Relatos del Cementerio N#1. Melodías a las oscuras aguas.
Hola a mis poquitos seguidores, seguramente nadie ha notado mi ausencia, pero en fin, yo sí los extrañé. Pasa que no he tenido tiempo últimamente de postear algo debido a mis responsabilidades universitarias, así que tomé esta madrugada para exponerles el primero de esos que he decidido llamar "Relatos del Cementerio", cosa que se me ocurrió ayer, y pese a que no me he puesto a investigar cosas aparte de referentes a la administración de empresas, le he dado entrada a ocurrencias locas que no le quitarán mucho tiempo al lector. La primera narrativa no es más de una cuartilla, y se titula: Melodías a las oscuras aguas.
Ahí vamos.
Muchas veces le advirtieron a aquel maestro de música que no se acercara al gran lago de aquellas bajas tierras de Europa; sin embargo, él, encantado por la belleza y el misterio de aquella mujer de vestido y ojos negros que se aparecía por aquellos lugares las veces que él decidía volver, no hizo caso de los consejos que ofrecían las personas del pueblo más cercano.
Unas veces con una flauta dulce, otras veces con una armónica, de vez en cuando un violín y en otras oportunidades una guitarra acústica, se disponía a brindar a la briza y a las mansas aguas sus mejores melodías, era entonces cuando aparecía aquella alta dama de largo cabello oscuro y piel de armiño, caminando descalza en silencio a las orillas del oscuro lago, mirándole a los ojos, escuchando su arte. Y allí se quedaban ambos hasta la madrugada, a veces a la luz de una fogata mientras ella permanecía en silencio, ensimismada, analítica, encantada.
Semanas después ya nadie en el pueblo quería hablarle a este hombre, las personas se mostraban esquivas y hasta parecían temerle, susurraban entre ellos y evitaban mirarle a los ojos, él nunca comprendió el motivo, así como jamás dejó de visitar el lago todas las tardes.
Aquella vez ella se acercó a él, y después de mirarlo profundamente a los ojos lo besó, rodeándolo con los brazos, él sintió que debía amar a aquella mujer silenciosa, majestuosa dama, dueña de cada una de las notas que salían de la flauta que le habían estado tocando. La briza sacudía los cabellos de esta y los últimos rayos del sol de aquel día provocaban destellos en el rubio cabello de él, todo lo que el caballero miraba era al amor de su vida entre sus brazos acurrucada en su regazo. Pero lo que los pueblerinos miraban desde lejos y con temor en sus venas era un hombre entre las ruedas que una gran serpiente había hecho alrededor de su cuerpo, mientras que como un fiel animal manso mantenía su extremo principal sobre el pecho de este y su lengua bífida le acariciaba los labios con espantoso afecto.
Y ta taaaann… eso es todo por hoy, la semana que viene traeré otro pequeño relato que no le quitará mucho tiempo a quien lo visualice. Y bien, necesito opiniones al respecto :) ¿Este post estuvo bueno o le faltó algo? Aceptaré críticas, supongo que realmente las necesito. Saludos a quien me lea.
me parece excelente el relato. Tienes buena letra. Sigue adelante.