El Piloto
Si pudiera describirlo en una sola palabra, definitivamente seria "piloto".
Lo conocí en la universidad, ambos de estudiábamos la misma carrera y compartíamos varias clases, sin embargo, teníamos caminos distintos, sueños diferentes.
El no necesitaba nada para encajar, un pez en el agua, extremadamente social, conversador, extrovertido, podía estar de pie sin decir una palabra y notaba su presencia a kilómetros, es llamativo, yo quería ver más, saber que había detrás de la fachada.
Yo, en cambio, necesitaba 5 minutos para terminar de decidirme a levantarme de la cama y existir, que incomodidad tan grande la mía en este universo.
¿Que si éramos diferentes? A simple vista, tenemos muchas cosas en común, fácil podríamos pasar por familiares de sangre, pero en cuanto a personalidades, somos dos polos opuestos.
Cuando él quería hablar, yo prefería mantenerme callada, cuando el resaltaba, yo me desvanecía, cuando el decía que sí, yo decía que no, éramos contrarios, una antítesis perfecta y por alguna maldita razón, el encontró eso interesante.
Estoy bastante segura de que si le dijeran ahora todo lo que paso después de ese beso que me robo, el conduciría lejos, muy muy lejos de mí.
Yo también lo haría, pero en esta historia fui transeunte.
Pero en vez de salvarnos el uno del otro, nos hicimos más cercanos, ¿Puedo ser sincera? No nos queríamos, él no me quería y yo tampoco a él, pero queríamos tenernos y así lo hicimos, caprichosos fuimos.
Empezamos tan rápido, siempre te gusto la velocidad, a mí me gustaba ser tu copiloto, la carretera que tomamos no tenía final, íbamos a toda máquina y sin frenos. Nos enamoramos, o al menos yo sí lo hice.
Nos estrellamos.
Nos acabamos.
Vidrios rotos.
El amor que me tenías salió disparado por la ventana.
No hay nada.
¿Qué somos hoy en día? De nuevo, dos extraños. Caminos separados, destinos diferentes.
Tú, teniendo el mundo a tus pies, listo para ser conquistado y puesto bajo tu mandato. Eres más grande de lo que ya eras, una bestia imparable. Poder, gloria, irreverencia, sin piedad.
Yo, más pérdida que como me encontraste, un desastre en todo aspecto, menos que nada, fui consumida por tu fuego y las cenizas se escondieron bajo la cama, temo sucumbir de nuevo ante algún demonio similar, aunque dudo que exista alguien como tú.
O como lo que yo creía que eras...
¿Quién eres? No nos presentaron nunca, nos asumimos el uno al otro.
Asumo yo que este malestar pasará. El malestar. El amor que te tengo no tiene medidas, ni tiempo.
¿Qué soy yo para ti? "Nada" respondiste.
Nada.
No tuvimos un principio, ¿Fue este nuestro final?