Compromiso y Constancia el quinto mandamiento del escritor

Algo muy importante en la vida de cualquier ser humano es asumir los compromisos de lo que ejecuta o planifica, es como un acuerdo tácito entre la persona y el esfuerzo que pone en cumplir sus metas.

Sin él no existe el estímulo a dar lo mejor en procura de alcanzar de manera correcta lo planeado.

En el campo literario esto va más allá de una simple promesa porque las metas no tienen un final ya que el aventurero siempre emprenderá nuevos viajes hacia los mundos misteriosos de su imaginación.

De tal forma que el pacto que hace con las letras es infinito, eterno y se acaba con la vida, razón por la cual, quien desea incursionar en ellas debe estar claro de eso y que el mismo tiene en su génesis el deseo de hacer las cosas como se debe para obtener resultados satisfactorios.

Lo primero que debe cumplir son todos los mandamientos principales que acarrea incursionar en una mezcla de realidad con ficción que es el estado paranormal de quien se alimenta y nutre a su lector con historias, poemas u otro género que osa explorar.

Igualmente debe estar claro que sus creaciones pasarán a ser de otros que se identifiquen con ellas, una empatía en la cual se sumergen los lectores haciéndolos sentimentalmente parte de su vida, sin que esto signifique que se pierda la propiedad intelectual del autor de los mismos.

La constancia está ligada al compromiso de una manera infalible y es la que hará que el crecimiento del autor sea perseverante, que las ideas se diversifiquen e igualmente que la disposición a la aventura no decaiga.

Es el combustible del escritor, el que lo hará recorrer pequeños y grandes pasos, el que lo hará ganar espacios y le servirá de escudo ante los obstáculos y también ante los avatares que la crítica malintencionada ofrece.

Ningún camino es fácil ni sencillo y quien crea que este lo es, ya que el mismo se realiza en intimidad o fuera del alcance de multitudes o de compañeros que puedan estorbar lo realizado, está equivocado, ya que la naturaleza humana es inestable, egoísta, egocéntrica e indefinible.

Razón por la cual se crean etiquetas, paradigmas, satanizaciones y un sinfín de epítetos más a quien realiza acciones intimistas donde su interacción social resulta en ocasiones limitada.

De tal forma que quien comienza el camino de llevar su visión particular del mundo que lo rodea o que inventa ayudado por la imaginación a los demás, a través de las letras, incursiona en un campo minado por los estigmas creados a través de los siglos en los cuales se ha catalogado al escritor de diferentes maneras y con cualidades en ocasiones buenas o malas, lo que lo hace definitivamente distinto.

Para poder caso omiso de los prejuicios debe estar dotado o dotarse de compromiso y constancia, ya que estos serán arma, escudo y varita mágica que abrirá los caminos donde se regodearan las ansias de darle rienda suelta a la ficción o a la visión ontológica de lo que lo rodea y podrá superar los rechazos que pueda hacerse a sus obras o textos, buscando el mejoramiento y la superación.

Lo diferente siempre ha sido rechazado y de hecho escritores como Stephen King, J.K.Rowling, Vladimir Nobokov, George Orwell, Rudyard Kipling, Marcel Proust, William Golding, Isaac Asimov, James Joyce y otros fueron en algún momento de sus carreras rechazados al igual que alguna de sus obras, pero estaban dotados de compromiso y constancia y terminaron triunfando por sobre las restricciones o malas críticas de algunos.

Sin estas dos condiciones será ineficaz y banal la incursión de cualquier persona en la aventura de escribir.