Un niño llamado Iván todos los días después de ir al colegio se acercaba a una pastelería donde exhibían los más ricos dulces , el niño solo miraba ya que nunca tenía para comprarlos por ser muy pobre. Un día Iván caminaba junto a un amigo que de repente le dice: "mira Iván, unas monedas se le cayeron a ese señor. Ven, vamos por ellas y compremos esos dulces que tanto nos gustan", Iván miró a su amigo y le dice, "¡no! eso es robar, mejor devolvamos las monedas a ese señor", entonces tomó las monedas y se las devolvió al señor, quien les dice "gracias, niños", se fijó que quien le dio las monedas fue Iván por que el otro niño estaba algo serio.

El anciano se le acerca y le dice "¿oye niño, cómo te llamas?", el chico le contesta que se llama Iván. El señor sonríe, "Por haberme devuelto las monedas te daré un premio". Los chicos lo miraron y le dijeron "síii, queremos unos postres ricos", el señor se ríe "está bien, vengan a mi pastelería y les daré todos los que gusten... los niños felices salieron de la pastelería con muchos dulces para llevar".

Iván quedó tan encantado con esos dulces que dijo: "yo cuando sea grande seré el mejor repostero de la ciudad", a lo que el señor le dice "si estudias mucho y sigues así de honrado te regalare mi pastelería".

Entonces el chico estudió mucho y se gradúo de repostero, al salir de su casa se encontró con el anciano que le dice: "lo prometido es deuda toma las llaves de la pastelería", ambos se abrazaron fuerte ,a partir de ese entonces los dulces de Iván fueron los mejores de toda la ciudad.

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