En el marco del día del amor y la amistad les quiero hablar un poco sobre ese amor incondicional: Amor Paternal.

El patriarcado ha sido un proceso de evolución que tardo más de 2.500 años en instaurarse. Desde que se consolidaron las primeras sociedades el varón ha tenido la carga de llevar el alimento a casa y la mujer le delegaron la dedicación exclusiva a la crianza de los hijos y el mantenimiento del hogar. Esta forma de sociedad se ha encargado de la transmisión de tradiciones, costumbres, actitudes, hábitos y valores que llevaron a la degradación femenina. Las primeras familias fueron totalmente patriarcales, en las ciencias sociales y estudios sociales es un referente de desigualdad entre hombres y mujeres.

A lo largo de la historia de la humanidad hemos visto al hombre (varón) con mayor fuerza de trabajo, desde salir a la recolección y caza, guerreros que conquistaban etnias, tribus, tierras a través de la fuerza bruta hasta el predominio sobre la esfera pública,  las instituciones y el gobierno. El varón ha ejercido la autoridad total dentro de la familia se ha visto como un ser impenetrable, carente de emociones, sentimientos, e insensibilidad humana. El hombre con su hegemonía machista ha definido al mundo bajo sus propios términos dictando sus propias normas convirtiéndose así en el centro del discurso.

 

Nuestro rol fundamental como mujer en el siglo XXI es desmontar esta hegemonía machista sensibilizando y redefiniendo a la figura paterna. Primeramente quitándonos esa imagen de ver al hombre como Hércules, él es un ser humano más lleno de sentimientos, emociones y amor infinito para dar. Mi padre es un ser complejo como tú y como yo; vivió toda su vida al lado de su madre, amparada y cuidada por él, y el día que ella falleció mi padre fue incapaz de derramar una lagrima por ella. Por varios días perdió el habla, sufrió de tensión alta emotiva. Todo por no saber exteriorizar su dolor, a consecuencia de este machismo instaurado en nuestra cultura.

El rol del padre va más allá de proveer el alimento, techo, salud, educación, salud etc. Sin restarle importancia a este factor fundamental como es la calidad de vida, el hombre cumple un papel igualitario en el desarrollo integral de los hijos, en la formación de la personalidad y en su crecimiento tanto físico como espiritual. Mi padre cumplió con estos requisitos, que afortunada soy. La sociedad actual demanda ya, que ambos padres estén integrados al campo laboral restándoles tiempo para compartir con sus hijos. Por supuesto que fui criada en esta sociedad moderna donde mis padres laboraban todo el día y llegaban justo a la hora de la cena.

El matrimonio es una institución la cual se debe compartir las responsabilidades tanto en lo material como en lo afectivo. Mi padre siempre tuvo tiempo para cenar con nosotras, llevarnos al parque, al campo, a mi lugar favorito: el mar. A pesar de su figura rígida, fuerte y tosca sabía que se encontraba un ser noble dando lo mejor de sí para llenarnos de amor y ternura. El padre también tiene la necesidad de conectarse afectivamente con los hijos, atender desde sus necesidades más básicas cuando son bebés hasta comprender su compleja adolescencia. Ese “vamos hablar…” de mi padre me llegaba al alma.

Diferentes estudios avalan que los padres altamente comprometidos en su paternidad le garantizan a sus hijos un mejor desarrollo cognitivo, una mayor empatía, autocontrol de sus emociones,  mejor sociabilización con  diferentes grupos sin ningún tipo de estereotipos. Este alto compromiso asegura un clima familiar armonioso entre todos sus integrantes, donde el valor fundamental es el amor. Otros estudios demuestran que el coeficiente intelectual está altamente ligado al cuidado paterno, afianzando así cuán importante es el vínculo afectivo entre padre e hijos. 

No existe un patrón a seguir para el padre ideal, solo sé que con esfuerzo, dedicación, compromiso y sobre todo amor se logran grandes cosas como mi padre lo hizo. 

Permíteme dar algunos consejos para fortalecer el rol del padre en la familia:

•   No solo del pan vive el hombre Mt 4:4: No solo es asegurar el futuro a tu hijo, va más allá de eso. Cólmalo de amor incondicional, que sepa que pase lo que pase tú eres su mejor amigo, el que nunca falla, el hombro que siempre estará allí para apoyarlo, dile una y otra vez que lo AMAS.
•  El Padre en el lugar común: Busca cualquier espacio para compartir con tus hijos, el desayuno, la cena, jugar a las muñecas, baseball,  el camino a la escuela, recuerda que no es cantidad si no calidad.
•  La conversación del padre en el hogar: Cuéntales historias  antes de ir a la cama, pregúntale como le fue en el colegio,  qué le gusta hacer, cuál es su deporte favorito, dile tus experiencias, cualquier historia es fascinante para ellos. 
•  El juego: Enséñales andar en bicicleta, a practicar un deporte, a explorar el mundo exterior, despréndelo un poco de las tecnologías que el mundo moderno nos ofrece. 
•  El Padre modelo: Enseña con el ejemplo, si quieres que tus hijos sean respetuosos, cariñosos, amables, se tú el primero en serlo. Si quieres que tu hija se casé con un caballero, se tú el primer caballero en su vida.
•  Papá no es de piedra: Demuestra tus emociones, todos los seres humanos lloramos, reímos, sentimos temor, ira, tristeza, miedo, alegría, amor, ternura está en nuestro ADN.    

 No es una fórmula mágica pero inténtalo. Si mi padre sin muchos estudios, poco dinero, muchas responsabilidades hizo un extraordinario papel como padre ¿Por qué tú no puedes?     

DEDICADO A MI PADRE... 

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