Contando a los que se quedan...

En estos días escuché la frase que me genera muchos sentimientos encontrados… “¡Tenemos que vernos! … me voy del país”. Por un lado la tristeza de pensar que va a estar lejos y que la interacción con esa persona pasará a ser 2.0 (por vía digital), por otro lado también nos sentimos contentos porque va a estar haciendo otras cosas que pueda ayudarlx a cumplir con sus sueños y metas, nuevas perspectivas, nuevas esperanzas, es decir esperar lo mejor para quien se va de corazón.

Más allá de los sentimientos personales, es importante detenerse un momento para analizar las razones para no irse y se podrían en 4 tendencias.

A los que su apego emocional no les permite irse: Este grupo es bastante heterogéneo en cuanto a su diferencia etaria, ya que si bien las personas de edad avanzada en general han desarrollado un apego por el país mucho mayor, la idea de irse les produce desconcierto y desasociego, ya que su memoria histórica es muy amplia. Por otro lado las personas jóvenes que caen en esta categoría se apegan emocionalmente a la familia ya que pensar en dejar a su núcleo familiar es muy difícil, sobre todo si son cabeza de familia ya que asumen los dejarían en situación de indefensión y más en este proceso socio político.

Los que no pueden irse: En este grupo entran las personas que queriendo partir no tienen las condiciones económicas ni de algún familiar o conocido que los pueda recibir en otro país con lo que su proceso de adaptación no fuere tan traumático

No tengo la certeza absoluta , pero considero que la mayor parte de la población joven venezolana en términos porcentuales cae en esta categoría, ya que según ENCOVI 2017 el 87% de la población venezolana está en la pobreza y del total el 52% está en la pobreza extrema que no tiene para comer con sana regularidad, por lo que es difícil pensar en la posibilidad de personas de migrar bajo estas condiciones, aun cuando se han visto casos en los que por el desespero aceptan irse incluso a dormir en plazas públicas, son casos relativamente marginales aunque importantes en sí mismos.

Los que tienen esperanza que el país va a cambiar: Hay que aclarar que de una u otra manera la esperanza de cambio y mejora de las condiciones propias es algo que tienen de mayor o menor medida la gran mayoría de los habitantes del país, ya que en primer lugar es un método de protección psicológica ante las crisis, pero además es una forma de evitar caer en depresiones que te inhabiliten a continuar luchando por sobrevivir.

Habiendo aclarado lo anterior explico que los pertenecientes a este grupo son aquellas personas que teniendo la oportunidad irse prefieren llevar a cabo diferentes tareas para mejorar su entorno y presionar porque sus espacios ciudadanos se vean disminuidos en menor proporción. Lo que amalgama este renglón es tener un esquema de realización dentro del país, utilizando los métodos a los que tenga acceso para eso.

Los que piensan que habría un cambio de poder central en 2018: Esta categoría es la más complicada porque unifica una nueva categoría de emigración que podría darse a partir de 2018 fuera de las 4 tendencias que se mencionaron de emigración, junto con la ruptura de la esperanza por el cambio de las condiciones socioeconómicas del país. En pocas palabras, los que esperan que el gobierno central sea desplazado a más tardar en 2018 por medio de un proceso de votaciones u otras, ya que de no suceder el aumento en la tasa de salida por desesperación (que ya existe) se elevaría exponencialmente y la crisis humanitaria en el país avanzaría de formas insospechadas y potencialmente peligrosas.

A pesar de lo funesta que se vean las opciones de hoy en día, hay cosas que se pueden rescatar de todo este proceso, entre ellas el inicio de la ruptura con el leviatán rentista que no es más que una desvirtuación del Estado-gobierno-sociedad, en el que no entienden las limitaciones y las dependencias de cada uno, con lo que es posible un proceso en donde se fomente real ciudadanía junto a la depuración de estructuras de poder nocivas para la buena forma de hacer país.

Por otro lado la población que tenemos actualmente en el país se ha visto obligada cada vez más a buscar emprendimientos que les permita sobrellevar los embates económicos, lo que es perfecto para la realización de procesos productivos mucho más sanos, desplazando otros que son más dependiente del gobierno.

Y por último la obligación de toda la sociedad de limpiar la concepción que se tiene de política, sobre todo con los sectores más numerosos que se ven decepcionados de lo que han visto en los dirigentes. Aunque hay que hacer una diferenciación en el significado de la política, que es la de apropiarse de tus espacios y aumentar tu poder para el uso de éste (de manera egoísta o idealista), con lo que toda persona tiene una influencia dentro de su entorno de mayor o menor peso.

Definitivamente hay un trabajo inmenso para las personas que sigamos en el país, igualmente para los que se vayan o ya se fueron ya que el proceso de adaptación tampoco es sencillo, sobre todo porque muchos de los que deciden salir dejan un pedazo de su alma atrás. Pero muchos otros países han podido sortear procesos complicados históricamente, este es el momento que nos toca vivir y aun cuando nos pudiese parecer injustos, también es una posibilidad de aprendizaje invaluable, recuerden los países no se acaban, siempre tenemos la opción de reconstruir pero necesitamos fomentar la disciplina para lograrlo.