Existe alguien en este mundo que no está perdido, ni es un delincuente, una persona que vive, si!, siente, si!, pero está secuestrado, un rehén que se tambalea y choca con las propias paredes que lo resguardan y que él mismo construye, en cada ocasión que se desprende del protagonismos implícito que conlleva hallarse como individuo.

Es así que a veces no sabemos quiénes somos, y a veces creemos saberlo, es en la búsqueda infinita de nuestra propia identidad que podemos perderlo todo, aunque muchos pasen la vida sin intentar descubrirlo, es inevitable chocarnos con nosotros mismos, en algún momento.

Detalles, decisiones, malas y buenas, van moldeando nuestro vivir, pero hay un elemento vital que nos hace falta para comprender que es lo que nos pasa, y porque nos pasa, ya que por más sencillo que parezca indagarse interiormente, no es así, es lo más complejo que nos puede tocar, un tarea titánica, imposible de delegar, ni pasar desapercibida.

Qué más da, ya estamos aquí!, nos dedicamos a entrometernos en vidas ajenas tratando de hacerlas nuestras, sin saber que ese otro o esa otra, tampoco saben quiénes son, es algo absurdo pero cotidiano, la vida pasa entretenida por un sinfín de distracciones que vagan a nuestro alrededor, mientras le regalamos nuestros tan preciados días, a lo que nosotros creemos que es lo que más nos gusta hacer, y a veces no hacemos nada.

Preguntas?, miles, dudas?, trillones, esto para quien se preocupa por saber y traspasar la frontera de sí mismo, en cambio, muy fácil es avanzar sin ningún tipo de preocupación ni alteraciones, para ese quien se arriesga a darse cuenta al final de su tiempo, que no supo porque vino, ni porqué está aquí. Hay que abrir esta averiguación.

Esa debe ser nuestra búsqueda principal, la que nos debe ocupar en demasía, el caso de nuestra vida, la verdadera llave para poder vivir en libertad y en paz, esa paz interior que funge de vaselina para que todo lo demás ocurra, ya que fluir no se puede, si no conocemos nuestra esencia, nuestro carácter, nuestras marcas, nuestros límites, nuestras capacidades y ese hecho de saber si el protagonista de lo que sueñas, dormido o despierto, eres tú y nadie más.

Como en toda búsqueda, tendremos una recompensa, recibiremos el pago incalculable de saber de qué manera debemos vivir y enfrentar a nuestros enemigos, estos enemigos que intentaron ocultarte dentro de ti mismo durante todo este tiempo, y verás así de esa manera, como el tribunal de la jurisdicción en la que existes encarcelara a los culpables, los cuales una vez ya atrapados, los podemos nombrar sin problemas; “Un tal Orgullo”, “Sr. Miedo”, “Miss Envidia” y el jefe de la banda, “Mr. Ego”.

Así que comienza a poner carteles en todas partes, y recuerda, recibirás muchas pistas y habrá muchos caminos por recorrer, pero si no empiezas a dedicarte a esta búsqueda estarás perdiendo el tiempo, tu tiempo, el cual no se detiene ni deja tregua alguna para tí, el principal y único detective que le interesa resolver este acertijo, este caso verdaderamente privado que se basa en encontrar a “La persona más buscada del Mundo”, tú mismo.