Un punto importante a considerar es la posibilidad de reventa de nuestro instrumento. Muchas veces uno piensa que el instrumento que ha adquirido es el final, el que llena todo lo que uno siempre soño en cuanto a comodidad, belleza y sonido, pero con el tiempo uno puede sentir que ya no es así o que necesita algo nuevo y diferente y la reventa del istrumento pasa a ser un factor relevante. Desgraciadamente muchas exelentes guitarras customisadas, o de un luthier nacional pierden mucho de su valor al cambiar de manos y por el contrario, guitarras como una Gibson Les Paul incluso pueden ser una buena inversión.
Por otra parte, cuando uno compra una guitarra, prueba un instrumento terminado y si no cumple, pues no se compra y listo, en un istrumento mandado a hacer la verdad es que a veces el sonido no es el que uno esperaba y no hay mucho que hacer. Son muy contados los artesanos que logran una consistencia entre sus instrumentos.
En cuanto al gasto, por supuesto que un buen guitarrista va a sonar bien con el instrumento que sea, pero la misión del instrumento no es solo sonar, es también inspirar a la creación y créeme que un instrumento hermoso, de buen tacto y con buen sonido hace que la creación surja a veces magicamente, no hay nada más desmotivante que tener en las manos un instrumento con el que no nos sintamos a gusto.