Miradas que matan| @lisfabian.

" Una mirada dice más que mil palabras"... por creencias nos dejamos llevar por algunos refranes, frases que escuchamos una y otra vez, a veces son limitantes otras potenciadoras. Ya al tener cierta edad no creemos en algunas cosas. Muchos se dejan arrastrar por pasiones. Debemos estar pendiente de nuestro trato a las personas que nos rodean, no sabemos sus creencias, debilidades menos sus reacciones ante un suceso que para muchos es sencillo resistir para otros son humillantes. Es delicado enfrentar situaciones donde el ser humano puede llegar a realizar actos muy puros, pero si los retamos son capaces de desatar los más bajos instintos.

Con apenas 15 años fui comprada por un señor debía ir cada mes a esa isla, era hermoso el paseo respirar fuera del yugo de mis padres era encontrar libertad, esa libertad deseada. Esa claridad que me hacía volar y soñar con una nueva vida. Ya listo llegue a mi destino por 24 horas. Todo era oscuro nuevamente mis manos comienzan a sudar un frío recorre mi cuerpo, ese frío de miedo, pero segura que sobreviviré, así como la primera vez. Esas manos fuertes vuelven a apoderarse de mi frágil cuerpo debo para llegar a ese abrazo tan esperado pasar por ese momento donde tu fuerza me hace sentir placer y odio a la vez.

Así me enseñaron debía sufrir, sacrificarme, callar, aguantar imagino que a esto se referían mis padres. Ya amaneció otra vez de regreso a ese hogar donde parece que no me ven, solo escuchar ya quedan 10 meses para cancelar la deuda. Mi mirada hacia mis padres esperando un ¿cómo te sientes? Me lanzan el plato de comida y un con algo debes pagar el plato de comida.

Me siento como un animal encerrado maltratado siento desesperación y mucho dolor. Recordando esos momentos con ese hombre pude escuchar un murmullo donde llegué a escuchar un te amo, pero creo que fue mi imaginación. Otro encuentro y otro más ya nuestro penúltimo encuentro escuché otra negociación sentí miedo ya mi tiempo había terminado, se prendió una luz pude ver tu rostro era hermoso tus ojos como ese mar que una y otra vez pude mirar antes de llegar a su encuentro. Nunca me besaste siguen esos momentos en mi mente los únicos momentos que a pesar de todo fueron los mejores de mi vida.

Recuerdo aquella tarde que lo vi por primera vez, la brisa abrazaba su espalda y pensaba en que desearía ser esa brisa para hacer lo mismo.

Él no me conocía, era invisible a sus ojos, no tenía la fortuna de ser mirada por su mirada, esa mirada tan profunda y azul, tan maravillosa.
Lo veía desde lejos solo Imaginando como sería sentir un beso suyo, sentir esa miel de sus labios, sentir el calor de su piel y el aroma de su cuerpo.
Seguía viéndolo a la distancia, no conseguía sacarlo de mi mente, mi mente atrapada en un solo pensamiento llamado Pablo, así es ese es el pensamiento llamado Pablo, así es ese es su nombre, el nombre más bello que pudiera imaginar.
Cierto día lo vi, como siempre él ni siquiera hizo el intento de verme, soy un fantasma en su vida nunca me vio ni verá jamás.
Pero no me importaba, era feliz viéndolo. Esa tarde iba acompañado de una chica muy bella, rubia, alta y delgada, muy de su tipo muy distinta a mí.
Al lado de esa chica yo era un adefesio, baja, pelo rizado y con un ligero sobrepeso, no podía competir ante esa chica.
El amor inmensurable que sentía por Pablo claramente no correspondido comenzó a tornarse en obsesivo, solo pensaba en que me viera a mí, nada más.

Comencé a espiarlo a todas a horas, en cada lugar, donde él iba estaba yo, aunque obviamente él no lo sabía.
Un día bastante extraño se me dio la oportunidad de hablarle, su reacción al verme fue realmente caótica, desencadenó un nuevo sentimiento en mí, ese amor tan sublime y puro que sentía hacia él se convirtió en odio descontrolado.