Historia de un asalto sobre ruedas

Una vez lleno el bus salimos rumbo a san Fernando, debíamos llegar más o menos a las 10pm a destino, pero como es común en este tipo de transporte, se paran por todos lados, a comprar algo, a echar gasolina lo que por supuesto retrasa aún más el largo viaje, al cabo de unas horas ya había oscurecido el cielo, decidí tratar de dormir y cuando casi lo lograba escuche un fuerte siseo a lo que el autobús freno, se había explotado un caucho, rápidamente lo cambiaron pero yo solo podía pensar “a qué hora iremos a llegar” ya mis rodillas dolían, es algo que me suele pasar en viajes largos.

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Partimos nuevamente y el viaje se hacía para mi cada vez más interminable. Pararon nuevamente y mi reacción fue como “ahora que pasa” pero era solo para comer y estirar las piernas un poco, bajamos en un lugar donde vendían empanadas, muchos comieron, otros fueron al baño, yo solo me senté impaciente por largarme de ahí ya que el lugar no era de mi agrado y menos a esas horas. Una vez terminado el descanso abordamos, pero esta vez había nuevos pasajeros los cuales iban parados, cuando el colector (que es como el ayudante del chofer) cobro los pasajes le pregunto a uno de los nuevos pasajeros, una mujer, en que parada se iba a quedar a lo que la mujer hizo silencio y el otro pasajero que iba parado contesto por ella entonces ella asintió diciendo que en esa parada se iba a quedar. La mujer mensajeaba incesantemente a mi lado luego de un rato paro y yo me obligue a dormir un rato más.

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Luego de mi siesta vi que el colector se le acercaba a preguntarle si se iba a quedar en la siguiente parada para la cual aún faltaba un tramo considerable, lo cual no entendí pues esta no era la parada que habían acordado y por qué decirle tanto tiempo antes, inserte aquí mis serias sospechas sobre el chofer y el colector a pesar de los acontecimientos que ahora narrare, la mujer se paró y se dirigió rápidamente a la puerta a lo que luego de unos instantes se paró el hombre que había hecho la recomendación anteriormente, empezó a pegarle gritos al chofer y lo apuntaba, esto solo lo supuse por el gesto que más o menos le vi de espaldas y sus aseveraciones rabiosas “esto es un atraco abre la puerta mamagüebo” debido a que estaba muy oscuro.
El chofer y el colector estaban nerviosos y no abrían la puerta pegaron un tiro que luego me enteré que fue al parabrisas, la verdad creí que habían matado a alguien, cuando abrieron la puerta la mujer salió y entraron dos maleantes más con la cara cubierta. Antes de esto tome mi morral que ya estaba abierto y saque mi cedula de identidad y el pasaporte por el cual tanto había pasado, empuje la maleta de mano que tenía bajo los pies fuerte bajo el asiento y levante las manos, nunca suelo ponerme demasiado nerviosa en estos casos pero luego de creer muerta a una persona estuve al borde de las lágrimas, pasaron por el pasillo con un saco pidiendo todas las cosas de valor, no logre esconder mi teléfono antes de que encendieran las luces así que por miedo a que vieran esta intención lo entregue inmediatamente, vieron mi morral, lo tomo el muchacho encapuchado de un jalón y lo metió en el saco.

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Gritaban amenazando, al joven detrás de mí al descubrirlo intentando esconder algunas cosas le dieron con la parte posterior del arma en la cabeza como decimos aquí le dieron un “cachazo” y a unos cuantos hombres más en los asientos traseros del bus, pero lo que luego vi fue que el más afectado fue el primero, sangraba profusamente por la herida y se estaba quedado casi inconsciente. Una muchacha al lado mío decía cuando le iban a quitar su bolso “aquí solo tengo ropa sucia por favor, no hay nada de valor” y abría el morral enseñando, pero fue en vano al igual que el mío lo tomaron. uno de ellos decía “revisen debajo de los asientos vale” y el que parecía el jefe desesperado, “denme todo, donde está el botín” “voy a elegir a uno” y se le acerco a una señora y le dijo en tono burlón “ doctora, doctora a mí me dijeron que tenías algo ahí bueno pa’ ver” a lo que la señora respondió “la sangre de cristo tiene poder” el tipo dijo “amén” y la dejo.
Yo estaba muy nerviosa porque consiguieran la maleta que había escondido debajo del asiento donde llevaba casi toda mi ropita, que claro, no es mucha, revisaron dos veces pero no lograron verlo. Cuando ya estaban por bajarse e irse en un carro que los esperaba divise mi tarjeta de débito y mi monedero en el piso cerca de mí, empuje la tarjeta a mis pies y luego de que se fueron recogí mi monedero, por supuesto temblaba de una manera descontrolada, los demás acusaban al chofer de complicidad o por haber montado a los asaltantes yo solo agradecía a Dios por estar bien, seguimos el camino y todos hablaban de lo que habían visto, revisaron el estado de los heridos y como ya dije había uno bastante mal, aceleraron un poco para poder llevarlos al hospital, los dejamos y avanzamos hacia el terminal en el cual pude conseguir la manera de llamar a mi papá para que fuera por mí.

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Creo que ocurrieron un par de cosas más, pero las que narré fueron las que logre ver claramente, no puedo recordar por los nervios. Esta ha sido mi experiencia más atemorizante con la delincuencia ya que me habían robado en años anteriores teléfonos, pero nada parecido a esto, estoy segura que si eres de Venezuela te has tenido que enfrentar a una realidad más o menos parecida mejor o peor o por lo menos has leído algo como esto por ahí, esto es lo que vivimos en nuestro país, no saber si llegaremos vivos y la impotencia de ser despojados de nuestras pocas pertenencias cada vez más difíciles de adquirir por parte de personas sin conciencia, aprovechados que no tienen ley que les gobierne, hacen y deshacen a sus anchas.

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Si eres de otro país espero que nunca te tengas que identificar con un relato como este y que te sirva para apreciar tu vida, tu libertad, todas las opciones que te da tu seguro hermoso país, espero algún día poder disfrutar el mío sin miedos.

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