EL MANICOMIO. (Concurso por @nicklaus)

karinac (49)in #spanish • 6 years ago (edited)

No era fácil, no era nada fácil. Era una tortura tener que pasar por allí cada día. Enfrentarse a un recuerdo que no era tal pues no sabía que tan real podía ser. Solo estaba allí en su mente, escondido, borroso como fiera que acecha. Ese lugar. Oscuro, sombrío, viejo y decadente, lleno de historias, donde una vez solo se escuchaban gritos. Gritos de miseria, de enajenación, de personas que una vez fueron personas, sin rostros, sin nombres, hoy sin vidas. Aquel lugar al que no podía recordar pero estaba allí frente a ella, día a día, como diciéndole:

Estoy aquí y tú eres parte de mí. Regresa..

Elena se consideraba una chica normal. Estudiante universitaria, buen trabajo, un gran amor, si de eso se trataba el éxito entonces ella era exitosa, pero en el fondo sabía que algo le faltaba a su vida, en algún momento algo se perdió, una parte de su vida que se rompió en mil pedazos que se perdieron en su mente. Su pasado no estaba allí, a donde se había ido? donde lo podría encontrar?

Muchas preguntas, una sola respuesta. Tenía que ir a ese lugar, enfrentarlo y preguntarle:

Qué quieres de mí?

Y un día sin pensarlo está allí, sola, temblando, parada frente a esa monstruosa y tétrica estructura quien abrió sus puertas lentamente y le susurro:

Bienvenida.

Dentro de sus fauces comenzó a recorrer sus fríos y desvencijados pasillos y con la poca luz que se filtraba entre las puertas abiertas de las que una vez fueron habitaciones comenzaron a salir pequeñas sombras que con gritos de tormento la llamaban:

Elena, Elena

Elena quería correr pero no podía, el miedo la había dejado como pegada al piso y poco a poco las pequeñas sombras se acercaban y sus rostros se fueron mostrando con lentitud. Se podía sentir un olor que ha Elena se le hizo conocido y sus rostros se mostraron con claridad, deformados, con piel quemada que aún no se desprendía del cuerpo y sus dientes expuestos como sonrisas macabras.

Ese olor, ese olor – pensaba Elena.

Buscaba desesperada entre sus recuerdos. Y de pronto algo cambio. Ese terror paralizante que una vez recorrió su cuerpo fue sustituido por el placer de la muerte y pronto comenzaron a agolparse en su mente todos aquellos recuerdos perdidos. El olor a carne quemada surgió como la más exquisita fragancia jamás creada y la visión de pequeños cuerpos ardiendo como antorchas, corriendo con sus gritos desesperados y otros que se retorcían de dolor tratando de apagar las llamas que envolvían sus cuerpos como fuego del infierno. El extasis de la muerte. Aquella noche de campamento volvía a su memoria como el más dulce recuerdo jamás vivido.

Allí estaban sus compañeros de escuela pagando con sus vidas todos esos años de burlas y miseria en las que fue sumergida. Cerró sus ojos, levanto sus brazos y aspiro con gozo el delicioso aroma de venganza y muerte y sintió el renacer de aquella pequeña niña que regresaba hoy convertida en mujer.

En el tenebroso silencio de aquel recinto que la conocía desde su infancia se comenzó a escuchar la más estruendosa y escalofriante carcajada de quien con voz infernal le susurro:

Estoy en casa.

Fuente

Y fusionados en uno solo, Elena y el viejo manicomio de la ciudad cobran vida para despertar la más horrible pesadilla. Cuerpos mutilados, calcinados, rostros desfigurados como mudos testigos de la más terrible agonía y aquel nauseabundo olor a carne humana quemada que impregnaba el ambiente como esencia divina de muerte, eran vomitados a través de aquellas puertas infernales.