Siempre he dicho que Dios ayuda al que trabaja. Es decir al que se pone en acción para hacer las cosas, porque depender de Dios y vivir a la buena de Dios son cosas totalmente distintas.

Conozco a muchos amigos, especialmente religiosos que lamentablemente tienen esta confusión sin preocuparse por analizar las cosas, dejando de hacer las cosas que tienen que hacer con el argumento de que tienen que esperar para ver si es la voluntad de Dios que eso que buscan se dé. Y sí, es un hecho de que queramos o no, dependemos de Dios, porque hay cosas como nuestra existencia, que nunca podremos controlar, y algún día nos vamos a morir, pero eso no debería significar que por eso hay que dejar de planificar y plantearse metas para nuestras vidas, y mucho menos dejar de aprender.

Tomando la línea principal del post, que es sobre el liderazgo, aparte de todos los puntos que expones que definen a un líder y todo lo que implica, agrego que un líder en un proyecto sabe de antemano lo que hay que hacer y lo ejecuta. Es decir, que es una persona a la que no hay que decirle lo que tiene que hacer sino que toma iniciativa y lo hace.

Quizás no necesite para eso ser la persona que marque las pautas en todas las actividades asignando tareas a los demás, pero tomar la decisión de hacer lo que uno sabe que tiene que hacer, de alguna manera marca una pauta importante en el proyecto que se esté intentando ejecutar.