CAPÍTULO 1 “EL FIN DE UN LARGO SUEÑO”

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La voz de mi madre aún resonaba en mi cabeza cuando abrí los ojos. Tuve de nuevo ese sueño en el que no podía subir la escalera.“Tú puedes Liz, eres valiente y podrás hacerlo, si te lo propones podrás hacer lo que sea”, decía mamá apoyándome, siempre tratando de ayudarme a superar mis peores miedos.

Me dispuse a levantarme y no podía mover ni un músculo, me sentía incríblemente débil, sin fuerzas, cuando me incorporé se me nubló la vista a causa del dolor de cabeza, me tomó unos minutos distinguir mi habitación. Me senté en la cama y descubrí que no era mi cama ¿Qué era ésta cosa? Parecía un tanque tubular con ventanas de vidrio. Salí rápidamente de allí y lo contemplé desde afuera. Nunca en mi vida había visto tal cosa y me llené de confusión al pensar que yo estaba acostada ahí. Quizá papá quería jugarme una broma con algunos de sus inventos.

Sin saber si estaba alucinando por el dolor en mis sienes, fui hasta la ventana y corrí las cortinas pero cuando las corrí... no había ventana, solo una pared.

-¿Qué rayos..?

¿Qué estaba pasando? Encendí la luz y cuando lo hice el espejo de la esquina me devolvió un reflejo plateado que llamó mi atención. Era yo. Increíblemente era yo. Quedé anonada. Tenía el cabello completamente plateado y estaba increíblemente largo. El corazón comenzó a latirme velozmente y mi mirada prácticamente se desorbitó al acercarme al espejo. No podía creerlo, ni entenderlo ¿Cómo sucedió esto? Lo tomé entre mis manos y sentí su suavidad. La mujer del espejo no parecía yo, era más adulta, mayor, incluso mis pechos parecía más grandes y esa ropa... ¿cuándo compré esa ropa? Estaba vestida con unas mayas negras ajustadas al cuerpo. Parecía superhéroe.

Salí de mi habitación dando un gran portazo, papá había llegado muy lejos con sus bromas cientificas, pero al salir me encontré frente un largo pasillo completamente blanco, techo, paredes y suelo. El miedo recorrió mi espalda con un escalofrío, miré atrás para asegurarme que ésa era mi habitación, pero nada tenía sentido, éste pasillo no formaba parte de mi casa.

-¿HOLA? –grité. -¿PAPÁ? Soy yo, Liz.

Cuando pronuncié mi nombre una puerta se abrió en la pared, era la puerta más extraña que había visto, se abrió lentamente del suelo al techo. Me quedé petrificada sin saber qué hacer. ¿Qué lugar era éste? Seguí llamando a mis padres pero nadie apareció por la puerta, así que me acerqué sigilosamente y entré. Era un laboratorio, pero un laboratorio de ciencia ficción. Había pantallas transparentes relfejando luces y algunas especies de hologramas girando y reproduciéndose en todas partes. La pared del fondo era especial, era enteramente una pantalla enorme que reproducía información rápidamente pero me dí cuenta de que había un anuncio que no se movía, titilaba con una luz roja. Caminé dentro e incluso atravesé uno de esos hologramas para llegar a la pantalla, el anuncio decía:

PROTOCOLO DE EMERGENCIA EJECUTÁNDOSE

Qué increíble. Todo parécia ser un sueño o seguro estaba jugando esos nuevos videojuegos modernos donde tú entras en ellos. De repente, un estruendo me hizo saltar en mi lugar, casi me trago el corazón, cuando miré hacia la puerta había un hombre ahí.

-¡LIZ! –gritó parecía desesperado y perturbado, corrió hacia mí. -¡Ya estás despierta!

Pude ver sangre en su bata blanca y tenía rotos los cristales de sus gafas. Me alejé de él lo más que pude y le pregunté quién era, en qué lugar estaba, pero él solo se acercó a la gran pantalla y tocó el anuncio que titilaba en rojo. De inmediato una explosión de luz e información flotó por todo el lugar, era impresionante y hermoso, yo no podía entender lo que veía ¿qué tecnología era ésta? Archivos guardados, documentos, titulares de prensa y videos comenzaron a reproducirse a mi alrededor, pude ver algo familiar y me acerqué. Era una foto mía, aparecía dormida en una cama de hospital. Miré el siguiente archivo, también era sobre mí y así logré distinguir una cadena de videos grabados por mi padre.

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-¿Q-Qué... es ésto? –dije con temblor en la voz.

-Eres tú , Liz. Éstos archivos contienen tu proceso de regeneración y modificación. –hablaba muy rápido y con nervios, casi no podía entender nada. –Debes tomarlos e ir al Capitolio. Toma. –dijo entregándome una tarjeta de aspecto transparente con circuitos dorados. –Usa esto. Encuentra el escáner y ve por tu padre.

-¿Mi padre? –el hombre me ignoró y me escondió en un armario casi invisible en la pared. Oí disparos y él simplemente, con su cara llena de terror se puso un dedo sobre los labios, indicándome que hiciera silencio. Volvió al laboratorio y tecleó sobre la pantalla enorme. Mientras la puerta corrediza se cerraba pude ver cómo alguien le disparó en la cabeza, llenando la pantalla frente a él de su sangre. El miedo se apoderó de mi garganta y mi pecho y tuve que reprimir un grito, me quedé inmóvil y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos fuera de control. No vi quién lo hizo pero se marchó sin hacer ruido, no oí ni un paso.

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Aterrorizada tapé mi boca para apaciguar mis sollozos. No podía contener mi miedo ni mis lágrimas ¿Qué era esto? ¿Qué sucedía? No sé cúanto tiempo tardé calmando mi respiración y esperando que mi ritmo cardiaco se normalizara. Cuando logré salir del armario y volver al pasillo, mi piernas temblaban como gelatina y mi respiración etaba entrecortada. Corrí sin pensarlo, no miré atrás ni me detuve a decifrar cómo abrir las puertas. Había corrido un par de pasillos cuando un robot empezó a perseguirme lanzando disparos fugaces y mi miedo se intensificó a tal grado que empecé a gritar. Finalmente empujé una enorme puerta y salí a un hermoso y perfecto cielo estrellado.

Seguí corriendo hasta alcanzar una arboleda al frente y cuando sentí que dejaron de perseguirme y dispararme me senté al pie de un árbol pero la fuerza de una explosión me empujó hacia atrás y sentí un fuerte dolor en mi cabeza.

Esperé tirada en el suelo hasta que mis piernas pudieran moverse y el pitido de mis oidos se silenciara. Al reponerme caminé y caminé sin saber a dónde ni porqué. Mi corazón agitado hacía que mi cuerpo estuviera descontrolado y mis pensamientos no tenían un enfoque. Mis manos temblorosas aun sostenían la tarjeta de circuitos dorados y sentía que apenas podía respirar. Subí una pequeña colina y vislumbré un lago, mis rodillas sedieron ante la desesperación de mi cuerpo y mi mente. Sentía que estaba por colapsar, pero al encaminarme hacia el lago vi la cosa más hermosa que mis ojos hayan visto jamás. Una ciudad.

Era una ciudad enorme que se erguía por encima de todo y con sus imponentes edificos que brillaban reflejaban en el cielo nocturno una gama de colores. Había... ¿naves voladoras? O no sé qué cosas que volaban en todas las direcciones y al rededor de los edificios, tanta luz y vida que me hizo encontrar de nuevo el palpitar de mi corazón en mi pecho. Un edificio, el más alto de todos tenía el anuncio digital más increíble. Leía:

CAPITOLIO 2117, LA TECNO-ERA ESTÁ AQUÍ.

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¿La tecno-era? Me quedé contemplando el espectacular anuncio hasta que sentí que mi cuerpo se apagó por sí solo, como si fuera una máquina, como si ya no tuviera batería y antes de desconectarme por completo, lo único que vi fue a una persona venir hacia mí.

Continuará...

¡Gracias por leerme!

@kehiryf

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