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Cada quien vive su duelo a su forma, a unos nos cuesta superar las perdidas más que a otros, lo cierto es que se supera esa etapa pero no se olvida, a pesar que pasan muchos años, el sentimiento de dolor se activa en algunas ocasiones como si nunca se fuese ido, nos cuestionamos como podremos vivir sin ese ser amado que nos llenaba de luz nuestra vida, ese con el que compartimos alegrías, tristezas, molestias, esperanzas, ilusiones, triunfos y derrotas, aquel que seco tus lágrimas en momentos difíciles y celebro tus alegrías.
No habia tocado este tema, porque aún era reciente, estaba muy sensible, pero como siempre en todos mis post lo he dicho, lo mejor para desahogarse es escribir y en esta plataforma muchos con sus palabras me han ayudado. Estas lineas son para un ser especial que dejo una huella imborrable en mi corazón.
Es difícil solo pensar que ya no estarás, que ya no percibiré el olor del café que preparabas por las mañanas, escuchar tus pasos apresurados por el pasillo para levantarme por las mañanas, que al llegar a casa, estuvieses en la puerta con una gran sonrisa y que al partir a clases te despidieras por la ventana aventando un pañuelo blanco, en las noches sin poder dormir me acompañabas con historias de tu juventud, y dormir con la lámpara encendida por tu miedo a la oscuridad, es lo que más me hace falta. Siempre esperabas ansiosamente mi llegada todos los días, irradiabas felicidad, no podías estar molesta con nadie pues te duraba muy poco, eras tan dulce y amable, sin una pizca de maldad. Gracias por llenar mis vacíos de felicidad y mis tardes de café con pan abuelita, te extraño.