Historia de medianoche — Capítulo 1 | Relato.

in #spanish7 years ago (edited)
No fue la mejor semana para Carlos, su esposa e hijo lo abandonaron mientras que en su trabajo descuidó un momento los controles de la polea cuyo balancín cayó sobre la pierna de uno de sus compañeros y tuvo que ser amputada; al igual que su puesto de trabajo. La lluvia, que matiza la medianoche hostil, le da un beso gélido con cada gota que se diluye sobre su piel. Bajo el cielo sin estrellas vislumbra a través de la tenue neblina un halo de luz, LA NOCHE, dice en letras de neón. Un bar viejo con paredes cuya pintura en otrora hubo de ser de mejor calidad le brinda la oportunidad para disfrutar de su único interés verdadero: el licor.

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Sobre las mesas descansan las copas a medio beber. El dulce olor a levadura le hace una cordial invitación para el trago. Una música de décadas pasadas crea el ambiente apropiado para pasar un rato agradable. La barra como lugar exclusivo para los clientes frecuentes se encuentra ubicada en el centro del aposento, mientras que el resto del lugar se convierte en una especie de apartado para personas que solo van de paso.

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Mientras el encargado del bar apaga las luces del exterior, Carlos y el resto de los clientes del pueblo siguen bebiendo cervezas en la barra junto al tendero que hace turno. Aun cuando el bar ya hubiere cerrado ellos suelen amanecer. El encargado no tiene problema con esto, siendo un pueblo tan pequeño, con tan pocos clientes, si ellos quieren amanecer en el bar ¡perfecto! mejor para él. Él mismo les da las llaves para que se muden allí y beban todas las botellas que sus débiles cuerpos —y sus carteras— aguanten.

El encargado se marcha dejando la responsabilidad del bar a Jimmy, el tendero.

Carlos hace un gesto con el índice a Jimmy para que se acerque. Un par de clientes se encuentran hablando mientras que otra persona que ocupa el bar al otro extremo de la barra esta mirando su trago, moviendo el hielo en círculos. Jimmy acercó su cabeza a Carlos, asintiendo al gesto que él le había hecho. Posa sus manos sobre la barra llenándoselas de cerveza derramada. Sin prestarle mucha atención, se seca con su pantalón y le pregunta:

—¿Qué sucede? —pregunta el tendero.

—¿Ves a aquel tipo de allá? – Pregunta señalando al hombre sentado solitario al otro extremo.

—Si - Responde. — ¿Qué pasa con él?

—¿Quién es? Primera vez que lo veo.

—Lleva un par de días viniendo por aquí. Solo se queda ahí sentado a jugar con su trago. Pide una copa con ron, aunque la verdad nunca he visto que se la beba. Pero ahí, es como si no estuviera.

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Carlos sacó un paño que guardaba en su bolsillo y se enjugó los labios. Se lo pasó por la frente y las mejillas antes de volverlo a hacer por sus labios.

—Dame otra cerveza, Jimmy. —pide Carlos.

Carlos se bebe la botella de un trago para enseguida pedir otra. El asombro invade el rostro de su amigo Cristian, que lo acompaña esta noche. Un trago bastó para hacer historia el líquido que colmaba la botella. Es raro ver que Carlos se tome una cerveza con tal desesperación, normalmente se la acaba en cuatro o cinco tragos y eso Cristian lo sabía; él no tomaría una cerveza a esa velocidad sin saborear el memorable sabor del alcohol sin una dura justificación. Jimmy le sirve otra cerveza. Total, a él no le importa si se emborracha, si hay que llevarlo en carreta hasta su casa o dejarlo tirado fuera con los indigentes. Él tiene otros intereses.

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Carlos observa a Cristian con una mirada tan vacía de alegría como llena de melancolía, esa mirada que antecede un profundo suspiro que busca dar salida a esas emociones que nos van socavando el alma, esas sensaciones que poco a poco penetran en nuestro ser dejándonos una desesperanza inmensa.

—Lo he perdido todo, Cristian —dice y su voz se quiebra.

—¿A qué te refieres? —pregunta, extrañado.

—A que no sirvo como hombre, ni como padre, ni como persona ¡Que la vida es una mierda! –exclama y golpea la barra mientras se levanta.

Cristian lo mira, expectativo, observando los signos de la borrachera que poco a poco se hacen evidentes: ojos rojos, parpados caídos y dramatismo total. Sin embargo percibe que en sus palabras hay dolor, un dolor verdadero. Ese dolor interno que es tan difícil de ocultar como unas uñas largas o el mal aliento. Ante tal mirada Carlos vuelve a tomar asiento escondiendo su cabeza entre los brazos apoyados en la barra.

—Esta mañana Wendy se marchó con su madre y se llevó a Andy consigo —continuó Carlos. —Y mira — sacó una hoja doblada que guardaba en su bolsillo y se la extendió a Cristian — es la sentencia de un juez, que le da la custodia total a ella.



Esta es la primera parte de una pequeña historia que escribí hace un par de años. Espero que sea de tu agrado y que estés al pendiente de la segunda parte.


Agradecido de tenerte aquí leyendo mis escritos, estas invitado a leer los demás y si te gustan vuelvete mi seguidor.

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Buenas tardes @leikerm96
Menuda racha lleva el pobre protagonista...

Buenas tardes @don.quijote así es. Me parece que ha tenido una mala semana. Próximo a subir la segunda parte. ¡Saludos!

Buena lectura, nos leemos en la próxima!

Nos seguimos leyendo. Pendiente de la segunda parte. ¡Un saludo!

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