Exigencia, el sexto mandamiento del escritor

in #spanish5 years ago


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Según el diccionario de la Real Academia Española, exigencia es la “Acción y efecto de exigir.” Pero también “Pretensión caprichosa o desmedida.”

Si nos vamos a la génesis de la palabra que es exigir entonces nos topamos con que esto es “Pedir imperiosamente algo a lo que se tiene derecho.” O en su defecto “Pedir, por su naturaleza o circunstancia, algún requisito necesario. “y existe una tercera connotación “Cobrar, percibir por autoridad pública dinero u otra cosa”

¿Cuáles de estas definiciones estaría acorde con el escritor como para que sea un mandamiento?

Cuando adquirimos el compromiso de escribir automáticamente estamos dándole el derecho a esa tarea el exigirnos hacerlo de la manera correcta o de ir preparándonos con el tiempo, el estudio y la práctica para lograr que nuestras habilidades vayan creciendo, por lo que es indispensable que no nos conformemos con ser uno más sino que vayamos haciéndonos un lugar entre los destacados o que nuestras letras puedan ser las saetas de Cupido que enamoren a muchos lectores.

Tal como he dicho y escrito en muchas ocasiones, el ser humano tiende a conformarse con alcanzar pequeños triunfos o como dice un conocido tango llamado “Cuando me entrés a fallar” “El hombre como el caballo, cuando ha llegado a la meta/ Afloja el tren de carrera y se hace manso y sobón”.

Exigirnos no debe ser una pretensión caprichosa o desmedida sino una condición natural de nuestra disposición para vivir cada día con placer nuestra aventura de crear y recrear sentimientos y visiones que nuestra percepción nos va regalando.

Debemos ser inmortales guerreros que sin ser omnipresentes sean capaces de no desfallecer ante los obstáculos o las vicisitudes que circunstancialmente nos presenta el diario vivir.

Pero debemos cuidarnos que esa autoexigencia no se transforme en destructiva, que no termine siendo un mantra que en lugar de motivarnos nos lleve a amargarnos cuando se nos haga difícil alcanzar algún objetivo y se transforme en estrés.

Igualmente que esta no termine siendo un Frankenstein emocional y acabe convertida en un perfeccionismo que derrumbe el autoestima.

Ernest Hemingway, reconocido periodista y escritor, galardonado con el premio Pulitzer en 1953 y el Nobel de Literatura un año después en 1954, escribió: “Escribir no va sobre hacer dinero, hacerse famoso, conseguir citas, conseguir una ocupación o hacer amigos. Al final va sobre enriquecer las vidas de aquellos que leen tu trabajo y enriquecer tu propia vida al mismo tiempo. Va sobre levantarse, superarlo y vencer. Ser feliz, ¿vale?”.

De tal modo que los extremos terminan siendo caballos de Troya que confunden las perspectivas generales y nos hacen tener una idea errada de la verdadera exigencia a la hora de aplicarla correctamente, por lo cual debemos estar protegidos por la armadura que la percepción nos regala.

En su “Decálogo del perfecto cuentista Horacio Quiroga escribió: “Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.”

El amor es un sentimiento que conjuga muchas cualidades, todas presentes en el soldado que como arma y escudo tiene el papel y el lápiz o más modernamente sus dedos y el teclado para llegar al corazón de su lectores y entre todas esas sin dudas la exigencia que se imponga para lograr el objetivo es una de las más importantes.

La diferencia entre ser uno más o alguien destacado está en el empeño que pongas en eso, en pedirte imperiosamente algo a lo que tienes derecho y aclaro que cuando hablo de destacado no intento puntualizar el que ganes premios o reconocimientos sino que seas capaz de cautivar y tener lectores que enriquezcan sus vidas y por ende la tuya a través de tus letras.

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Gracias por compartir estos mandamientos . Sigo atenta @joseph1956.

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