Capítulo 2
“Sobreviviendo a las tinieblas” es una historia de mi autoría contada dentro de la literatura-fantástica en el subgénero de terror. En esta narrativa se centra al lector en el año 2025, donde sus personajes principales Rafael y Augusto se encuentran en el campamento de Curimagua que protege al grupo sobreviviente de Punto Fijo de un ataque de personas infectadas, y cuyo origen del virus nadie conoce nada.
Los protagonistas prontamente iniciarán la búsqueda de Lorena una ex vecina y amor de Augusto con la esperanza de hallarla viva en el apartamento donde reside, el peligro está en regresar a la ciudad donde se originó todo el caos, pero luego de encontrarla la historia va más allá: todo el campamento necesita escapar de una multitud de infectados que se avecina.
La historia se centra principalmente en el estado Falcón en donde se les da vida a sus protagonistas, en algunas partes se menciona el estado Zulia, y de último se toma a la capital venezolana como parte del desenlace del texto contado para otorgarle un final inesperado al interpretador.
Dentro de cada capítulo se desarrollan los acontecimientos sobre un supuesto “ataque zombi” que acontece en Venezuela, y además se le explica al lector a medida que este va leyendo todo lo que está ocurrieron. Este cuento dentro de lo fantástico, cuenta con cinco capítulos con un subtítulo cada uno, para darle al lector una idea y mayor visibilidad sobre lo que va a leer en los próximos párrafos.
Capítulo 2:
El campamento
-Despiértate Rafael- dijo Augusto
-¿Me vas a acompañar o no hombre? Ya son las 7:00am pronto todos se levantaran- continuó diciendo.
-Si ya voy dame unos segundos- contestó Rafael.
Rafael no pudo dormir en toda la noche pensando en todo lo que estaba ocurriendo, pero ya le había prometido a su amigo que lo ayudaría en la búsqueda de Lorena. Así que tomó las llaves del auto, ese que se había encontrado en el lugar que ahora es su campamento cuando llegaron de forasteros.
-Vámonos, apresúrate que nadie nos vea- le dijo Rafael a su amigo.
Rafael encendió el auto, y yendo rápido, salieron del lugar.
-¿Qué pensará el señor Rómulo?- preguntó Augusto.
-Nada, creerá que estamos cazando o algo así, no te preocupes por él ahora- respondió Rafael.
En camino a la plaza central de Punto fijo, Augusto recordaba quien era antes de todo lo sucedido.
Augusto era el sustento familiar de su mamá y hermanos, él era mayor que Linda y Sebastián. Nunca se casó y tampoco tenía hijos, era feliz cumpliendo el papel del papá que nunca tuvo.
Se graduó de Ciencias Políticas en 2020, quería ser presidente algún día.
Augusto y Rafael se conocían desde pequeños, estudiaron toda primaria y la mitad de secundaria juntos, hasta que Rafael se fue a vivir en Maracaibo, desde entonces perdieron el contacto.
Luego de mucho tiempo estos dos amigos se reencontraron en el campamento que había formado la familia Marín y los otros 20 pueblerinos en Curimagua.
Augusto y la familia se encontraban viajando al pueblo de Coro donde vivían sus abuelos maternos, cuando hicieron una parada imprevista. Augusto fue a orinar entre los árboles, pero una vez regresó, su madre y hermanos se habían infectado, así que tomó el auto nuevamente, y condujo lo más lejos que pudo.
Pero al poco tiempo se quedó sin combustible, así que no tuvo otra escapatoria que subir toda la montaña a pies, de pronto miró hacia un costado y se fijó que había humo proveniente de una fogata, intentó pasar desapercibido, pero le gritaron:
-Quieto allí, detente o te disparamos-
Augusto alzó sus manos como quién es encontrado culpable ante la justicia, voltio su mirada, y dijo:
-Disculpe, yo solo quiero ir a casa de mis abuelos-
-Muchacho en este pueblo ya no queda un vivo, solo nosotros, y aquí en mi grupo no hay nadie que tenga apariencia de abuelo- contestó Oscar.
-Si es verdad lo que dices, te abro la puerta para que entres a nuestra morada, si no tienes problema con ello- continuó Oscar.
-La verdad señor, es que venía en camino con mi mamá y hermanos, hicimos una parada para revisar la batería del carro, me dieron ganas de ir al baño fui hasta los arbustos, pero cuando volví ya estaban contaminados, y si usted me dice que todos los habitantes están contagiados ya no me queda nadie- respondió con un tono de tristeza Augusto.
-Mucho gusto me llamo Oscar y soy uno de los protectores de este refugio- replicó.
-Ven vamos a esperar al jefe para que te conozca, él y un grupo andan de casería, siéntate por allá para que comas algo, supongo que tienes mucha hambre-
-Me llamo Augusto pertenecía a Punto Fijo pero tenía más de siete horas viajando hasta aquí, la mayoría de las calles están colapsadas incluso por los atajos entre los pueblos- dijo.
-¿Qué pasó con los contaminados aquí?, desde que vengo subiendo la montaña no vi uno solo- prosiguió Augusto-
-Hay muchacho, esto también estaba colapso cuando mi grupo y yo llegamos- respondió Oscar
-¿Y cómo hicieron?- aseveró Augusto
Mientras Augusto miraba fijamente, Oscar comenzó a contar su experiencia en el campamento:
-El jefe también es natal de Punto Fijo, tiene un autobús y tomando atajos se encontró con mi familia y conmigo, nos brindó ayuda, pero no solo a mí a otras personas también los montó en el viaje, Ricardo uno de los pasajeros le dio la idea de venir hasta este pueblo, todos pensábamos que por la mínima cantidad de habitantes que vivían aquí, esto no tendría tanta infección como los otros pueblos, al llegar esto estaba contagiado, al parecer otros infectados emigraron hasta este lugar, así que teníamos dos opciones seguir en la búsqueda de un lugar que nunca encontraríamos, o despojar a todos los desperdicios-.
-Decidimos limpiar todo el lugar, no dormimos durante dos semanas, los únicos 10 sobrevivientes de este pueblo se unieron a nosotros, otros han llegado así como tú, y ahora somos más de 50 personas-.
-Tomamos todo este terreno que ves aquí, al parecer antes era un tipo de hacienda, pero estaba destruida cuando llegamos, solo acomodamos el lugar porque es una ventaja que este espacio tenga una cercano-
-Desde entonces los hombres nos turnamos para vigilar, por si viene alguna de esas cosas raras, tenemos pistolas y escopetas, pero intentamos no usarlas porque el ruido los atrae más, normalmente usamos armas blancas. Las mujeres se encargan de limpiar, cocinar y cuidar a los niños-.
-Eres bienvenido Augusto esta es tu nueva familia si así lo quieres- dijo con un tono agradable Oscar.
-Por cierto llegó don Rómulo, lo veo venir, iré a buscarlo para que te conozca- concluyó Oscar.
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que buena historia! las ilustraciones las realizaste también? si es así te felicito por el trabajo gráfico, también soy ilustrador.