No somos tan diferentes

Antes de comenzar a contarles sobre Princesa retrocederé un poco la historia para contarles cómo esta particular gatita llegó a mí. Como lo he dejado claro en posts anteriores, soy amante de los animales y muy en especial de los de los felinos -*¡Los amo a todos!*- y en mi familia nunca ha faltado el minino integrante de la familia, y, como era de esperarse, al volar del nido (como le decimos coloquialmente a independizarse) no podía dejar de hacerlo sin ya pensar en el gatito que me acompañaría en esta aventura. No tardé mucho en adoptar a Newton, un gatito súper cariñoso, cazador y que siempre estaba a mi lado (literal), estuvo un buen tiempo conmigo pero como la mayoría de los machos se marchó y nunca regresó. Decidí no dedicarme a cuidar mascotas por el momento, pues de alguna manera sentía que mi gato se había marchado por mi culpa, aun sabiendo que los gatos machos hacen esa gracia.

Al poco tiempo de que mi Newton desapareciera, la gata de mi mamá dio a luz 4 gatitos de los cuales 3 fueron adoptados rápidamente pero quedó una gatita blanca que por más que se ofrecía nunca llegaron a adoptarla. Al pasar los días nos fuimos encariñando con esta gatita y luego de tanto pensarlo decidí llevármela a casa, pues nunca esta de más un gato que pueda acabar con ciertos animales indeseados jeje y así llegó princesa a mi hogar.

Al principio no noté nada extraño, parecía una gata común y corriente, sin embargo, tiempo después comencé a notar que Princesa se asustaba con facilidad y no respondía a ningún llamado, pensé que era normal puesto que aun estaba pequeña. Fueron pasando los días y Princesa seguía igual y ya comenzaba a sospechar de que algo no estaba bien con ella, por lo que comencé a realizarle como una especie de pruebas: le hablaba, aplaudía detrás de sus orejas mientras dormía, hacía sonidos para verificar que sus orejas giraran hacía el sonido, entre otras, y me di cuenta de que no respondía a ningún estímulo auditivo.

Aunque no la he podido llevar al veterinario por lo costosas que son sus consultas actualmente, puedo estar segura de que me tocó la gatita más especial del mundo y ella me ha dado un motivo más para pensar que los animales no son tan diferentes a los seres humanos, que existen mil y un motivos para tratarlos de igual y que tanto ellos como los seres humanos necesitamos adaptarnos ante una discapacidad. Generalmente, cuando llego a casa ella esta durmiendo y para despertarla debo tener cuidado porque se asusta muy fácil ya que no se da cuenta si alguien entra o no, para que coma debo buscarla para que sepa que le he puesto comida y la parte más difícil ha sido cuando me toca regañarla pues debo dejar de hacer lo que estoy haciendo para ir hacia donde esta ella y que así deje lo que esta haciendo (sobre todo cuando juega a las 3:00am con los juguetes de mi hijo).

Nuestras mascotas se convierten en parte de nuestra familia desde el primer momento que los tenemos y nos pueden enseñar muchísimas cosas. Princesa en la consentida de la casa y espero tenerla por mucho tiempo.