Como vivimos en una dictadura es importante aclarar que estas elecciones no son para elegir al Presidente de la República sino para legitimar a quienes hoy ostentan el poder, ya que estos comicios están viciados desde el primer momento que fueron convocados por una Asamblea Nacional Constituyente, ilegítima.

Sumado a eso está el ventajismo del candidato de gobierno que utiliza los recursos del Estado para su campaña electoral, que amenaza a los empleados públicos con botarlos de sus puestos de trabajo si no lo apoyan y comprando la consciencia de algunos ciudadanos con cajas de comida y bonos que superan el sueldo mínimo; aunado a eso está la sinvergüenzura y el oportunismo de los demás candidatos que se prestaron para ese circo sin pensar en las necesidades del país.

Por último, y no menos importante, un Consejo Nacional Electoral parcializado y completamente dominado por el Ejecutivo, organismo que por años ha inventando cifras beneficiando al actual régimen, haciendo caso omiso y consintiendo las más recientes denuncias.