Buen día @nothus!

Esto de quedarnos a contemplar los problemas cada vez que vienen, y lamentarnos no nos lleva a ningún lado. Peor aún si el problema es que estamos a punto de morir, o algo parecido. Lo mejor es despejar la mente y comenzar a buscar soluciones con la mente libre.

Para esto yo tengo una regla personal que llevo aplicando a mi vida hace cierto tiempo. Lo llamo La regla de 5 y 55, y sirve para distinguir claramente la diferencia entre la preocupación y la mortificación. Es como un metro emocional más que todo.

Es simple, sabemos que una hora tiene 60 minutos, entonces partiendo de ahí vemos que la mortificación es 55 minutos para llorar, patalear, quejarse, contemplar cuán miserable es mi vida y llorar por eso, y 5 minutos para medio calmarnos y preguntarnos si hay una solución para esto.

En cambio la preocupación son 5 minutos para llorar, patalear, desahogarse y quejarse, y 55 minutos para disponernos a resolver el problema.

Es cuestión de preocuparnos más, ocupándonos y poniéndonos manos a la obra, y no quedarnos a ver como la vida nos azota y nos pasa por encima.

Saludos!!!