrutar del paisaje y verlo de otra forma, que no percibimos cuando vivimos en la ciudad caótica. Donde por lo menos en mi ciudad, hay pocas vías exclusivas para andar en bicicleta, porque las calles están apoderadas por los carros y las motos que transitan a alta velocidad y que no respetan el semáforo. El venezolano común va a ir 3 cuadras y saca el carro, cuando son perfectamente caminables, pero obvio, sigue habiendo una gran incentivación para hacerlo, es que la gasolina es demasiado barata, por no decir, regalada.  

No voy a negarles que sí, me encantaría irme muy lejos. Donde mi lugar de trabajo este rodeado de libros que nutran mi conocimiento y donde la taza de café sea mi mayor acompañante; en esos momentos de escritura. Que la ventana, sea grande para poder ver el horizonte y donde cada rama de los arboles acompañado del sonido de los pájaros, sean mi mayor inspiración. Siempre lo he deseado, pero no he tenido la oportunidad todavía de hacerlo, espero que no pase mucho tiempo para lograr uno de mis grandes deseos.  

Irse lejos, no solo, es alejarse de todo. Porque otra gran inspiración para mí, es conocer a Venezuela entera, cada rinconcito sin importar lo lejano que sea, es una gran oportunidad para inspirarme en cada historia, en cada anécdota contada por los pobladores de aquellos lugares escondidos, que quedaron un poco en el olvido, porque mucha de su gente prefirió venir a la ciudad donde había mayor progreso y ojo, no los culpo por pensar de esa manera. Pero si vas a progresar en otra parte, que no se te olvide donde están tus raíces, llévalas con orgullo a cada lugar que vayas, sin pena. 

Antes de culminar con este artículo, quería decirles que me siento inmensamente orgulloso de ser de Venezuela, independientemente del mal momento que vivimos, tengo la certeza que, en muy poco tiempo, seremos un gran país de nuevo. Irme lejos, no se trata de abandonar mi país, aunque no voy a negar que lo he pensado, pero, no me puedo ir cuando más me necesita. Hablo en esencia de alejarme, un rato de la caótica de ciudad capitalina.    

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Algunas imágenes fueron sacadas de pixabay.com