Un vistazo al imperio contracultural: del rock a la posmodernidad.
Iniciando mi viaje y experiencia en Steemit y su comunidad, comparto con ustedes una mirada a la obra del Luís Brito García, “El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad, libro que hace un acercamiento a los fenómenos acaecidos a partir de 1950 en el que se valora la impronta del Rock y sus modalidades de el derivadas.
La obra refleja desde el punto de vista social, económico, filosófico y estético u esclarecedor estudio de los fenómenos que tuvieron lugar en la sociedad de consumo, nos regala una mirada sobre la influencia de sectores contestarios en decenios de rock, pop y disco y nos permite reconocer la existencia de una guerra cultural que las instancias de poder han venido librando a fin de perpetuar su hegemonía en la sociedad.
Rock, Pop, Punk, Media, Happening, LSD, Psicodelia, Hip Hop, Liberación Sexual, Antisiquiatría, subcultura, contracultura son los proyectiles conceptuales de una batalla incesante que se libra en el campo de la conciencia. El libro analiza lúcidamente los mecanismos de manipulación de las potencias dominantes, librando la guerra cultural contra sus marginalidades internas y los pueblos de la periferia. Esto se aprecia en la historia del último medio milenio en donde notamos el intento de los países más desarrollados de someter al resto del planeta con el pretexto de imponerles una cultura hegemónica que toma como excusa los ideales racionalistas de la modernidad. La resistencia de los invadidos produjo tanto revoluciones exitosas como oleadas contraculturales que modificaron profundamente a la mismas civilización.
A finales de los años sesenta y setenta la rebelión política, la liberación sexual, el pensamiento delirante, el pacifismo y la sublevación de las etnias parecían prometer una utopía global al alcance de la mano, pero el sistema pervirtió las simbologías contraculturales mediante el fetichismo de la mercancía hasta reducirlas a subculturas de consumo que dieron paso al último avatar de la modernidad: la postmodernidad, con su pretensión de reducir todos los discursos humanísticos al lenguaje del valor de cambio del Mercado Omnipotente. Con este pretexto y sirviéndose a la vez de la agresión armada y de la contrarrevolución monetaria, las naciones hegemónicas libran su última ofensiva contra el Tercer Mundo con el fin confeso de detener la historia, o lo que es lo mismo, la cultura.
La defensa y preservación de la cultura es la pre condición de una respuesta alternativa exitosa de los países de la periferia, dando una esperanza a mantenerla y generando conocimiento apartado de la corrupción y la mano del mercado. En fin la sociedad por si sola es creadora y responsable del floklore y ese valor estético es elevado y perduradero.
Janis Joplin expresaba que el delirio órfico de los eventos musicales y la locura danzante permitirían a las masas de comuniones cada vez más totales y más intensas, que las redimirían de las prisiones de soledad construidas por la civilización industrial alienada.