En la fría sala del ejecutorio federal, el operador maestro Dr. Isaac Asimov inserta el dispositivo de sincronización del TET dentro de la piel del reo N° 7896324, Robert A Henlein, sentenciado al exilio espacio-tiempo por el delito de traición a la Federación.

Extrañamente, el inexpresivo rostro del director del Centro de Redireccionamiento Temporal (CRT), el General Aldous Huxley, muestra señales de una nerviosa sonrisa que contrasta con el aire de tristeza de Asimov ante la ejecución de quien fuera su mentor.

—General, indíqueme lugar, fecha, hora y misión para ejecutar la sentencia.

—Zhongnanhai, Pekin, despacho del presidente Liu Cixin; 25 de febrero 2050, 8:45 a.m., asesinar al presidente —contestó el director sin titubeos.

La aprobación de la Ley Robinson-Escalci, que exoneró de pena de muerte a exfuncionarios de la Federación, permitió la excusa perfecta para el uso del TET (Transportador Espacio Tiempo) con el doble propósito de poder sentenciar a ese tipo de prisioneros e influir en los acontecimientos mundiales.

El uso del dispositivo subcutáneo, garantizaba que el sentenciado llegase con vida al objetivo planificado por la Agencia de Control Futuro, cuyo presidente Larry Niven, se rehusaba al ascenso del militar como director del CRT.

El fugaz parpadear de la luz en la habitación indicó que la sentencia se había ejecutado.

—Bueno Larry eliminamos el último obstáculo, —dijo un sonriente Henlei, mientras entraba acompañado a la sala y miraba hacia donde segundos se había desintegrado Huxley— podemos continuar los preparativos con el gobierno chino para hacernos del control de la Federación.