Hace mucho tiempo, en una provincia de china, vivía un señor muy mayor que era granjero. Los surcos en su rostro podían reflejar la sabiduría que en él había.

El señor, vivía en una villa donde había muy pocos habitantes y en su granja sólo vivían él y su hijo, junto con sus animales. Tenía un caballo, que un día por la mañana se escapó. Los del pueblo, al enterarse, se fueron acercando uno a uno hasta su casa y todos le decían:

¡Que mala suerte que has tenido!, con un tono de pena hacia el granjero.

Y el granjero simplemente les respondía:

Quizás.

Fuente

Al día siguiente por la mañana el caballo había regresado y además había traído consigo 5 hermosos caballos salvajes, muy fuertes. Los del puedo, al enterarse, se fueron acercando uno a uno hasta su casa y le iban diciendo:

¡Qué maravillosa suerte has tenido!, asombrados con el regreso del caballo y su compañía.

Y el granjero respondía:

Quizás.

Al día siguiente por la mañana su hijo había decidido montar uno de los caballos salvajes que habían llegado, para ir domándolo, y el caballo lo tumbó mientras iban corriendo y el hijo se fracturó una pierna. Los del puedo, al enterarse, se fueron acercando uno a uno hasta su casa y le decía:

¡Qué desgracia, realmente tienes mala suerte! Ahora tu hijo no se puede mover bien.

Y el granjero respondía:

Quizás.

Unos días más tarde, la provincia donde vivían había entrado en guerra con la vecina y por ordenes mayores todos los jovenes de la villa debían prestar servicio militar. Como el hijo del granjero estaba herido de la pierna, no podía prestar servicio y tuvo que quedarse en casa. Los del pueblo, al enterarse, se fueron acercando uno a uno hasta su casa y le animaban:

¡Vaya, que maravillosa suerte que tienes! Nuestros hijos podrían estar condenados a la muerte y tu podrás permanecer con el tuyo a tu lado.

Y el granjero, los miraba y solo respondió:

Quizás.

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El proceso de desarrollo de la naturaleza, de nuestra vida y del mundo es muy basto y complejo y realmente no se tiene toda la información para determinar si una situación es en verdad buena o mala, aunque en el momento todo pueda demostrar que es de una forma u otra. Catalogar la situación de una u otra forma, es adelantarnos.

La verdad es que vivimos adelantándonos siempre y emitiendo un juicio acerca de las situaciones que nos toca vivir, sin darnos cuenta de que la posibilidad de que sea positivo o no, sólo se determinará con el paso del tiempo y mirando hacia atrás. Ya lo mencioné en algun post anterior; los puntos solo son posible unirlos mirando hacia atrás. Sin embargo, la vida debe ser vivida mirando hacia adelante.

Así que, no adelantarnos ni correr emitiendo un juicio sobre una situación aparentemente mala o buena, mantenernos ecuanimes ante ellas, agradeciéndolas y aceptándolas, nos otorgarán aun más alegría

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Nota: La historia no es de mi autoría pero si ha sido escrita de memoria para este post. Su autoría la desconozco.

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Muchas gracias por leerme.

Que puedan todos los seres encontrar la felicidad

Soy Julio César Arvelo, y si te ha gustado este post, y deseas continuar leyéndome, bienvenido/a.

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