"Brenda, la niña acompañada". Cuento original, (Basado en hechos reales).

in #spanish6 years ago


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"Brenda, la niña acompañada"



En una temporada de vacaciones de 1992, la niña Brenda María Escalona de 8 años de edad, paseaba junto a sus padres en un corto viaje familiar donde visitaban pueblos y caseríos autóctonos de la región del sur de su país, donde se apreciaban paisajes naturales impresionantes y se podía sentir la acogedora recepción de los lugareños, en su mayoría de origen indígena, siempre prestos a servir a turistas y visitantes en un ambiente místico de tradiciones ancestrales.

Durante ese viaje Brenda, que era hija única, aparte de disfrutar de la compañía de su madre Margot y de su padre Carlos, fue acompañada por su tía Elizabeth y su prima Marisol, también de 8 años, con la cual jugueteaba y corría por las calles empedradas de ese pueblito, antojándose de cada cosa que les parecía interesante. Así fue como entre risas y paseos transcurrieron esos cortos 3 días de vacaciones, familiares que marcarían un antes y un después en la vida de una niña que no conocía de maldad, ni oscuridad.


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En el último día del viaje de los Escalona, se dedicaron a comprar suvenires para familiares y amigos, en su mayoría artesanías y manualidades, con los cuales abarrotaron la parte trasera de su camionetica azul resaltando entre estos unas cesticas hechas de moriche, decoradas y pintadas con oleo natural de las tribus indígenas del lugar, que fueron las preferidas de Brenda y su prima Marisol, aparte de unas peculiares maracas que había comprado la mama de Brenda para regalárselas a sus sobrino Danielito, a quien le encantaban los instrumentos musicales, y fue así que durante del regreso de casi 8 horas Brenda y sus prima tocaron las maracas sin cesar cantando y emulando distintos sonidos divertidos.

Ya de vuelta en su hogar la familia Escalona decidió darles la oportunidad a la tía Elizabeth y a su hija Marisol de quedarse en casa por un par de días más, justo lo que quedaba de vacaciones escolares, a lo cual las dos sin pensarlo mucho aceptaron.


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Esa noche del día del regreso, Brenda recibió a su prima en su cuarto, decorado con motivos Disney por todos lados, llenos de muñecos y muñecas colgados en la pared y el techo, y en donde tuvieron que guardar mucho de las cajas y objetos traídos del viaje, en especial las cesticas y las maracas que se habían quedado en las cosas de Brenda y que ella guardó como suyas en un baúl que había en su habitación.

Es misma noche Marisol se enfermó de forma repentina, presentado fiebre y dolor de garganta, lo cual fue atribuido por los mayores al cambio de clima y al largo viaje, haciendo que la pobre Brenda casi no durmiera entre quejidos, bulla, interrupciones y una leve pesadilla ya casi en horas del amanecer.

Al siguiente día la primas pasaron todo el día en el cuarto, debido al quebrantamiento de Marisol y la insistencia de Brenda de seguir jugando con las maracas y sus juguetes, lo que hizo que el día pasara muy rápido y sin querer llegara de nuevo la noche fría, que arruinaría las últimas horas de compañía de las dos niñas, que solo pensaban en compartir.


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Así llego el día de la despedida de las dos primitas, luego de una noche mejor que la pasada, excepto por la repetición de la pesadilla de Brenda, quien aprovechó los últimos minutos de la compañía de Marisol para contarle lo que había soñado en las dos noches anteriores con su compañía en la misma cama.


Brenda: Prima Mari, porque me estabas cantando al oído anoche? Igual que ayer tampoco me dejaste dormir.

Marisol: No mi prima yo he dormido poco, pero no me acuerdo haber hecho nada que no sea mirar las caras de tus muñecos hasta que me durmiera, son muy feos jajajaja.

Brenda: No en serio prima, no me mientas sentí que me hablabas y susurrabas al oído, pensé que tratabas de despertarme.

A lo que la niña Marisol no le dio importancia ya que en ese momento son interrumpidas por su madre Elizabeth, quien la apura en arreglarse e irse despidiendo porque se acercaba la hora de partir.

De esa forma la niña Brenda le da un un fuerte abrazo a su prima, y cargada por su padre Carlos, saluda en despedida al auto que se las lleva, dándose cuenta inmediatamente que se le han quedado unas cosas, entre ellas la cesta y las maracas que eran para el otro primo de Brenda y Marisol, las cuales parece que se quedarán en casa por un tiempo ya que es demasiado tarde, ya se habían alejado lo suficiente como para regresarse.

En lo sucesivo a partir de ese día comenzaron a pasar cosas muy extrañas en la casa de la familia Escalona, principalmente en el cuarto de Brenda, donde la soledad de la hija única, comenzó a ser interrumpida con una presencia cómplice del silencio de la niña, quien duró mucho tiempo en contarle a sus padres lo que le estaba sucediendo.

Fueron 16 noches continuas en las que Brenda soñaba (entre dormida y despierta) con una entidad que al parecer tenía rasgos de infante o gente pequeña, sin conocer nombre o sexo, la niña Brenda compartía la soledad de su habitación con este ser, quien oportunidades podía ser visible a la vista y palpable al tacto, haciéndose pasar como algo “normal” de forma muy extraña, ya que Brenda era una niña muy abierta y suspicaz, difícilmente podría ser sorprendida o engañada a pesar de su corta edad.

Fue en la tercera de semana de estos acontecimientos, y luego de las múltiples pesadillas que Brenda, a petición de sus padres, tuvo que mudarse a su cuarto a dormir con ellos, despertándose igualmente de forma continua en horas de la madrugada, siempre específicamente entre las 3 y 3:30 am, cuando de forma repentina y espeluznante se sentaba en la cama con una rigidez poco común, y comenzaba a hablar dormida, balbuciendo palabras en un especie de idioma desconocido, lo que dejaba a su padres atónitos y preocupados, los cuales solo les quedaba despertarla y preguntarle con que soñaba, a lo que Brenda nunca respondía nada, quedándose los 3 despiertos hasta el punto desvelares antes de poder conciliar el sueño de nuevo.

Fueron días y noches de tensa calma, de mucha preocupación y escepticismo por parte de los padres de Brenda, los cuales se negaban a que hubiese algo paranormal entre ellos, ya que tenía mucho años viviendo allí y la casa era de construcción propia, lo que descartaba cualquier indicio de la existencia de algún alma perdida que pudiese estar merodeando en su hogar original.

Hasta que durante una tarde-noche, mientras Brenda jugaba cerca de su padre Carlos quien miraba televisión en ese momento, que una sombra tenue se apoderó del ambiente de la habitación, y Brenda de forma atónita, miraba al frente como hipnotizada, se paró en cuclillas y trato de avanzar hacia la pared donde no se veía absolutamente nada, por lo menos para su padre, que al darse cuenta de lo que estaba sucediendo quiso moverse rápido pero nunca pudo, Brenda continuaba avanzando esta vez con la mano estirada, como que si estuviese entregando a alguien o a algo.


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En ese instante se abrió la puerta de la habitación de forma repentina, era la mascota de la casa muy querida por todos, su perra “Chela”, al mismo tiempo Brenda logra entrar en sí y con los ojos brotados y despelucada, voltea hacia a su padre con una cara terror, aún no se sabe que fue lo que vio esta niña en ese momento.

Peleas, discusiones sin razón y una situación económica tétrica repentina fue lo que arropó a la Familia Escalona en esos días, lo que acompañado de la situación tan desesperante de Brenda se encontraban agobiados en demasía, al punto de no querer estar en su propia casa.

Por esa razón el siguiente sábado en la mañana deciden ir a visitar a la familia de Margot, la mamá de Brenda, quienes vivían cerca de su casa y en donde moraba su madre y sus hermanas, con las que tenía tiempo si conversar. Fue durante ese encuentro, que Margot y Carlos en su desesperación, proceden a contarles lo que les pasaba a la abuela y tías de Brenda, llenándolas de un asombro total, al mismo tiempo de sentir rabia, más que todo una de las tías de Brenda de nombre Raiza, quien al parecer ya había escuchado historias similares con anterioridad, al punto de conocer a persona cercanas a ella con el mismo caso, teniendo la posibilidad también de resolverle el tan grave problema a sus tan queridos familiares. Conocía una posible solución.

Raiza les hablo de una señora que resultaba ser su ex suegra, con quien convivió por un tiempo mientras era esposa de su hijo Luis Alberto, y la cual de manera constante recibía visitas de personas con problemas similares en su casa, teniendo poderes o habilidades para librar o detectar el origen de este tipo de males que parecía querer apoderarse, no solo de la tranquilidad de sus hogares, si no también de las vidas de quienes pasaban por eso.

Los padres de Brenda al principio dudan, pero en el fondo quieren arriesgarse, ya no tenían nada que perder, luego de conversar con Raiza y pedirle tiempo para pensar dar el paso de visitar a la señora Maritza, son sorprendidos por el llamado de la otra tía de Brenda, Luisa, quien se quedó con la niña mientras Carlos y Margot conversaban del caso con la abuela y la otra tía.

Luisa les relató a los padres, ya asustados de verdad, como Brenda a diferencia de con otras personas, le contó todo lo que había vivido durante esos horrendo últimos días después del viaje de vacaciones.


Brenda: Tía luisa sabes qué? Yo tengo un amiguito.

Luisa: Si de verdad mi amor y como se llama?

Brenda: No se tía, él y yo solo conversamos en las noches, pero nunca hablamos, lo hacemos con la mente.

Luisa: Con la mente Brenda? Como es eso?

Brenda: Bueno tía no se él es chiquitico, y habla bajito así como unos susurros.

Luisa: Y que te dicen mi linda?

Brenda: Tía ellos me dicen que quieren que mi padre se vaya de la casa, que esa casa es de ellos, y que no van a descansar hasta de ver a todos fuera.

Luisa todavía sorprendida y asustada, termina de convencer a los padres de Brenda para que busquen ayuda y les recomienda igualmente a la señora Maritza, la ex suegra de Raiza.

De esa forma, ya convencidos que de algo malo realmente sucedía, los padres de Brenda deciden, luego de ir con la señora Maritza y contarles todo lo sucedido, llevarla hasta su propia casa, el sitio de los acontecimientos, y así poder liberarlos de tan horrenda y desesperante situación que estaba acabando con sus vidas y la de su pequeña hija Brenda.

En la mañana de un domingo bien temprano la familia Escalona se encontraban en su morada preparados, esperando la visita de la señora Maritza, quien les había dado algunas indicaciones previas, las cuales fueron ejecutadas al pie de la letra por los padres de Brenda, quien estaba medianamente al tanto de la situación, pero mantenía un silencio desesperante y un mal humor que no era normal en ella, como sintiendo rabia o desprecio por la venida de esta señora a su casa.

Unos cuantos frascos de agua bendita, cubos de alcanfor, sal y unas crucecitas hechas de palma bendita, fueron los materiales solicitados por la señora Maritza, quien llegaba a la casa acompañada Luisa, la tía de Brenda.


Señora Maritza: Buenas, buenas, con permiso.

Fueron las palabras de la señora vidente al arribar a la casa de los Escalona, y a quien inmediatamente se le pudo notar en su rostro algo de seriedad y una preocupación disimulada.

Margot: Pase adelante señora Maritza está en su casa.

En ese instante del recibimiento sucedió algo inesperado, la perra de la casa “Chela” comenzó a ladrar sin parar, cosa que no hacía regularmente cuando recibían gente estando sus dueños cerca, lo que extraño en demasía a todos, menos a la señora Maritza.


Señora Maritza: Déjala, déjala quieta, ella no me va a morder a mí.

La perra seguía ladrando al señora Maritza sin cesar, le mostraba sus dientes y estaba como poseída en ese momento, revoloteaba y corría alrededor de la señora, que inmediatamente comenzó el ritual de sanación colocando las cruces benditas por todas las esquinas de la casa, hizo un enorme cruz con la sal y el agua en el patio trasero, y mientras lo hacía rezaba sin parar, con el ceño fruncido como luchando con algo verdaderamente malévolo.


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A los padres de Brenda no les quedó más remedio que mandar a su hija fuera de la casa con la tía Luisa, quien entendiendo la situación trató de distraer a Brenda, pero casi sin éxito, porque la niña se mostraba rabiosa e inquieta, se soltaba del brazo de su tía y mostraba una rabia en su rostro que casi se podía ver enrojecido, balbuceaba cosas desconocidas y miraba de reojo a la señora Maritza, quien concentrada seguía con su ritual.

Ya una vez dentro dela casa la señora Maritza empieza a hablar con los padres de Brenda entre rezos y consejos.


Señora Maritza: Él está aquí, corretea por todos lados y trata de huir.

Los padres perplejos casi no hablaban, confundidos y asustados dejaban que la señora continuara.

Señora Maritza: Él quiere a la niña y los quiere a ustedes, es malévolo, muy malo.
-Entro por la puerta trasera, la del garaje.

Margot: Pero de quien habla Maritza? Díganos.

En ese momento se oyó un zumbido por toda la casa, como que si algo extraño, parecido a una ráfaga de viento, chocara con las paredes del hogar.

Señora Maritza: Tráiganme a Brenda de inmediato y siéntenla en esa silla.

Inmediatamente los padres salen a buscar a su hija, quien se niega a asistir al llamado de la señora, gritando, llorando y hasta pateando a sus propios padres, quienes logra al final llevarla hasta el interior de la casa donde al entrar de manera sorpresiva encuentran a la señora Maritza dentro del cuarto de Brenda, ahí estaba parada en el medio de la habitación, sudada, jadeando, mientras toma un crucifijo en la mano derecha y reza con más fuerzas sin parar.


Señora Maritza: Siéntate en este banquito hija, trata de cerrar los ojos.

La señora en su apogeo, comienza a rezar de manera acelerada y con mucha fe, mientras le pasa el crucifijo a Brenda por todo su pequeño cuerpo. Fueron minutos eternos de un silencio sepulcral, hasta que la escena fue interrumpida por un misterioso estruendo, un fuerte sonido de apoderó de la habitación, pero venía de afuera, era como si por las escaleras hubiesen bajado una bandada de animales en tropel, cosa que sorprendió a los Escalona pero no logró interrumpir de ninguna manera a la señora que seguía en su afán de salvar a Brenda.


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Señora Maritza: Ya se fue, se acaba de ir, salió por la puerta principal, ya no volver jamás.

En ese momento se le notó a la niña Brenda un cambio radical en su rostro, cambió totalmente y fue a abrazar a sus padres.

Fue algo tan aliviador que en toda la casa se pudo sentir el cambio de ambiente, y ya casi sin palabras la familia Escalona, de una vez agradeciendo a la señora Maritza, no pudieron dejar de preguntarle que era todo los que había pasado.


Señora Maritza: Ya pasó todo, pero les hago una pregunta donde estuvieron ustedes recientemente?


Y los padres responden sorprendidos.

Carlos y Margot: Fuimos de vacaciones a las montañas, por pocos días.

En ese momento la señora Maritza vuelve a cerrar los ojos mientras caminaba a las afueras de la casa con la familia a un lado y se detiene de repente.


Señora Maritza: Puedo ver algo, está en el cuarto de Brenda, está guardado en un baúl o algo parecido, está en una esquina de la habitación.


Margot: Pero que es señora Maritza, ahí tantas cosas en el cuatro de Breda, que es lo que ve?

Y la señora responde ya con los ojos abiertos y de manera muy segura.


Señora Maritza: Ayyy hija! tienen que estar protegidos cuando vayan a ese tipo de lugares, los niños por su alma limpia suelen ser tomadas por algún tipo de maldad.

-Es un instrumento que emite un sonido, es de madera o algo parecido, ahí es donde está la maldad ahí, ahí.

Inmediatamente el padre de Brenda, recogiendo rápidamente en los recuerdos para lograr saber que podría ser esa cosa, exclama sin dudar.

Carlos: Las maracas, las maracas.

La señora Maritza muy segura y volteando hacia la casa.


Señora Maritza: Si son unas maracas, están el baúl de Brenda, desháganse de ellas inmediatamente, ya yo me voy estoy muy cansada.


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Los padres de Brenda se miran a los ojos sorprendidos y le muestran agradecimiento a la señora Maritza entregándoles unos billetes y algo de comer, a lo que la señora se niega rotundamente recibir.


Señora Maritza. No, de ninguna manera yo no cobro ni un centavo por esto, yo sólo soy un instrumento del Dios de lo buenos que trata de ayudar a las almas que son invadidas.

Así de esta manera la historia de la familia Escalona fue descifrada y resuelta de manera oportuna por esta mujer, quien debido a sus conocimientos y sabiduría espiritual, logró deshacerse de lo que al parecer fue una especie de brujería shamanica, que quedó atrapada en las maracas con que jugaba Brenda todos los días, y que provenían de rituales de despojo indígenas, de sitios como los cuales visito Brenda y sus padres.

Lo que pareció ser unas cortas y sanas vacaciones familiares, se convirtieron en los más horrendos días de una niña que hasta el sol de hoy no ha vuelto a ser víctima del engaño y del acoso de ese acompañante que se quedó con ella durante todo ese tiempo, con una intenciones macabras y destructoras de acabar con su vida y la de sus padres.

Hoy la familia Escalona vive muy feliz, y juntos tratan de olvidar, con mucha unión y cuidados mutuos, lo que fue para ellos una experiencia paranormal que los marcó para siempre, más a la niña Brenda, que ya con casi 10 años intenta dejar atrás esa vivencia que la hizo conocer como “La niña acompañada”.


FIN.


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