Cuéntame qué os pasó (Novela) II

in #spanish7 years ago

Capítulo 2
Casi se desmaya de alegría cuando sus manos rasgan cuidadosamente el sobre que acaba de entregarle en mano el cartero y cuyo remite, escrito en letras romanas de una pulcritud esmerada, pone textualmente:
C.I.R. Nº3
CAMPAMENTO DE SANTA ANA
CACERES
Aparte de sus detalles amorosos, lo que más admira en Ramiro es su esmerada caligrafía. Perfectamente legible, proporcionada y sin una sola falta de ortografía, le define –en su opinión- como a un hombre cuidadoso y seguro de sí mismo, capaz de afrontar la vida con decisión y valentía. En contra de los comentarios de muchos quintos ultrajados, jamás ha escuchado pronunciar a Ramiro una palabra mal sonante con relación al estamento castrense, por lo que ella, acordándose de las palabras de su padre, no duda de ninguna de las maneras que el Ejército es una escuela de formación de hombres de provecho, que harán más grande, aún si cabe, a éste histórico país que tanta sangre ha costado levantar.
Ramiro pertenece al octavo y último reemplazo, aquél que se incorpora a filas a finales de noviembre y en su carta anuncia la posibilidad de pasar las navidades en Madrid. Asevera, también, que todos los comentarios coinciden en definir la fecha del 30 de diciembre como el día señalado para el solemne acto de la jura de bandera y anticipa el porcentaje tan elevado de posibilidades que tiene de ser destinado a cualquier acuartelamiento de la capital. Esta es, sin duda, la mejor noticia que le puede dar e imagina, en su mente, excelentes perspectivas que, a pesar del romanticismo implícito de una mujer enamorada, no descartan, en absoluto, el acto hermoso y sagrado de pasar por la vicaría y cambiar el hasta entonces rutinario rumbo de su vida.
Ramiro reseña también, que en la sabana cacereña donde se encuentran las instalaciones del Centro de Instrucción de Reclutas de Santa Ana, hace un frío que traspasa el calcio de los huesos, haciendo tiritar al más pintado. Por tal motivo, en su opinión la instrucción que reciben todos días poco después del toque de diana, viene a ser como una especie de linimento natural para entrar en calor y desentumecer los músculos. Siendo recluta, todavía no sabe lo que son las guardias; pero un simple vistazo a los compañeros veteranos que se refugian en las garitas intentando confundirse con la cal que cubre los ladrillos, le basta para suponer lo poco agradable que debe resultar que le hagan a uno ser centinela en invierno.
Maruja se estremece involuntariamente y continúa leyendo la carta con exhorbitada avidez. Su piedad –supone, entonces- tiene una vertiente completamente egoísta por la suerte de su amado. Siendo un muchacho tan fino, imagina, estremeciéndose, sus aristocráticas manos ulceradas por la dura instrucción con el arma y sus labios agrietados, brillantes por la barra de cacao que, espera, de todo corazón, haya tenido la oportuna precaución de comprar en alguna farmacia durante los días de visita a Cáceres capital que, según le cuenta, suelen ser, única y exclusivamente, los fines de semana.
Escribe unas líneas más abajo, que la comida es abundante –dos platos y postre- y aunque tiene un cierto regusto a bromuro, su apetito es tan infame, que deja los platos tan inmaculados y relucientes, que se podría volver a comer en ellos sin necesidad de que pasen otra vez por el fregadero.
A media mañana todos esperan, con ansiosa glotonería, la calandraca: una barrita de pan con una o dos lonchas de chope, mortadela o jamón de york, que les hacen sentirse como en casa y les ayuda a continuar la instrucción con el ánimo más templado.
“¡Qué exagerado es mi Ramiro!”, piensa Maruja, sonriendo con ternura, para murmurar a continuación: “pero está bien; está muy bien que no pierda el apetito. Eso es algo muy importante cuando se está lejos de casa”. Cuando llega la hora de la despedida, lee que Ramiro la envía un fuerte beso, e inmediatamente imagina que lo tiene allí mismo, a escasos centímetros de ella, estrechándola suavemente de la cintura, bebiendo de sus labios como un pajarito en un charco de lluvia recién caída.
Capítulo 3
Cuesta creer la buena suerte que ha tenido Ramiro al recibir el despacho con la notificación oficial de destino y Maruja casi llora de alegría al saber que lo va a tener tan cerca de casa. Junto a La Maestranza, escondido en la calle Granada y paralelo a la Avenida de la Ciudad de Barcelona, existe un pequeño acuartelamiento que recibe el nombre de Parque Central de Automóviles. Y aunque huelga especificarlo, pertenece al arma de Automovilismo del Ejército de Tierra. El primer sorprendido, no obstante, es Ramiro, que no termina de creer en su propia suerte, pues supone con acierto que tendrá opciones de sacarse el carnet de conducir –incluido el primera especial- sin tener que desprenderse de un solo duro de su bolsillo.
Tal circunstancia, por otra parte, le reporta interesantes perspectivas de futuro y no puede disimular su alegría cuando lo comenta con ella. Es evidente que, una vez licenciado, siempre le ha de quedar la opción de presentarse a cualquier empresa de transportes y solicitar un puesto seguro de conductor, con su sueldo a fin de mes y sus pagas correspondientes, sus vacaciones y su sacrosanta seguridad social. Eso ya es motivo más que suficiente para que en lo más profundo de su corazón, Maruja sienta que se acerca un paso más hacia ese sagrado altar con el que sueña y coqueta, como mujer que es, al fin y al cabo, se relama anticipadamente con el vestido de novia. De blanco, naturalmente, como manda la tradición y como se casó su madre y antes que ella, su abuela, y remontándose mucho más allá en el tiempo, la madre de ésta. Inmaculada e intacta, por supuesto: ¿qué hombre, en su sano juicio, se casaría con una mujer que hubiera perdido su virginidad antes de la noche de bodas?. No puede evitar estremecerse cuando piensa en ello y siente que sus mejillas se encienden como una hoguera en la noche de San Juan. Mantiene tan fresco en su memoria el sentimiento de cosquilleo que experimenta cada vez que Ramiro la abraza y besa sus labios, que se pregunta, ilusionada, qué intenso éxtasis no será aquél que habrá de venir después de la consumación carnal del matrimonio. Tentada está de preguntárselo a su madre, pero conociéndola, desiste inmediatamente, suponiendo que no sería de buena educación hablar de un tema considerado tabú. Pero piensa que, a pesar de todo, no debe de ser un pecado tan mortal cuando la gente lo hace, aunque por educación no hable demasiado de ello en público.
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Enlace a la Primera Parte: https://steemit.com/spanish/@juancar347/cuentame-que-os-paso-novela-i

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"¿qué hombre, en su sano juicio, se casaría con una mujer que hubiera perdido su virginidad antes de la noche de bodas?" El mal concepto que ha impartido la iglesia, en apoyo al machismo y al control de la mujer.

No sé, creo que ese tema ha cambiado mucho y hoy en día no se mira tanto ese 'antes', como el ahora y el después.

Así es, ahora ha cambiado socialmente, aunque la iglesia sigue defendiendo su postura en el rol de la mujer.

No sólo en el rol de la mujer. La Iglesia, y siento si lo que digo puede llegar a ofender, lleva siglos enrocada sobre sí misma, defendiendo tan sólo sus privilegios, sin darse cuenta de que los tiempos cambian; de que hay que volver a encontrar un sentido a la religión y en ese sentido, tanto derecho tiene el hombre como la mujer. Es una lástima que el cristianismo primitivo se viera irremisiblemente interceptado por la quinta columna de la intransigencia y del poder. A Prisciliano, que fuera obispo de Ávila, le costó la cabeza defender precisamente ese estado comunitario, donde hombres y mujeres compartían el mismo destino y los mismos derechos. Concilio de Trento, siglo IV. Pero es sólo mi opinión, repito.

Could you please explain a little,I am curious with the article,I'd like to know.

It's about machism and the situation of the women in the world. In Spain is very preocupant the situation of the women and her partners. Men need open your hearts and minds and think that we are in the XXI Century and not in medieval times.

Todo muy tradicional, muy "de orden". Cuántas miserias ha traído eso.

En efecto: cuanta desgracia y sobre todo, cuanta infelicidad. Esta mañana, cuando bajaba al mercado, me he encontrado con un vecino. Y así charlando, me comentaba que no hemos venido al mundo para sufrir, sino para vivir y disfrutar. Por desgracia, creo que estamos involucionando, y sólo es aparente, sobre todo en temas como este, que nos consideremos modernos y de mente más abierta en cuanto a relaciones y saber estar se refiere.

Ayer hablaba con alguien que decía que las mujeres somos unas lagartas. Lo dijo así, sin temblarle la voz, sin ningún pudor, con gran convencimiento. Me duele pensar que en esta vida no llegaré nunca a ver algo parecido al respeto entre unas y otros, las leyes jamás podrán solucionar lo que piensan tantos hombres. La dictadura que arrasó este país hizo más daño del que parece, aún estamos sufriendo tanta falta de cultura.

Esa es la cuestión: la falta de cultura, donde no sólo la dictadura tuvo un papel relevante, sino también la Iglesia. Ésta y Estado siempre han ido de la mano y como se solía decir, más o menos, no se quiere al burro ilustrado porque un burro ilustrado representa siempre el principio de una revolución. Lo peor, es que en este país utilizamos los tópicos sin ton ni son, pensamos que tenemos todos los derechos del mundo, pero ninguna obligación. La moral, pues, tiene doble filo, porque a lo mejor el que dijo eso, se quedó con las ganas de decir aquéllo otro de excepto las de mi familia, que son todas unas santas.

Great post. Loved reading it and started following. Keep writing. Best regards, Ana

A lot of thanks. I'll try, Ana. My best regards to you, too

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