LOS DOS PADRES (relato/reflexión)

in #spanish6 years ago (edited)

En una ciudad como cualquiera de las que hay en el mundo, vivían como vecinos dos padres cada uno tenía un hijo a los cuales amaban. Por esas casualidades de la vida los dos eran divorciados y por extraño que parezca se habían quedado cada uno de ellos con la custodia de sus hijos. Uno se llamaba Francisco y el otro Julio.


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Pero ambos padres eran muy diferentes en el trato y crianza de su prole. Francisco era un comerciante muy trabajador y exigente y no le daba nada a su vástago sin que este primero se lo ganara, “Las cosas hay que merecerlas hasta la comida…” era uno de sus dichos preferidos. Nunca tenía para con el menor gestos de cariño espontaneo y nunca le llego a regalar nada. Es cierto que el niño tenía lo que necesitaba pero nada que fuera superfluo o que se pudiera tomar como un lujo innecesario.

– A mí mis padres me crearon así, y yo no voy hacer diferente contigo.

Le decía a cada rato, y de esa manera saco adelante a su hijo que se hizo profesional se casó y se fue hacer su propia vida en otra ciudad.

El otro padre Julio era médico y actuaba muy diferente, siempre protegió a su hijo y casi no le dejaba hacer nada por sí mismo. Desde niño la criatura solo tenía que abrir la boca y él le proporcionaba lo que quisiera. Como resultado el niño nunca supo lo que fue trabajar y lograr las cosas por su propio esfuerzo. Eso fue así hasta que se hizo mayor de edad.

El tiempo y sus consecuencias fueron pasando y estos dos hombres se hicieron viejos y ya no se podían valer por su propio esfuerzo. Ambos esperaban que sus hijos les devolvieran de alguna forma todo lo que habían hecho por ellos, pero tanto uno como el otro sufrieron una decepción y fueron abandonados a su suerte. Los dos hijos hicieron cada uno su vida y se olvidaron prácticamente de ellos.


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Una persona que conocía a los dos padres ya que era vecino de los mismos, fue testigo silente por muchos años y ahora veía el abandono en que estaban los dos viejos y de vez en cuando les hacia compañía y les ayudaba con sus obligaciones, además de llevarle de vez en cuando comida a los dos y conversaba con ellos escuchándoles sus quejas, hasta que un día rompió su mutismo y a cada uno le dijo lo que pensaba.

Primero hablo con Francisco diciéndole.

-Amigo, por muchos años vi como criaste a tu hijo y no digo que lo que le enseñaste estuvo mal; pero te falto equilibrio. Muchas veces lo vi con sus ropas gastadas, y tú esperabas que casi se rompieran para comprarle otras nuevas. Colaboraba contigo en todo y tú ni siquiera le dabas una mesada. Muchas veces me llegaba a mí y me hacia mandados y me decía:

-tío Carlos no tiene nada para mí hoy.

Yo sabía que lo hacía para que yo le diera unas propinas por los favores que le pedía, que muchas veces ni necesitaba, pero con solo mirarlo a los ojos, yo leía esa necesidad de reciprocidad que tú nunca le diste. Como seres humanos debemos en muchas ocasiones recibir más de lo que damos y si es de nuestros padres creo que es obligatorio que eso pase. Es algo que a mi parecer se acerca al amor.

Y eso querido amigo, es lo que ha buscado siempre sencillamente amor; y sabe o cree saber que contigo no lo va a conseguir sino solo exigencias y reclamos. Porque eso fue lo que le diste hasta que se graduó de abogado y se caso con Patricia, que fue la mujer que lleno todos sus vacíos. Déjame decirte que es muy bueno y ambicioso, a ese muchacho lo veo haciendo carrera política y quizá llegue lejos.

En otra ocasión, sentado en la casa de Julio escuchaba como este se quejaba amargamente del ingrato de su hijo cortándolo le dijo:

-Julio discúlpame yo sé de tu calidad humana, de tu entrega como médico, se que a muchas personas curasteis sin cobrarle un centavo y de tu dedicación como padre. Sé que te sacrificaste y todo el fruto de tu trabajo era para la educación de tu hijo, que nunca le falto nada. Y creo querido amigo que allí está el problema.


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-No entiendo Carlos que quieres decir ¿por qué…?

-Tu hijo nunca se esforzó por conseguir nada, todo lo tuvo y quizá eso ahora le pueda pasar factura cuando las cosas se le pongan difíciles y tenga que sudar la gota gorda para lograr algo. Aunque reconozco que fue un estudiante aventajado y que consiguió un buen empleo como profesor universitario, pero uno nunca sabe que nos depara el futuro. Además esa no fue la única consecuencia derivada de esa forma de criarlo; él nunca te vio como alguien que necesitara algo material, yo note esa tendencia al individualismo y hasta al egoísmo.

Es más nunca lo vi comprándote nada y me consta que tu le dabas suficiente dinero toda las semanas. Pero su vida giraba en torno a una sola persona, él. Y tú eras ciego para ver eso y ahora que es un profesional y vive solo, tiene motivos de sobra para justificar todos sus gastos y no pensar en ti, porque a decir verdad de niño no lo hizo de a mucho.

Perdóname que sea tan sincero, pero es que estoy cansado de ver cómo te rompes el coco preguntándote que fue lo que paso. En verdad, en ocasiones para los que estamos afuera es más fácil ver las cosas que para los que las están viviendo esa situación en carne propia, es una de las paradojas de esta vida. Ojalá lo que hablamos te sirva de algo querido amigo antes de irme déjame darte un abrazo, yo te aprecio y siempre podrás contar con mi amistad y mi apoyo que descanses.

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