La dirección orquestal.
Muchos cometen el error de pensar que ser director, es en la orquesta el trabajo más fácil, pero detrás de ese "agitar de varita" hay un impresionante cúmulo de conocimientos, destrezas y concentración absoluta.
Saludos a todos mis Steem-mados amigos, muchas gracias por visitar mi post, aunque en mi ejercicio como músico e instructor tengo la dicha y la suerte de dirigir una de las orquestas de mi localidad, estoy lejos de considerarme un auténtico director y el artículo que traigo a continuación hace ver el por qué.
Nació con el crecimiento de las agrupaciones musicales y la complejidad que fueron adquiriendo las diferentes obras que estas interpretaban, pues en un grupo musical compuesto por un gran número de instrumentistas y / o cantantes se hace difícil o prácticamente imposible mantener el ritmo o tiempo adecuado.
La primera versión formal del director musical fue durante la edad media y el renacimiento con la figura del kapellmeister, que en alemán significa "maestro de capilla", el cual tenía como funciones, captar y formar para mantener en perfecto funcionamiento al coro en las iglesias, además de componer la música que se interpretaba. Necesario era por ende, que fuera un músico talentoso, compositor, instrumentista y cantante. Para poder asumir dicho cargo se debían superar difíciles concursos y mantenerlo exigía un arduo trabajo que implicaba hasta el cuidado de la capilla misma.
Sin embargo, se tienen registros y datos arqueológicos que dan fe de que desde tiempos muy remotos, en pueblos primitivos se realizaban cantos religiosos y festivos que eran guiados por un conductor musical. Dado que no se tiene conocimiento preciso sobre la naturaleza de dicha música, se establece la dirección orquestal a partir del amplio legado del compositor alemán Richard Wagner (1813 - 1883), quien fue el primero en asumir el papel exclusivo de director y de establecer las primeras técnicas para esta actividad.
Posteriormente se empleó una hoja de papel enrollada y tomada al medio para así marcar de forma visual el pulso de la música con los movimientos de la misma, otras veces el primer violinista batía su arco en el aire para dibujar las diferentes entradas y matices en el transcurso de la obra, todo esto no sólo para evitar hacerse daño en los pies, sino que la práctica de marcar el pulso de forma sonora empezó a ser mal vista, criticada y ridiculizada, una famosa frase del escritor de Hamburgo, Johann Mattheson dice: "los directores que se valen de esa forma de dirigir demuestran tener más inteligencia en los pies que en la cabeza", pues muchos violinistas taconeaban para marcar el pulso mientras tocaban, incluso armaban con tacones de metal sus zapatos para tal fin.
Una vez que los directores debieron abandonar por completo el instrumento para poder brindar una mejor dirección, sustituyeron el papel enrollado y el arco del violín por el uso de ambos brazos y manos, de allí surgieron las técnicas clásicas de dirección que hasta hoy son estudiadas y practicadas. Para lograr un mayor alcance visual durante la conducción de grandes orquestas y coros simultáneamente, se empleó hacer una extensión del brazo derecho con lo que hoy en día se conoce como "batuta", esta palabra es etimológicamente familia de "batalla", "batería" y "bate", todas relacionadas con los términos batir y golpear.
Hasta ahora en el presente trabajo, se ha hablado del director desde un aspecto rítmico, es decir, desde la necesidad de marcar el pulso, la cual se generó con el crecimiento de las agrupaciones musicales, puesto que en grandes orquestas para cada músico era imposible, entre tantos sonidos, mantener el tiempo adecuado. Pero si esta fuera la única característica que éste arte exige, ya se hubiera extinguido por los avances de la arquitectura, del estudio de la acústica y de la tecnología, pues hoy en día existen salas de conciertos y equipos de sonido que permiten a cada instrumentista percibir como el director y el público el sonido global de la orquesta. Así que entre tantos otros aspectos que engloba la dirección orquestal se pueden mencionar:
El recrear (desde el significado de volver a hacer): El compositor debe ser capaz de implantar en la orquesta, la intención y la energía exacta que quiso expresar el compositor al momento de componerla, para ello debe estudiar a fondo la realidad histórica, cultural, personal y demás factores que influyeron en el autor durante la creación, además de valerse no sólo de una muy medida gestualidad, sino también de didácticas expresiones habladas durante los ensayos, que le faciliten la comprensión al músico para que así pueda emplear una técnica e intención adecuada.
El trasmitir: Junto con la orquesta, debe ser capaz de transmitir al público las emociones, energías y sensaciones propias de la música, de igual manera recibir dicha energía del público y entregársela de regreso a la orquesta en un constante ciclo. Aunque esto parezca sumamente subjetivo, fantasioso y romántico, es una práctica tomada muy en serio por los más grandes directores del mundo y de la historia, además está fundamentada en hechos científicos.
El balance: Cual ingeniero de sonido, el conductor debe indicar que tan fuerte o débil debe tocar un determinado sector, grupo o músico de la orquesta, para mantener el balance sonoro según la naturaleza y exigencia de la obra, el espacio físico y la agrupación misma.
Se podría decir que el ochenta por ciento o más del trabajo que realiza un director para cada concierto, lo hace durante los ensayos, pues antes de cada presentación hay una incontable cantidad de repeticiones, indicaciones, correcciones, expresiones y demás artilugios de los que se vale para darle vida a todos los aspectos antes mencionados.
Una de las más grandes ventajas de contar con un director musical es la enorme cantidad de tiempo que se ahorra, pues con un conductor experimentado que hace uso de una serie de técnicas establecidas y un grupo de instrumentistas profesionales, puede consolidarse la interpretación de obras musicales de gran complejidad, con pocos ensayos previos al concierto.
Si bien se podría disponer de un robot o máquina capaz de agitar una batuta con el fin de marcar el tiempo, entradas y matices, logrando así dirigir la ejecución de determinada obra musical, esta carecería de la espontaneidad, sensibilidad, energía e inclusive el error humano de un verdadero conductor, por lo que no se apreciaría un verdadera interpretación y por tanto no sería esencialmente música. En mi opinión, lo mismo ocurre cuando se miran niños de cuatro a siete años dirigir una orquesta, se tiende a caer en el error de concederle la misma distinción de maestro al infante que sólo ha sido capaz de aprenderse un patrón de movimientos cual coreografía, claro que esto ya es impresionante y muy difícil de lograr para un niño, pero la realidad es que la recreación de la obra se llevó a cabo durante los ensayos previos, de la mano de un gran experto quien ha dado una serie de indicaciones e instrucciones no solo a la orquesta sino al niño con la batuta, haciendo de este no un director propiamente sino un espectáculo.
Un director de orquesta debe manejar conocimientos que van desde la historia de cada compositor, hasta la forma de ejecución y características propias de cada uno de los instrumentos de la orquesta, sin dejar de mencionar todo lo relacionado con la teoría musical y del sonido. Este arte además exige la tremenda habilidad de leer todo el score (las partituras de todos los instrumentos juntas, una sobre otra, es como leer 10 o más líneas de texto a la vez), mientras con una mano marca el tiempo y las diferentes entradas propias de la obra y con la otra va dibujando los matices e intenciones de cada frase, a medida que va evaluando y comparando constantemente cada sonido producido con el esperado, si algún error ocurre durante el ensayo deberá ser capaz de saber con precisión en qué parte de la orquesta y de la música estuvo la falla y la forma correcta de abordarla para corregirla. Algunos, a fin de liberarse del papel, optan por aprenderse todas las partituras de memoria, lo que demanda una riqueza mental aún mayor.
Lo anterior representa un reto mucho más grande cuando el grupo que se dirige es una orquesta en formación, usualmente visto en el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, ya que allí los niños adquieren la profesionalización mediante el ejercicio orquestal, al contrario de la mayoría de los sistemas orquestales donde primero se debe ser profesional en la ejecución de determinado instrumento para poder optar a ser parte de una orquesta sinfónica. Al trabajar con niños que apenas incursionan en la ejecución de un instrumento, se debe contar con la paciencia, pedagogía y tacto necesario para conseguir los frutos deseados.
Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela. Fuente
Es cierto todo lo que escribes en tu post, pero para nada difícil a quien lo realiza con dedicación y amor, no solo como director te destacas así veas que no es tan fácil,es algo que haces bien si para tu madre es un orgullo tener un hijo músico, imagina para quienes te conocemos, verte ensayar al lado de tu esposa y también hijo es algo que no se podría explicar con palabras es emotivo, algo maravilloso, como desearíamos vivir en un mundo donde todas las familias fuesen así de integradas y formadas en valores tan bellos, me encanto tu post.
Admirable el trabajo de los directores de orquesta, felicidades y que sigas creciendo y dando lo mejor de ti. Conozco a Christian Vasquez director de orquesta personaje muy querido y admirado por los san sebastianeros
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Hola leonardo; no se si logras leer este mensaje, soy músico clarinetista, fui clarinetista principal de la Banda de Conciertos Libertad de la ciudad de Cumaná, que tiene 150 años de fundada, también estoy graduado en el área de la psicología y me dedico al área de crecimiento personal, dictando talleres por toda Venezuela, me llamo José Cabrera, ojalá podamos intercambiar, ideas, escritos y si es posible partituras, te voy a seguir, espero que lo hagas también, dios te Bendiga