LEYENDAS MITOS Y MÁS| EL CURANDERO|

Mi espíritu también desanda por los caminos, hasta llegar al pueblo de La Morita, hasta llegar para constatar si en verdad existe el Curandero. A las puertas de Don Pedro Laya un hombre sangraba por su tobillo izquierdo por la picada de una raya; lenguaje criollo que para mucho entender se trata de los dolores espantosos que produce el roce con la cola de este animal de los ríos. Don Pedro el Curandero, es conocido por el ensalme, que aplica a los heridos, sacándolos de los profundos dolores que proporcionan enloquecimiento a los heridos por tales animales. El Curandero cuenta con unos 78 años y que su humilde vivienda es el lecho de muchas personas que acuden a él cuando son sorprendidos por serpientes y cualquier tipo de animal ponzoñoso.

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Me preguntó Don pedro Laya:
-¿Y qué lo trae por acá?

• Atraído por el recio comentario de sus curaciones misteriosas.
  Y así empieza este hombre a responder a tantas preguntas que le hice.
  Anotaba en mi libreta de apuntes a lo que este hombre contestaba, me dijo:

_Soy curandero de todos estos vecindarios, Maporita, Masparrito, Mijagual y todos esos caseríos que están a orillas de estos ríos que tienen tantas rayas.

Le dije, ¿qué medicamentos aplica el viejo Pedro a sus pacientes?

• Los curanderos no entendemos de muchos remedios de botica o farmacia, la medicina que yo doy son mis oraciones que paralizan el veneno para que se calme el dolor.
  Me pidió que lo acompañara al cuarto para que viera su altar; un crucifijo, la Virgen de Coromoto, el Doctor José Gregorio Hernández y otros santos adornaban aquel humilde santuario.
  Llegué a preguntarme cómo es posible que este hombre, sin saber leer ni escribir tenga poderes para indicar algunos medicamentos expendidos en farmacia. Sus pacientes transmiten el comentario a pueblos cercanos de que su dolor desapareció repentinamente ante su presencia, algunos incrédulos no quieren alejarse de él por temor a que vuelva a ellos el incontrolable dolor del pinchazo de la raya, la mordida de la serpiente y otros venenos que causan la muerte.

Pregunté a Don Pedro:
-¿Cuándo se dio cuenta que usted tenía estos poderes?
Respondió:
_ Yo no tengo poderes, tengo una creencia en Dios y los santos; y hacía señalamientos al cuarto donde está su altar.
Volví a preguntar al anciano, ¿los que usted cura van a los hospitales?
_ No tendrán necesidad de ir, pero yo se los recomiendo.
_ Alguna vez se le ha muerto un paciente?
_ Mordido por una culebra, me dijo, cuando el veneno corre por todo el cuerpo la persona muere, tomando en cuenta que hay serpientes más ponzoñosas que otras.
La culebra que yo rezo, muere.
Antes si moría mucha gente por que no alcanzaban ha llegar a tiempo al curioso o al hospital.
Casi no me ocupo de esto, porque los tiempos han cambiado y fuera, yo estoy muy viejo.

El comentario y los hechos son latentes en este hombre de ciencia oculta, también es muy conocido en aplicar rezos a animales dañinos para que mueran y animales mañosos con otras enfermedades como gusanos y casqueras; su rezo es conocido en liberar a las aves de corral de pestes y otras enfermedades.

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Nos ayudó mucho la Doña Angelina Rondón al recuerdo de las tantas curaciones de su marido, que a la vez hacía señalamiento a promesas que le hacían algunos que acudían al viejo Pedro Laya pero que no cumplían.
Ofrecen castillos de oro cuando están en sus dolores, pero más nunca vuelven, y a Pedro le da lástima cobrar.
-Mire, pa' los dolores de muela es que es bueno el viejo, la que trata, la muda o se le cae, y volvió a insinuar que la gente todo lo quiere gratis.
Con una leve sonrisa el viejo observaba a su mujer, cuando yo le anotaba disimuladamente esta entrevista, de quien cabalga a muchas leguas de distancia por el comentario de sus curaciones. Quisiera que ustedes lo aceptaran como un amigo, lleno de bondad, por ser noble y bueno por el que sufre, y él le calma el dolor.

Seguro estoy que existen otros hombres de ciencias ocultas que prestan una valiosa contribución al pueblo porque vagabundos que clavan alfileres en fotografías para producir dolores en sus víctimas, los considero hechiceros, que perdieron la reconciliación con Dios y no merecen ser tomados en cuenta, ni visitados en sus malévolas y sucias transacciones, y dormirán en un oscuro mundo.

Por confundir la voluntad y la fe en perjuicio de la humanidad complacido y seguro de lograr sencillez y culto a Dios.
De Don Pedro el Curandero, uniré mi fe a mis lectores. Estuve en el sitio para dejarles veracidad de los hechos.

Espero que le haya gustado esta leyenda, con mucho cariño se la comparto.