Cómo maté un dragón.

in #spanish6 years ago (edited)

Después de que me dieran mi cupo viajero, me fuí con miserables 2500 dólares a Irlanda. Para no gastarlos todos pensé en sólo visitar parques naturales de esa tierra llena de magía y mitos.

Me encontraba en un bosque de grandes árboles donde difícilmente podría ver qué tan altos eran, sonreía pensando que seguramente y por descuido a un gigante de los cielos se les había caído unas semillas mágicas que dieron origen a ese denso bosque.

Cruzando los dedos por ver algún destello de luz de alguna curiosa y picara hada o pillar a un duendecillo escondido detrás de los árboles, camino observando todo a mi alrededor. Estaba bien abrigado, pues hacía un poco de frío, aunque al adentrarme mas y mas en el bosque la temperatura se hacía un tanto cálida.

Era agradable ver a mi alrededor. Ver hongos y pensar si eran cosmestibles, seguro me quedaría delicioso una salsa caruso con algunos hongos cosechados por mí, perfectos para unas brusquetas. Ver ardillas chismosas como las señoras que tengo por vecinas viéndome desde los hoyuelos de los árboles, asustarme un poco por las sombras de algunos pájaros que pasaban volando. Mi mente resignada a ser adulta dejó la esperanza de encontrar algo de magía y comencé a disfrutar la real y hermosa naturaleza que tenía ante mis ojos.

Tengo una amiga que colecciona piedras de los lugares a donde va, quiere tener piedras de todos los rincones del mundo, y yo estaba presto a ayudarle. Buscando alguna piedra interesante entre las hojas secas, pude ver enterrado en la húmeda tierra algo metálico; hasta en estos lugares llega la contaminación del hombre, me dije en voz alta. Me incliné y fuí a tomar el objeto; era pesado, pero mi curiosidad me dió la fuerza necesaria para tirar un poco más. Un mango de plata engarzado con rubíes y diamantes negros que le seguía una gran hoja ancha y larga, imponente y brillante que destellaba poder. Era una espada lo que había conseguido, empuñándola podía sentir poder, valor, coraje, mi mente explotaba de emoción; mas que eso, podía hablar con ella, me estaba contando su vida, sus historias, sus grandes hazañas, las aventuras. Sentía cómo me contaba que una vez quebraron su alma, cómo sintió que sería su fin, pero fué reforjada y su espíritu restaurado. Era increíble el conocimiento que estaba adquiriendo en ese momento en el que me burlaba de los razonamientos lógicos y la absurda realidad.

Su nombre era Arlyn; así se me presentó, con una voz grave que reflejaba su dureza y sabiduría a lo largo del tiempo en el que ha existido.

-¿Estás preparado joven? -me dijo-. como alertandome.

-¿Preparado?. ¿Para qué?

-¡Para nuestra batalla!. Ya está cerca, ¡ahí viene!

-¡¿Quién viene?!

-Tu destino. Branduff, el Cuervo Negro.

-¡¿Mi destino es un cuervo?! -Le dije-, con miedo y un poco gracia.

Los árboles parecían moverse con pánico, los animales corrían agitados y el bosque comenzó a rugir. ¡Qué fuerza la de aquellos sonidos! cada vez eran más cerca, cada bramar rompía el viento en pedazos. De repente y ante mis ojos un centenar de árboles explotaron en fuego. Humo y cenizas fueron el telón que se abriría a la peor de las bestias, un dragón de ojos rojos como el Tártaro, de su nariz bramaba fuego vivo, tan negro y brillante como un abismo.

-¡¿No me habías dicho que mi destino era un cuervo?! -Le grité a la espada-. Aún muriéndome del miedo era capaz de preguntar.

-Te haces llamar Juanito Jones. ¿Quién se refiere a ti llamándote humano?

-¡Tonta espada! ¡No me jodas en este momento!

-Tu comenzaste con preguntas tontas -Me dijo-. Con voz burlona.

-¡Presta atención! ya se que no eres un héroe, pero si estas aquí es porque estaba escrito. He conocido tu corazón y es tan fuerte como el mío.

Sus palabras no tenían sentido. ¿Por qué creerle a una espada que yo puedo ser capaz de vencer a una soberana bestia que esta cada vez mas cerca de mí?. Las preguntas y respuestas que me pasaban por la mente eran tan poco lógicas y creíbles como el hecho irrazonable que estuviera hablando con una espada, junto al hecho de que deba matar un dragón que tengo justo al frente. La próxima vez que viaje a lugares así, me leeré un libro sobre bestias míticas de las zonas y sus puntos débiles, o mejor viajo a París. La idea de conseguir el amor de mí vida visitando la ciudad del amor es igual de irrazonable, pero menos arriesgado y peligroso.

-¡¿Qué debo hacer Arlyn?!

-¡Dos palabras!"Avathar" y "Naur". Son mis dones. Quién me empuñe podrá volverse uno con las sombras y también puede volverse fuego, pero este último depende del coraje que tenga tu corazón, debes tomar en cueta que... -¡Naur! -Grité-, interrumpiedo la explicación de la espada.

Mis brazos junto con la espada parecíamos un juego pirotécnico de esos baratos que venden en navidad.

-¡Tonto! ¡¿Pero qué haces?! -Dijo Arlyn-.

El dragón voltió la mirada justo donde yo estaba con brío y ferocidad, lanzó un rugido envuelto en llamas del mismo infierno. A duras penas pude esquivarlo, tenía el brazo izquierdo y todo el pecho quemado, el dolor era insoportable haciendo sentir la dolorosa realidad que vivía.

Avathar! Casi pude gritar estando shock por el dolor, corría desbocándome entre los árboles, tropenzando cayendo al suelo para luego volverme a levantar y seguir la marcha con puro pánico mientras me sentía arropado y cubierto por una densa capa de sombras.

-¡Calma a tu corazón juan! o no vivirás para contarlo. Arlyn trataba de someterme a la cordura.

-¡Cierto! ¡Vivir!.

Realidad o fantasía, estaba en riesgo mi vida, no podía huir solamente. Salir del bosque era quedar sin nada que hicíera sombra para esconderme, sería un blanco fácil para un dragón. Si esto es un cuento de hadas, una historia mítica, una película filmada que muchos estan disfrutando en una sala de cine mientras toman refresco o sólo estan pendiente de que "accidentalmente" sus manos choquen con las manos de su cita en el pote de cotufas, tomaré mi papel protagónico y me haré con la vida del dragón y así no caer en las críticas de las maestros del septimo arte y digan que la película tiene mucha trama y diálogo de conflictos intrapersonales del personaje principal y poca acción.

-¡Ja ja ja! Ningún valiente héroe que me haya empuñado antes pensaba cosas graciosas y disparates como lo haces tu; y mas aún a punto de morir. Lo sentí como un cumplido

Traté de armarme de valor mientras sentía como las quemaduras mordían mis heridas con filosos colmillos ardientes.

-¿Cómo lo mato?. Pregunté serenamente mirando la espada.

-Atraviésale el cuello, lo suficiente para que puedas entrar y alcanzar su corazón, o dejas que te trague entero.

Corrí entre los árboles como si fuera un corcel de azabache, me acercaba directo al dragón , no pensaba, no iba a razonar en esos momentos, si me tropezaba y caía, difícilmente iba a poder levantarme. Estaba muy mal herido y el dolor era insoportable.

En mero arrebate de valentía o estupidez, tomé la cola del dragón como escalera que ascendía a las puertas del inframundo. Estando en su lomo seguí avanzando como si mis pies hubieran sido bendecidos por el mismísimo Hermes. Una carrera de obstáculos entre las gruesas escamas de la bestia y sus alas que me trataban de embestir con cada batir. Logré llegar al borde de sus hombros tan calientes como un volcán, rogué a los cielos por una fuerza titánica, empuñé la espada como los grandes de la historia, imaginaba a Sigfrido aplaudiendo de pie con emoción, a Hércules vitoreándome.

Nauuur! -Grité- Poniéndole hasta mi ultimo aliento.

Me convertí en un fenix, era la esencia pura del mismo fuego. Teniendo a Arlyn como mis garras, le desgarré el cuello al Cuervo Negro, la herida parecía erupcionar como un volcán, pero no me hería, ahora yo quemaba mas que él, lo sabía al sentir mi sangre hirviendo y como transpiraba vapor. Me adentré en su interior y le atravesé el corazón convirtiéndome en una saeta ardiente. Una gran explosión sobrevino en el lugar, perdí el conocimiento.

Al despertar estaba aún en el bosque, cada árbol intacto. Todo era normal, sin rastros de mi gran hazaña.

-¿Habría probado uno de esos hongos que había visto y no me acuerdo?

-Sonreí y pensé- mañana saldré para Venezuela y venderé los dólares que me quedan.

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Fuente

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Magnífico, propio de un buen cortometraje, saludos.

Menos mal que aclaraste que volverías y venderías los dólares porque ya me estaba preocupando que se hubiesen perdido o quemado. Muy buena historia @juanitojones, emocionante y divertida.

ja ja ja ja <3

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