Tololo, diario de un feo - Domingo 22 de Noviembre (Día 8) (Novela satírica)
Domingo 22 de noviembre
Hoy me he dado cuenta que soy un extraño en mi casa. A pesar del duro trabajo para que esta disponga de las mayores comodidades y avances tecnológicos, para mí ha sido un lugar donde dormir o pasar la resaca. Un motel de carretera donde el sexo es lo primero.
Tal vez sea que ha llegado prematuramente la andropausia y divago sobre cosas aparentemente sin importancia, pero cuando el silbido de las botellas de licor llega a mi cama me levantó presuroso y me meto en la ducha para salir a caminar un rato.
La incitación a ingerir alcohol es como una secretaria que tuve hace años, una jovencita pariente lejana de mi jefe quien vestía con descaro y me acosaba sexualmente y digo esto no porque me haya invitado alguna vez a acostarnos sino por sus acciones mientras estábamos en la oficina.
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Llegaba con una minifalda que cada vez que se sentaba me permitía sin mucho esfuerzo ver sus labios vaginales, ya que ella con descaro acostumbraba abrir las piernas y su escritorio quedaba frente al mío, ni decir de sus senos pequeños pero redondos cuyos pezones se dibujaban a través de la blusa o quedaban a la vista cada vez que se inclinaba para escribir algo y todo este espectáculo era posible ya que la niña no usaba prendas interiores o no se las ponía para ir al trabajo. Por seis meses emulé al fugitivo escapando de la seducción de su hermosa anatomía, porque si bien es cierto que he sido un prostituto farandulero, jamás me he involucrado con alguien que trabajase conmigo, lo más cercano que eso ha ocurrido es con mi esposa a quien conocí dando sus primeros pasos como reportera en la televisión donde igualmente yo laboraba.
Mientras caminaba por la calle el celular repicó y respondí. Era ella preocupada por la llamada que hice ayer.
-¿Seguro que está todo bien?
-Sí, solo deseaba saber si tú lo estabas.
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Para ella escuchar eso fue como si estuviese anunciando la nueva venida de Cristo, porque me respondió.
-¿Estás borracho?
¡Que difícil es convencer a las mujeres que uno les dice la verdad!
-No he bebido este fin de semana.
El Apocalipsis.
-Llamaré a tu hermana para que pase por el apartamento.
-¿Para qué?
-Para que haga lo necesario y hable contigo, debes entender que las enfermedades son cosas serias, yo regreso el martes.
Colgó.
Quedé con cara de niño pobre esperando a San Nicolás.
Me apresuré a llamar a mi hermana para explicarle que todo estaba bien pero tampoco me creyó y almorzamos juntos en el apartamento.
Ella es enfermera. Me tomó la tensión, la temperatura, me auscultó y hasta llamó a un amigo que es doctor para explicarle lo que no tenía. Solo le faltó colocarme un supositorio.
Al final se fue casia las ocho de la noche, más tranquila pero aun preocupada.
Y debo reconocer que es culpa mía, ya que hace unos años echaba bromas diciendo que me dolía el pecho y que podía ser un infarto de corazón, para luego reírme de la cara de preocupación de mi esposa, amigos o familiares, a quien le jugaba la broma, hasta que como el pastorcillo embustero sucedió de verdad y casi muero porque no me buscaron asistencia médica hasta estar casi moribundo.
Recogemos lo que sembramos, así de sencilla es la vida.
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Dia 2:
Dia 3:
Dia 4:
Dia 5:
Dia 6:
Dia 7:
Es bonito leer de tu punto de vista lo que pasa en tu momentos de la vida. Interesante 😀 gracias por compartir.
Gracias por leerme, te aconsejo seguir todo la historia.
Muchas gracias por sus aportaciones
Esta muy arrecho tu post. Eres un prostituto farandulero
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Excelente historia amigo, creo que a màs de uno le ha sucedido, por eso hay que ser serios jajaj.