El síndrome de Down es una mutación cromosómica acompañada de una serie de características físicas y cierto nivel de dificultad en los procesos de aprendizaje, en este caso denominada trisomía 21. Esta se presenta por la manifestación de un cromosoma de más en la serie 21 (ver imagen del cariotipo que se muestra más adelante); esto trae como resultado que su material genético esté constituido por 47 cromosomas, a diferencias de los niños normales que poseen 46. No se conoce con certeza el porqué nacen los niños con Down, pero lo que sí es cierto que a partir de los 35 años las mujeres comienzan a experimentar una disminución significativa de su fertilidad y hay una mayor probabilidad de concebir un bebé con síndrome de Down.

Los gemelos con síndrome de Down son el resultado de la fecundación entre un óvulo con 24 cromosomas y un espermatozoide con 23 cromosomas; aunque existe un 5% de probabilidad de que un espermatozoide tenga 24 cromosomas. Este óvulo fecundado se divide en dos partes iguales e idénticas genéticamente. No hay manera de saber si una persona va a producir células reproductivas (óvulos o espermatozoides) con un cromosoma demás.

La probabilidad de tener gemelos idénticos con síndrome de Down es mínima. Según estadísticas del Ministerio de Salud de Ecuador, de cada 700 partos uno es de un niño con síndrome de Down y raras veces se trata de un embarazo de gemelos.

Al tener un niño con Down son muchas las responsabilidades que deben afrontar los padres y familiares, pero tener gemelos Down, la responsabilidad y los cuidados se multiplican, pues requieren de atención durante todo el día. Y aunque pueden llegar a integrarse y adaptarse socialmente con otros niños, sigue siendo delicado su cuidado, ya que esta condición viene acompañada de un conjunto de problemas físicos, biológicos y psicológicos, por lo que se necesita unos padres llenos de paciencia y mucha empatía hacia sus hijos. Es necesario estar preparados psicológicamente para llevar el día a día y asumir con mucha responsabilidad la situación. Por tanto, es recomendable que los padres se informen con profesionales acerca de lo que implica este síndrome y primero que todo aceptar su condición y cooperar en conjunto con el resto de la familia, aceptar a sus hijos y disfrutar de ellos en cada momento.

Cuidar de estos niños requiere de mucha energía, por lo que los padres deben descansar lo suficiente cuando tengan tiempo para ello y buscar a otras personas que contribuyan con el cuidado de estos niños. Por otro lado, y más importante, tomar en cuenta que aunque pueden ser ingenuos y cariñosos pueden tener también los mismos sentimientos que otros niños y percibir las buenas y malas acciones de los demás. Entonces se hace necesario brindar a estos niños todo el afecto posible, orientarlos de la mejor manera y cuidar mucho de su salud y tener siempre presente que son seres extraordinarios que no pidieron nacer con esta condición y que dentro de tantas personas ustedes fueron elegidos para ser sus padres.